UN PROBLEMA SIN ROPA
La próxima aplicación de nuevas
disposiciones estatales, que prohíben la venta de ropa importada por parte de
los cuentapropistas, abre un abanico de opiniones divergentes…
Por Raúl Menchaca López (Cubahora)
Un sinfín de opiniones, a favor y en
contra, han generado las nuevas disposiciones para el trabajo por cuenta
propia, que amplían las actividades para laborar fuera del sector estatal, pero
al mismo tiempo regulan entre otras cosas la venta de ropa, calzado y bisutería
importados.
Las llamadas “Perchas”, algunas
convertidas en verdaderas tiendas de moda de acuerdo con la solvencia económica
de cada dueño, han sido las más afectadas con esas medidas publicadas a finesde septiembre último en la Gaceta oficial de la República.
Lo cierto es que en casi todos esos
establecimientos se venden artículos traídos desde Ecuador, Panamá, México y
hasta la mismísima Miami, por personas que actúan como “mulas”, unas salidas
desde Cuba y otras venidas desde el extranjero, que aprovechan las facilidades
de las regulaciones aduanales del país.
La Resolución No. 222 del Ministerio deFinanzas y Precios (MFP), que aplica la aduana en las fronteras nacionales,
considera los primeros 25 kilogramos (alrededor de 55 libras) del equipaje como efectos personales y, por
tanto, libres de pago. Tampoco pagan derechos de aduana los artículos
importados cuyo valor no exceda los 50,99 pesos y entren al país sin fines
comerciales, según la Resolución de la aduana No 122.
Esas dos regulaciones dejan un espacio
abierto para que las “mulas” pasen por la aduana, libres de polvo y paja,
artículos que después se comercializan en los establecimientos privados que
florecen a lo largo y estrecho de la flaca geografía nacional.
De esa forma, se adulteró el sentido
original de la licencia para sastres y modistas, destinada a permitir la venta
de sus propias producciones o arreglos de ropa. Nada ampara la comercialización
de artículos importados, aunque esos fueran para todo tipo de gusto y con precios
relativamente asequibles que sin mucha bulla compiten con las cadenas estatales
de venta en divisas, las llamadas TRD.
Y la verdad es que esas vendutas
resuelven el problema de un sector de la sociedad, especialmente de los más
jóvenes, que encuentran en esas instalaciones la ropa y el calzado de moda y de
mejor calidad que buscan.
Las nuevas regulaciones sorprendieron, en
buen cubano, “cogieron movidos” a los
vendedores, algunos de los cuales dijeron a Cubahora, en un céntrico mercado al
aire libre en Centro Habana, que esperaban cambios, pero pensaban que sólo
modificarían el concepto de la licencia y aumentarían el impuesto, pero nunca
que se prohibiría vender la ropa que se trae del extranjero.
Como las disposiciones deben entrar en
vigor a fines de este mes, ahora los dueños de las tiendas son visitados de
manera individual para explicarles el alcance de la nueva disposición, como
explicó al diario Granma el asesor del Ministerio del Trabajo y la Seguridad
Social, José Barreiro.
“Se trata de un esfuerzo de conversación
individual para lograr el entendimiento de la legislación”, dijo Barreiro.
Al parecer hay una voluntad gubernamental
de no cerrar de golpe y porrazo esas pequeñas tiendas, con la consiguiente
pérdida para los dueños, sino de, sin extremismos, hacer cumplir una regulación
que muchos se saltan.
Tocará ahora al Ministerio de Comercio
Interior rellenar el vacío comercial que a la larga dejarán esas instalaciones
y absorber una demanda que los establecimientos estatales no siempre han sido
capaces de asumir.
Tal vez, como piden muchos, entre ellos
renombrados economistas, lo más atinado sea aceptar la figura del
cuentapropista vendedor de ropa y cobrarle un impuesto más alto u otorgarles
licencia de importación, con el consiguiente compromiso fiscal, a aquellos que
lo soliciten.
Prohibir no significa que desaparezcan
esos comercios, pues siempre se corre el riesgo de que vayan a esconderse en el
mercado negro y además, sin pagar impuestos.
También hay que tener en cuenta que el
país requiere de un ordenamiento legal que favorezca el éxito del complicado
proceso de actualización del modelo económico que impulsa el gobierno desde
hace tres años.
Como se aprecia, las dos partes tienen
sus razones. De un lado, el Estado busca orden y legalidad, mientras que del otro,
los cuentapropistas quieren asegurar sus inversiones y ganancias, pero en el
medio queda un sector de la población que observa esa dicotomía con inquietud.
Esperemos que prime la razón y se
encuentre una solución de mutuo beneficio que resuelva este problema sin ropa.
2 comentarios:
Decididamente el estado es el mayor freno al desarrollo economico indibidual y social
No queda dudas, el estado es el mayor freno de la economia y el bienestar del pueblo, sistema obsoleto
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