A LOS 120 AÑOS DE EUSEBIO DELFÍN
Por Julio
Martínez Molina (Granma)
Transcurre
en el terreno de las recordaciones, el año del aniversario 120 del nacimiento
de uno de los compositores patrios significativos del siglo XX: el maestro
Eusebio Delfín, palmireño, cienfueguero, cubano, preciso de evocar en cualquier
época.
Su
natal Cienfuegos lo perpetuó a través del concurso de música con su nombre, el
cual identifica, además, a una de las instituciones culturales más prestigiosas
de la ciudad: el estudio de grabaciones dirigido por el cantautor Lázaro
García.
Sin
embargo, hablamos ya en sentido general, en estos días no parece haber
demasiado tiempo, ni ánimos, ni candor, ni romanticismo, ni la proyección
espiritual para procurar razón de la niña que en el tronco del árbol grabó su
nombre henchida de placer y el árbol conmovido allá en su seno a la niña una
flor dejó caer, del tema Y tú qué has hecho.
El
teatro Tomás Terry, sede de los concursos en su honor, fue el escenario primero
que le vio actuar, hace justamente 97 años. Algunas fuentes sostienen que en
1921 y otras en cambio lo ubican en 1923, pero el caso es que le corresponde el
honor de ser precursor de las grabaciones discográficas en nuestro país.
En dicha
placa producida por la RCA Victor grabó varios temas cubanos, como solista o
junto a Rita Montaner u otros intérpretes y en dúo. Con la Única llevó al
fonograma el tema Pensamiento, de Rafael Gómez Mayea, además de otros dos
números.
No
sería hasta 1925 cuando se trasladó de manera definitiva hacia la capital,
lógico destino del artista ya reconocido, plaza donde redimió las posibilidades
de la desdeñada guitarra y desató una furia de aprendizaje del instrumento
entre los jóvenes acaudalados, quienes hasta entonces la consideraban
patrimonio de "clases menores". Delfín introdujo modificaciones en el
modo de tocarla, al desplazarse del rayado tradicional a una variante
semi-arpegiada.
Descendiente
de familia de altos ingresos, el Eusebio niño-adolescente había conocido una
vida bien lejana de la pobreza imperante en la Cuba seudorepublicana. Tuvo
buenos estudios en los colegios Montserrat y de los Hermanos Maristas, de
Cienfuegos. En ambas instituciones recibió lecciones musicales. A los siete
años, ya participaba en el coro de la primera.
Sus
conocimientos sonoros se los debió a los profesores Gelabert, Fernández Barrios
y Vicente Sánchez Torralba.
Más
allá de su reconocida voz de barítono, Delfín fue, sobre todo, un
extraordinario musicalizador, quien trasladó al esquema bolerístico o
cancionístico textos poéticos de Amado Nervo, Gustavo Sánchez Galarraga,
Mariano Albaladejo, Ángel Lázaro, Pedro Mata y otros.
De la
autoría absoluta del trovador nacido en Palmira en 1893 son El ciprés (1918) y
Nunca más (1936), la primera y última canción surgidas de su pluma. Después de
1956, cuando actuó en público en compañía de las hermanas Martí, nunca volvería
a hacerlo. Murió en la capital en 1965.
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