CONECTIVIDAD A INTERNET: EL ÚLTIMO KILÓMETRO... LA CLAVE DEL ÉXITO
Por Rafael de la Osa Díaz (Cubarte)
Tomado de Cubaperiodistas
Reza un viejo axioma de las
comunicaciones que el máximo de velocidad de una conexión depende del tramo más
lento del enlace.
Puedo sonar un poco extraño o sin mucho
sentido, pero cuando una persona se conecta a una red y establece comunicación
con otro punto de la misma, esta comunicación no es un enlace directo entre
ambos puntos, con las mismas características en todo su trayecto.
Por ejemplo, cuando una persona se
conecta desde determinado lugar por una línea telefónica a través de un módem
(equipo que permite conectarse a través de una llamada telefónica) para
alcanzar una red como CUBARTE, y al lograrlo trata de establecer comunicación
directa con otra computadora ubicada, por ejemplo, en el ICAIC (Instituto
Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, entidad que forma parte de la red
CUBARTE), está pasando por una conexión telefónica cuya velocidad de trasmisión
nunca es superior a los 64 Kbps (Kilo bits por segundo), hacia una planta
telefónica digital que enruta la llamada a través de una conexión dedicada
(flujo de datos E1) hacia el nodo de CUBARTE, en donde entra a una red de
computadoras a 100 Mbps (Mega bits por segundo), pasa a un canal inalámbrico de
1 Mbps y entra en otra red de computadoras interconectadas a 100 Mbps. Es evidente
que los canales cambian y las velocidades con que se mueven los datos en cada
uno de ellos también.
Resulta lógico suponer que esa persona de
que hablamos, nunca logrará enviar o recibir datos a una velocidad mayor a 64
Kbps que es el enlace de menor velocidad dentro de esta conexión de ejemplo.
Por lo general el enlace de menor
velocidad es el que conecta al usuario final a la red, ya que el resto de las
conexiones tienen casi siempre mayor velocidad de trasmisión ante la necesidad
de manejar flujos de datos mucho mayores y múltiples. A ese tramo final que
permite la conexión de un usuario final con una determinada red es a lo que
llamamos “Conexión del último kilómetro”.
Si algo puede influir en el resultado
final, además de la velocidad del tramo más lento, es el nivel de congestión
del resto de las conexiones. Nos referimos entonces a que la cantidad de
solicitudes y datos que viaja por uno de estos tramos supera la capacidad real
del mismo para atenderlos, con lo que se provoca una demora (delay) controlada
por el sistema de trasmisión a lo largo de todo el trayecto.
Entonces, si bien la demora en una
conexión de redes de datos puede estar asociada a diferentes factores, lo que
sí determina el máximo de velocidad a alcanzar está asociado a la velocidad del
tramo más lento de la conexión, casi siempre vinculada a la conexión del último
kilómetro.
Es lógico que la conexión del último
kilómetro sea el tramo de menor velocidad, toda vez que se sobrentiende que es
el canal que menos datos a la vez tiene que trasmitir por tener menos usuarios
concurrentes que el resto en el mismo servicio, incluso pudiendo ser uno solo.
Como el objetivo de este artículo es
comentar sobre las posibilidades de acceso a Internet en Cuba de manera
individual (o sea, desde los lugares de residencia de las personas), a partir
de la problemática de solucionar los problemas del “último kilómetro”, pues nos
centraremos en las posibilidades
tecnológicas más comunes y probables de utilizar.
DIFERENTES VÍAS, DIFERENTES MODOS
La variante que más hemos conocido
durante todos estos años es el enlace conmutado. Este se realiza mediante un
módem (viene de la combinación de las palabras “modular/demodular”) que no es
más que el equipo que convierte la señal de datos en el pulso que será
trasmitido a través de la línea telefónica, al final de la cual habrá otro
módem que realiza el proceso inverso. Por eso al comienzo de esta comunicación
ambos módems se ponen en contacto y fijan la velocidad a la que van a
establecer la conexión. Esta velocidad está sujeta al nivel de “ruido” que
exista en la línea a partir de problemas de contacto, fuentes que generen
corrientes parásitas en la línea (como una contestadora automática o un aparato
para teléfonos inalámbricos), etc. En nuestro país se considera bueno cuando
esta conexión logra establecerse a una velocidad que oscila entre 40 y 50 Kbps,
velocidad que para los estándares internacionales de hoy es muy baja. De hecho,
ya la tecnología para este tipo de conexión prácticamente no existe y apenas se
fabrica.
El mundo, ante la necesidad de conexiones
más rápidas y seguras, avanzó hacia conexiones remotas mediante enlaces
dedicados. Después de pasar por varias tecnologías y mecanismos de transporte
de la señal, se han generalizado los enlaces del tipo DSL (siglas de Digital
Subscriber Line, que traducido sería "línea de suscripción digital").
Este es un término utilizado para referirse de forma global a todas las
tecnologías que proveen una conexión digital sobre línea de la red telefónica
habitual a partir de hilos trenzados de cobre, pero que como tecnología permite
trasmitir información a alta velocidad.
De los diferentes tipos de conexiones DSL
la de mayor difusión es sin dudas la ADSL (sigla de Asymmetric Digital
Subscriber Line que significa “línea de
suscripción digital asimétrica”) en la cual la trasmisión no es igual en ambos
sentidos, de ahí su nombre de “asimétrica”, ya que es mucho mayor la
información que viaja hacia el receptor que la que este envía, caso típico de
la navegación a través de páginas Web donde Ud. solo con enviar un clic del
mouse recibe una página Web completa cargada de información de todo tipo. La
tecnología ADSL está diseñada para que la capacidad de bajada (descarga) sea
mayor que la de subida, lo cual se corresponde con el uso de Internet por parte
de la mayoría de usuarios finales, que reciben más información de la que envían
(o descargan más de lo que suben) y esto lo realiza independientemente de si
por la misma línea se está utilizando el teléfono, ya que pueden trasmitirse
ambas señales a la vez por la misma línea. Quiere esto decir que ofrece la
posibilidad de hablar por teléfono al mismo tiempo que se navega por Internet.
Para este tipo de conexión se requiere un
tipo de módem, del tipo módem-router, que está todo el tiempo conectado a la
línea telefónica y permite tanto la conexión del aparato telefónico y de la
computadora o red para el acceso a las redes de datos. Estos equipos se han ido
abaratando con el tiempo dado su masiva utilización en el mercado.
Se le puede señalar como limitante
significativa a esta tecnología la distancia que existe entre el suscriptor y
la planta telefónica a que se conecta, que no debe superar los 5,5 kms, algo
poco común que puede suceder dentro de una ciudad o pueblo. De ahí su rápida
extensión por todo el mundo ante las ventajas que brinda, especialmente, el
poder utilizar la red telefónica instalada con buenos resultados.
Paralelo a este desarrollo de las
conexiones mediante distintos tipos de cable comenzaron a proliferar las
conexiones inalámbricas dentro de las que en los últimos años se han
estandarizado las de tipo WiFi.
Es importante destacar que las
tecnologías inalámbricas siempre consideran un nivel de pérdida por posibles
interferencias. No nos damos cuenta, pero alrededor nuestro circulan decenas de
señales que viajan de manera inalámbrica y por lo general la forma de
diferenciar una señal de otra se hace controlando determinada frecuencia o
rango de frecuencias, pero muchas veces se producen colisiones que hacen perder
determinados fragmentos de la comunicación, que si bien para hablar por
teléfono puede no ser significativo, en la trasmisión de datos sí puede
resultar una pérdida sensible. Es por eso que las tecnologías inalámbricas
tienen formas de reenviar o repetir la misma señal ante posibles pérdidas de
datos, siendo por tanto menos eficientes que las conexiones mediante cables
donde, por ejemplo, la trasmisión por cable de fibra óptica puede considerarse
con pérdida cero.
Otro problema clave que presenta esta
tecnología es el alcance o radio de acción que tienen los emisores de señal y
el nivel de percepción que tienen los receptores de tal forma que garanticen la
correcta recepción de los datos enviados. De aquí que la instrumentación de
enlaces inalámbricos implica la determinación de la técnica a adquirir según el
alcance necesario a abarcar.
Con el desarrollo y alto nivel de
penetración en el mercado que ha tenido la telefonía móvil, pues también
apareció la posibilidad de acceder a las redes de datos desde los teléfonos
celulares. Ya en la actualidad todos los teléfonos conocidos como “teléfonos
inteligentes” o smartphone son capaces de conectarse, además de mediante una
conexión telefónica a la red nacional, a una red de datos mediante una conexión
inalámbrica de tipo WiFi, completamente configurable, convirtiéndose así en un
dispositivo más a tener en cuenta en las redes de datos.
Estos teléfonos vienen ya con un sistema
operativo, al estilo de los que conocemos para las diferentes computadoras y
por tanto con aplicaciones específicas desarrolladas sobre las facilidades que
estos sistemas operativos brindan. Así vemos que tiene una agenda, cliente de
correo electrónico, navegador para páginas Web, programas de oficina (hoja de
cálculo, libreta de notas), reproductor de música y video, visualizador de
imágenes y por supuesto juegos, entre otras muchas. Dos sistemas operativos
marcan la pauta del mercado actual: El IoS de los equipos tipo iPhone de la
empresa Apple Computer y los de la gama Androide defendidos por Google y
especialmente por la empresa Samsung.
Existen otros mecanismos de comunicación
para las redes de datos, pero sería complicar tecnológicamente el tema y no
resultaría imprescindible para el análisis que estamos haciendo. Por tanto
dejemos aquí estas referencias técnicas y pensemos como aplicarlas mejor.
¿Cómo se aprovechan entonces las ventajas
de todas estas tecnologías en función de la conectividad del “último
kilómetro”?
En primer lugar, no es posible pensar en
una solución única para todo el país. En todos los casos la solución será una
suerte de híbrido utilizando cada una de estas tecnologías según las
condiciones técnicas y naturales de cada lugar, además de las posibilidades
económicas para realizar la inversión necesaria.
Imaginemos un edificio del reparto
Alamar, en La Habana, donde hay 30 conexiones conmutadas, o sea, personas que
hoy se conectan a alguna red de datos en el país. Pudiera decidirse que el
resto de los apartamentos se conectaran por la misma vía, pero tendríamos que
tener decenas de módems tipo dial-up disponibles en el país para que ese otro
grupo de apartamentos se conectara.
Por lo general este edificio tiene un
panel central adonde llegan todos los pares telefónicos a utilizar en el
edificio. Imaginemos que vamos a utilizar un par telefónico para montar una
conexión dedicada con la planta telefónica más cercana y colocamos en el
edificio un equipamiento que sea capaz de interconectar con este enlace una
conexión por apartamento. Para cada apartamento habría que tener un
módem-router, pero en este caso es una tecnología más actual, por tanto en
existencia en el mercado y que al parecer se va a mantener un tiempo aún en
uso. Quiere decir que ahora desde cualquier apartamento se pueden conectar mediante
una computadora a la Red Nacional utilizando una conexión dedicada de cada
apartamento al panel central de este edificio y de ahí con el proveedor de
servicios telefónicos. Si mañana la conexión principal del edificio con la
planta telefónica puede ser mejorada (por ejemplo, pasar a ser un enlace de
fibra óptica) pues el resto de las conexiones se mantienen igual y mejora la
calidad y velocidad del servicio.
Ahora bien, si el número de pares
telefónicos no alcanza para todos los apartamentos, entonces se puede instalar
en el panel central del edificio un equipo de trasmisión inalámbrica al que se
conectarían los apartamentos que no cuentan con un par telefónico y así vamos
armando una solución híbrida pero efectiva. De hecho, al instalar la conexión
inalámbrica posiblemente podamos beneficiar a vecinos de otros edificios
aledaños.
Después puede pensarse en un proyecto
inversionista que conecte por un cable de fibra óptica soterrado los edificios
más cercanos a este y repetimos el mismo esquema. Pronto una pequeña red remota
de unos 10 edificios de Alamar cuenta con conexión dedicada, sin una inversión
excesivamente cara, que podría estar beneficiando a 5000 personas. Pero incluso
si la solución del cable de fibra óptica resulta muy cara pues entonces
pensamos en una conexión WiFi (o sea inalámbrica) que interconecte los
edificios.
Espero que este hipotético pero sencillo
ejemplo ilustre cómo se pueden ir haciendo las cosas y que no hay una solución
única para todo, sino que en cada caso se debe aplicar la solución más adecuada
a las características del lugar y el financiamiento disponible.
¿Y entonces qué podemos hacer en Cuba?
Bueno, en primer lugar me parece que
debemos ponernos a trabajar en lo que podamos y olvidar los conceptos
igualitaristas de que todo tiene que ser para todos. Hay que comenzar a
trabajar con los recursos que disponemos y buscando la solución específica para
cada lugar.
Si en La Habana resulta más difícil
comenzar a trabajar por el estado de las líneas de comunicación, la cantidad de
habitantes o cualquier otra razón, pues comencemos por la capital de otra
provincia. Si aún resulta complejo o sencillamente queremos probar algún tipo
de modelo de negocio a pequeña escala, pues tomemos algún pueblo donde la
instalación de estas redes pueda tener una utilidad palpable tanto en el
entorno institucional y empresarial (oficina de la vivienda, notaría, gobierno
local, oficina de correo, empresas de electricidad, agua, etc. y sus
habitantes, tanto mediante espacios públicos como privados).
En cualquier caso la variante inicial más
fácil es habilitar todas las posibilidades de conexión remota conmutada y si no
hay módems tipo dial-up para venderle a la población, pues dejar este problema
en manos de la propia población hasta tanto se puedan instrumentar nuevas y
mejores soluciones. Hoy en Cuba existen centenares de miles de conexiones
conmutadas desde las casas de muchas personas y no siempre se les ofreció en el
país un módem para establecer la conexión.
Esta forma de enfrentar el problema
permite en primer lugar romper la inercia en que nos encontramos, se comienzan
a probar disímiles variantes que después serán generalizadas en otros lugares y
sobre todo empieza a cambiar la mentalidad de los que deciden, los que compran,
los que venden, los que instalan y los que hacen uso del servicio.
No hay que pensar, en primera instancia,
que todo esto se hará para acceder a Internet, pero sí le puede dar una cuenta
de correo electrónico a cada ciudadano y acceso a una red nacional de datos que
está repleta de información a la cual casi no se accede, que cuenta con enlaces
nacionales sobre fibra óptica que apenas aprovechan la capacidad de alto
tráfico que tienen, que quizás por problemas estructurales y organizativos no
facilita el acceso a cada lugar donde está la información, pero sobre todo que
no tiene a nadie pensando en la facilidad y beneficio para todos sino de forma
sectaria para un subconjunto de la sociedad.
Paralelamente se pueden ir también
activando servicios de acceso inalámbrico bajo conexiones WiFi en espacios de
uso público o de gran concentración de población, como es el caso de espacios
con concentración de edificios de residencia, hoteles, terminales de ómnibus,
trenes, aviones, salas de navegación de servicio público, entre otras. Y esto
se puede hacer tanto para computadoras como para teléfonos con estas
posibilidades.
De seguro la implementación de un grupo
de estas medidas y su extensión según las posibilidades económicas del país,
significarán no solo un primer paso en el camino de incrementar la conectividad
a nivel de la población, sino que será también un primer paso en romper con la
inercia y la transformación del pensamiento colectivo en función de ir
encontrando soluciones parciales que, en su conjunto, resuelvan el problema
general: mayor y mejor nivel de conectividad y aplicación de las TIC en función
de la informatización de la sociedad.
¿Qué opinas tú?
(Fuente: CUBARTE)
1 comentarios:
Hola, mi nombre es Héctor, soy uruguayo y vivo en Uruguay. Quería felicitar al autor del artículo por la sencillez al explicar la tecnología de comunicación y por el concepto general sobre cómo encontrar la solución, en este caso para Cuba, para acceder al uso y manejo de internet. He sido defensor de Cuba por su ejemplo de lucha por la libertad y la democracia. Comprendo las dificultades en aplicar las técnicas de informática, muchas veces empleadas como formas de control sobre los pueblos por los enemigos de la libertad. Lo que es claro que ningún pueblo se puede dar el lujo de decirle no a los avances tecnológicos pues sólo a través de ellos la humanidad logrará ser auténticamente libre. Mis saludos, Héctor Marabotto
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