Cuba, segunda patria del béisbol
Por Elio Menéndez (Notinet de Cuba)
Popularizado el béisbol en Estados Unidos a partir de 1845, fecha en que Alexander J. Cartwright funda el equipo Knickerbocker, primero en Nueva York y del mundo, el apasionante deporte de las bolas y los strikes rebasa pronto las fronteras de Norteamérica.
Sus marinos se convierten en principales difusores del nuevo pasatiempo que surge con pasión arrolladora, introduciéndolo en las tierras de países vecinos, Cuba el primero de ellos.
Mucho se ha repetido que el 27 de diciembre de 1874 marca el nacimiento del béisbol en nuestro país por haberse enfrentado en esa histórica fecha Habana y Matanzas en el legendario Palmar de Junco.
No obstante, es de presumir que con anterioridad ya se había practicado el béisbol, tanto en la capital como en Matanzas, lo cual justifica la integración de esos equipos. Lo más exacto parece ser que desde años antes, tal vez 1865 ó 1866, ya se jugaba pelota tanto en el Vedado habanero como en Matanzas, introducida por jóvenes estudiantes llegados de Estados Unidos y por marinos yanquis que visitaban el puerto matancero. El del Palmar fue, eso sí, el primer juego oficial divulgado.
Reafirma el anterior criterio, el decreto dictado el primero de octubre de 1868 por Francisco de Lersundi, Capitán General de la Isla, suprimiendo la práctica del béisbol en territorio nacional, por considerarlo "un juego antiespañol y de tendencia insurreccionales, contrario al idioma y que propicia el desamor a España..."
No estaba del todo "wild" el Capitán General, pues no pocos de los pioneros cubanos del béisbol conspiraron contra el poder de España, e incluso algunos de ellos murieron en la manigua redentora o en el más cruel destierro.
En lo que no existen dudas de tipo alguno, es en la fundación del primer campeonato cubano de béisbol, el cual comenzó el 29 de diciembre de 1878 con un desafío entre Habana y Almendares, los que más tarde devendrían eternos rivales de nuestra pelota profesional. El partido se efectuó en el terreno del Habana, en la calle Línea, Vedado, donde hoy está el hospital materno América Arias.
En su patio, prisionero tras una cerca de alambres que no permite acercamiento a peatones, se halla el busto del mártir Emilio Sabourin, manager del Habana, quien muriera el cinco de julio de 1897 desterrado en el Castillo del Hacho, Ceuta, plaza enclavada en la costa septentrional de Marruecos, pero perteneciente a la provincia española de Cádiz.
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