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miércoles, agosto 29, 2007

Rutas y Andares, atractiva propuesta de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana

Por Yailin Orta Rivera (Juventud Rebelde)

Como para no despertar a los habitantes de Palacio, aquella mañana el andar hacia la vetusta residencia de los Capitanes Generales fue lento y apacible por la antigua calle de madera.

El reloj marcaba las diez, cuando el grupo de personas pareció anudarse frente a la monumental construcción, máximo exponente de la arquitectura cubana del siglo XVIII. Desde allí, Eusebio Leal Spengler, el historiador de la Ciudad, pareció abrir las puertas de los más antiguos secretos atrapados entre muros.

La propuesta fue aguzar la mirada para advertir la diversidad de presencias culturales, las peculiaridades arquitectónicas de una zona en constante movimiento y la belleza personal de un lugar histórico que lucha infatigablemente por trascender el tiempo.

Desde hace más de cinco años, durante los veraniegos meses de julio y agosto, la Oficina del Historiador invita a la aventura de descubrir en familia cada una de las Rutas y Andares del Centro Histórico de La Habana.

Un proyecto que es, al decir de Eusebio Leal, una forma de aproximarse al patrimonio cultural, a la historia del país y de sus piedras, que nos ayudan a encontrarnos con nuestra propia identidad.

Aventura histórica en la ciudad

Las Rutas deparan un recorrido por varios museos. Y los Andares desandan las calles adoquinadas, quizá por los mismos lugares que pasamos a diario, pero con la singularidad de detenernos y apreciar cada sitio con la asistencia de la experta mirada de un especialista.

«Integrar este andar humano con estas rutas trazadas por otras generaciones, es quizá la mística del proyecto», considera Eusebio Leal.

«Nuestro propósito es insertar a la familia cubana en una experiencia que permite el intercambio intergeneracional, creando de esta manera un nuevo espacio para la interacción; lograr que la familia también descubra el Centro Histórico que transita cotidianamente desde una perspectiva atractiva y diferente», agrega.

Este encuentro en Rutas y Andares favorece igualmente la relación de las personas con especialistas de primer nivel que trabajan en la restauración y rehabilitación del Centro Histórico, y con los que promueven o desarrollan la vida cultural de la zona.

Para el Historiador de la Ciudad estas visitas que propician el acercamiento a la historia, las tradiciones, las artes y los oficios, también garantizan la continuidad de la obra social y cultural que se desarrolla en este Centro y promueve la responsabilidad ciudadana en el cuidado y protección del entorno.

«Es una forma además de familiarizar a los más jóvenes con la labor que desarrolla la Oficina y de orientarlos vocacionalmente hacia las profesiones u oficios que la sustentan», explica Leal Spengler.

El gran valor innovador de la idea —agrega— es demostrar que es posible ofrecer una distracción sana, con valores educativos de manera dinámica.

«Para nosotros tiene además la doble valía de que este encuentro permite reconocer la obra restaurada y su significación, para que cuando se apague la memoria de los que vimos las ruinas, quede salvada la memoria social de la historia».

—¿Qué retroalimentación recibe la Oficina del Historiador con esta iniciativa?

—Primeramente nos permite ver dónde están los puntos débiles de nuestra acción cultural que nunca puede ser rutinaria, sino creativa. Nos ayuda a enriquecer y perfilar cada vez más el proyecto cultural mensual que propone la institución.

«También rompe el aislamiento que toda actividad intelectual sin proponérselo supone, al sacar a los intelectuales de su gabinete y ponerlos a recorrer las calles junto a las familias, explicándoles cada resquicio de la antigua ciudad que ellos han vivificado con su labor creadora».

Desandar la Vieja Habana

Rutas y Andares se ha convertido en una opción de turismo cultural para la familia cubana. Miles de personas acuden al Centro Histórico todos los años interesadas en esta propuesta que despierta en los visitantes el respeto y cuidado del espacio que habitan.

La socióloga Liliana Rodríguez, quien todos los años desarrolla un estudio relacionado con el proyecto, asegura que el incremento del número de participantes en cada nueva edición ilustra el impacto de esta proposición interactiva que difunde los valores históricos y culturales de la ciudad.

La especialista explica que en la primera edición participaron más de 3 000 personas y ya a partir del tercer programa los interesados sobrepasan los 10 000. Y este factor ha constituido un constante reto para los trabajadores de la Oficina del Historiador, quienes ante un público ávido y exigente, han tenido que hacer cada vez más interesante la oferta.

Liliana comenta que otro de los incentivos que tiene el proyecto son las premiaciones que reciben las familias según vayan venciendo la mayor cantidad de Rutas y Andares, y esto tiene un carácter acumulativo.

«Se entregan un tercer, segundo y primer premio, y uno especial del Centro a las tres familias que asistan con mayor frecuencia a las opciones. El estímulo son actividades culturales, visitas exclusivas a lugares de interés histórico-cultural, o la posibilidad de acceso a los principales servicios y opciones que la institución brinda», argumenta.

Para descubrir en familia

El programa constituye un recorrido orientado por guías, arquitectos, historiadores, artistas de diversas manifestaciones, arqueólogos, museólogos, y hasta por los mismos padres que les cuenten a sus hijos sus propios recuerdos sobre la ciudad.

Isabel Leal, una de las especialistas de la Oficina del Historiador, quien con elocuencia conduce estos paseos, asegura que el aumento del número de familias ha puesto a prueba todo el sistema del Centro.

«Al asistir mayor cantidad de personas y reiterarse las familias en los recorridos, tenemos que movilizarnos y prepararnos aún más porque aumenta la exigencia del público y sus expectativas. Tenemos que renovar las propuestas y conciliar los intereses de un grupo heterogéneo compuesto por niños, jóvenes y adultos» expresa.

Para Hugo Ramírez, este descubrimiento histórico-cultural interactivo, resulta una especial manera de identificarse con el patrimonio. Ha venido en más de tres ocasiones con su familia a la cita porque cree que los sensibiliza con el Centro Histórico y se obtiene además cultura recreándose.

Yuselys Silveira siempre participa en sus vacaciones en estos paseos, porque asegura que desde entonces La Habana para ella no es la misma. Ahora sus formas tienen otro sentido.

Y Eduardo Pérez afirma que no es lo mismo escuchar hablar de la rehabilitación que tocarla con tus propias manos. Descubrir todos los misterios de la ciudad es una experiencia singular.

La santiaguera María de los Ángeles González se encuentra de visita, y no quiso desestimar la posibilidad de encontrarse con la historia de su capital. Piensa que es una opción muy interesante, instructiva y una oferta con muy buen precio.

El niño Lester Oberto Moreno tiene seis años, su mamá Ariadny lo trae con frecuencia porque él tiene mucho interés en aprender más de su Habana. Ha sido una forma muy dinámica de acceder al conocimiento.

Para la mayoría de los entrevistados, Rutas y Andares constituye una forma culta de entretenimiento y de superación. Una experiencia que no debería ser exclusiva de la capital. Como sugirió Eusebio Leal, existen condiciones en otras provincias para que se emprendan proyectos similares.

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