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martes, julio 19, 2011

EL VERDADERO CONSTRUCTOR DE LA TORRE EIFFEL

Por Míriam Zito (Somos Jóvenes)

Reconocida como una maravilla arquitectónica, la Torre Eiffel o La Dame de Fer (La Dama de Hierro) como se le conoce en Francia, es el símbolo de París, su edificio más alto y el monumento que recibe la mayor afluencia de visitantes cada año.

Con una altura de 324 metros, equivalente a un edificio de 81 pisos, desde ella puede vislumbrarse en todo su esplendor la Ciudad Luz.

Edificada para la Feria Mundial de 1889, su creación se acredita al arquitecto Gustave Eiffel, pero la mayor parte de su proyecto constructivo se debe a la labor del cubano Guillermo Pérez Dressler, información que pocos dominan.

Más conocido como Guillaume Dressler, Guillermo Pérez Dressler nació en 1860 en la villa de Guanabacoa. De procedencia española, su padre, Juan Pérez Zúñiga, vio la luz en la isla caribeña, de donde también era su madre, Purificación Dressler de la Portilla, de padre escocés y madre cubana.

El gran talento del joven para el dibujo y la arquitectura, hizo que sus padres se trasladaran a La Habana para que cursara esa carrera universitaria. Poco después de cumplir los 15 años, muere el padre de Guillermo, y la familia queda en ruinas, por lo que el joven abandona sus estudios y empieza a laborar en una farmacia.

Convencido del gran talento del muchacho, un profesor amigo le tramita una beca para estudiar en la Sorbona, a través de una familia burguesa del Vedado. Con 16 años llega a Paris Guillermo Pérez Dressler, quien muy pronto cambiaría su nombre por el de Guillaume Dressler.

Con honores se gradúa a los 21 años de la prestigiosa universidad y obtiene trabajo en la firma Dumouriez, Valmy et Frères, donde se convierte en uno de sus mejores arquitectos, para acometer la reedificación del puente Peronet y la construcción de la autopista Vichy-Nantes, además del diseño del edificio Charpentier y la catedral de Bersy.

A raíz del fallecimiento del rey Ludwig II de Bavaria, en 1886 la familia real lo contrata para levantar la tumba del monarca en Munich, a lo que se suma la construcción del Nomer Platz, y más tarde el hotel Ciboulette du Lac, en Montmartre.

La vida de Dressler cambia un año después cuando su ex-profesor de La Sorbona, el arquitecto Gravier de Vergennes, le presenta a Gustave Eiffel, quien busca un asistente para la edificación de su famosa torre.

Pronto el cubano, ahora ciudadano francés, se convierte en la mano derecha del prestigioso arquitecto, quien lo nombra administrador ejecutivo. Eiffel, quien además de la torre tiene varios proyectos a la vez, le permite a Guillaume diseñar en su totalidad una cuarta parte de la torre, aunque nunca se le acreditó públicamente al cubano.

Al padecer de vértigo, Eiffel solo subió al primer piso de la edificación, por lo que a partir de ese momento Dressler fue el encargado de la obra y supervisó su construcción íntegramente, hasta que se inauguró el 31 de marzo de 1889.

Convocado en julio de ese mismo año a Inglaterra por la reina Victoria, quien lo contrata para edificar The Victoria and Albert Museum and Gardens en las afueras de Londres, Dressler parte el 4 de agosto rumbo a Inglaterra en el HMS Forepina.

Víctima de una tormenta, el barco naufraga y solo cuatro personas sobreviven. Dressler pereció en las aguas del estrecho de Dover, y su cadáver jamás fue hallado. Su nombre fue eclipsado por el tiempo, y hoy solo se reconoce a Gustave Eiffel como único creador y constructor de la torre que lleva su nombre, aun cuando le corresponde gran parte de su gloria a un cubano.

1 comentarios:

Manuel A.Tellechea dijo...

Por Ivette Leyva Martínez

La edición digital de Somos Jóvenes y en el website de Radio Rebelde publicaron recientemente la historia -literalmente increíble- del ingeniero cubano Guillermo Pérez Dressler.

Según ambos medios, que no citan a ninguna fuente, Dressler fue “el verdadero constructor de la torre Eiffel”, y “el cubano que dejó su impronta en la torre Eiffel”, en una historia que parece salida de un cuento de hadas… cubano.

Para no quedarse atrás, el enigmático personaje fue recogido en la enciclopedia digital oficialista Ecured, que emerge como una suerte de Wikipedia criolla al servicio del sistema educacional de la isla.

Otros medios, como Radio Angulo y Visiones Alternativas, de Prensa Latina, reprodujeron la historia apócrifa.

De acuerdo con las referencias de las publicaciones cubanas, Pérez Dressler nació en Guanabacoa en 1860. A los 15 años murió su padre y su familia quedó arruinada, pero un profesor amigo, conocedor de su talento como dibujante, le “tramita” una beca para la Sorbona en París. Allí pasa a ser Guillaume Dressler, se gradúa con honores, construye la tumba de Ludwig II en Munich y más tarde conoce a Gustave Eiffel y se convierte en “su mano derecha” en la construcción de la famosa torre parisina… ya que el empresario e ingeniero francés “padecía vértigo” y no podía subir más allá del primer piso.

Pero la biografía, raíces cubanas e identidad del presunto ingeniero no pueden ser más fantasiosas: una de las pelotas de trapo que suelen servir alegremente por estos días los bromistas de la internet.

Pérez Dressler no existió nunca. La historia apócrifa comenzó a circular hace más de un año en varios blogs, atribuida a la “reconocida periodista y escritora Yenobis Demis-Smaerd, nacida en Cuba en 1968″. La supuesta autora estaría casada con un sueco llamado Björn Smaerd. Como apuntaron algunos lectores entonces en la blogosfera, el nombre de la “periodista” no es más que un anagrama y al revés quiere decir “Siboney de mis dreams”.

Pintor inglés por ingeniero cubano

La foto usada para identificar a Dressler es una imagen de 1880 del pintor inglés John Singer-Sargent (1856-1925). Otra imagen que han circulado en internet con el relato fue sacada de Photofunia, un sitio de efecto especiales aplicados a fotos.

Pero es la Historia quien tiene la última palabra. Tal como recoge el sitio oficial del icónico edificio de París, el diseño arquitectónico fue propuesto por el empresario Gustave Eiffel, los jefes ingenieros Maurice Koechlin y Emile Nouguier, y el arquitecto Stephen Sauvestre, y fue el elegido para la torre que se erigiría en ocasión de la Exposición Universal de 1889.

Gustave Eiffel en la cima de la torre que lleva su nombre. Foto tomada del sitio oficial de la Torre Eiffel
Gustave Eiffel en la cima de la torre que lleva su nombre. Foto tomada del sitio oficial de la Torre Eiffel

Eiffel incluyó como parte del diseño el grabado de los nombres de 72 ingenieros y científicos que contribuyeron de forma decisiva a la construcción, y actualmente se encuentran en los lados del edificio, debajo del primer balcón.
La lista puede ser consultada online y queda claro que ningún hispano participó en la obra -y por si queda alguna duda, ningún nombre se parece ni remotamente a “Guillermo Pérez Dressler” o “Guillaume Dressler”.

La historia apócrifa está llena de guiños y detalles que delatan el tono bromista con que ha sido escrita. El supuesto vértigo de Eiffel es sólo uno de ellos. En realidad, el ingeniero francés no tuvo ningún problema con la altura, sino todo lo contrario: estableció una oficina en la cima de la torre, donde recibía a sus invitados.

Irónicamente, el único dato curioso relacionado con la isla caribeña que forma parte de la historia de la torre Eiffel fue obviado por los medios cubanos: poco antes de la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, el intelectual cubano Walterio Carbonell (1920-2008) izó una bandera del Movimiento 26 de Julio desde el primer balcón de la mítica edificación parisina.