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martes, junio 05, 2007

Desmontando la homofobia

Por Esther Suárez Durán (Cubarte)

Aunque el 17 de mayo se ha establecido internacionalmente como el Día contra la Homofobia nuestros medios de difusión no se dieron por enterados. Hablaron del Día del Campesino, del Día contra la Hipertensión e, incluso, adelantaron algunas primicias acerca del Día de los Museos, que se celebra el 18 de mayo. No obstante el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) realizó las coordinaciones pertinentes y proyectó el largometraje de ficción Los hombres no lloran, en el cine 23 y 12, con un debate a cargo del crítico y promotor cinematográfico Frank Padrón como colofón de la jornada.

Unos días antes las instalaciones del propio CENESEX habían servido de escenario para una función especial de la obra De hortensias y de violetas, de mi autoría, bajo la dirección del maestro Nelson Dorr. Una propuesta que habla de la maternidad asistida en el caso de una pareja lésbica, a la par que plantea la reflexión acerca de los estereotipos existentes en torno a las mujeres que aman a otras mujeres, el ejercicio y respeto de la responsabilidad individual y el necesario espacio social para la manifestación de la diferencia. La función fue seguida de un interesante intercambio entre los artistas y el público integrado por transexuales, mujeres lesbianas, especialistas y trabajadores del centro y un grupo de profesionales que figuran entre sus más asiduos colaboradores.

De este modo De hortensias… cerraba con broche de oro su primera temporada escénica en la capital, la cual estuvo caracterizada por una excelente acogida del público.

También en fecha reciente la televisión cubana presentó el antológico film Fresa y chocolate, de la triada Paz, Titón y Tabío, tras trece años de haberse estrenado en las pantallas de nuestros cines, rememorando con esta curiosa espera el similar episodio acontecido con la reconocida cinta Philadelphia, que también hubo de aguardar un largo tiempo desde su anuncio en un espacio cinematográfico televisivo nocturno hasta su real presentación en este medio.

El pasado año la serie televisiva La otra cara de la luna, ubicada en el espacio estelar de la novela cubana, incluía entre sus historias una referida a la homosexualidad masculina que tuvo gran impacto entre nuestra población. Con posterioridad la serie brasileña Señora del destino, programada en el horario correspondiente a la telenovela extranjera, veía mutilada la subtrama protagonizada por dos jóvenes lesbianas.

Demoras y mutilaciones son las nuevas manifestaciones del silencio que se pretende imponer a estos temas tan antiguos como el surgimiento de la especie, acerca de los cuales se teje entonces toda una madeja inútil de falsedades, prejuicios, visiones aberradas y morbosas absolutamente divorciadas de un pensamiento científico, humanista y culto.

En las últimas décadas, cada vez con mayor intensidad, miles de profesionales dedican sus esfuerzos al estudio de las diversas expresiones de la sexualidad humana, la construcción de géneros, los diferentes modelos de familia como manifestaciones de las diferentes culturas, del desarrollo propio del individuo y las sociedades en nuevos contextos económicos e ideológicos y, en particular, de la diversidad y la diferencia propias de la especie humana. Un sinfín de modelos y teorías, cada uno más interesante, se elaboran con los resultados de las nuevas búsquedas y conocimientos y se incorporan al acervo humano.

Además de permitirnos Ser diferentes, lo cual significaría una conquista inconmensurable en el plano filosófico y específicamente ético, resulta importante alcanzar a comprender cuánto, dónde, cómo y por qué lo somos. Pienso que una información de tal índole ayudaría a algunos a desmontar arcaicas trincheras tras las cuales se han parapetado por años y a otros les facilitaría el abandono de posiciones fundamentalistas que a la postre resultan absolutamente infecundas. A algunos más tal vez les brinde la tranquilidad de espíritu de la que han carecido por años. En tal sentido considero vital la participación del sistema de educación general, de los medios de difusión y de la creación artística.

El CENESEX tiene una publicación cuatrimestral especializada, de circulación gratuita, la revista Sexología y sociedad, que cumple ya su duodécimo año de vida. Resulta un espacio de carácter inclusivo, abierto a lo nuevo, a la polémica y a la experimentación donde es posible hallar sin tapujos ni estrépito los más recientes discursos producidos por el pensamiento científico y artístico acerca de la sexualidad humana. Al igual que sucede con los temas de la sexualidad, la revista necesita mayor visibilidad.

Con sabiduría la institución prepara sus promotores de salud sexual, colabora en todo programa y acción relacionado con la orientación y la salud sexual, sistematiza los cuidados integrales de salud a los y las transexuales y va creando condiciones para eliminar los obstáculos culturales que atentan contra la dignidad de las personas en razón de su orientación sexual e impiden su plena participación en todos los espacios sociales y su desenvolvimiento como ciudadanos.

En buena parte sus esfuerzos permiten que nuestros especialistas en el tema familia incluyan en sus saberes y visiones nuevas configuraciones que no mucho más tarde llegarán a ser refrendadas por los cuerpos jurídicos pertinentes.

Sin embargo, la transformación de conceptos e imágenes tan profundamente arraigados en la conciencia social, cuya defensa en la mayor parte de los casos va acompañada de ganancia simbólica, el estremecimiento de construcciones garantes del disfrute del poder es tarea compleja que se vuelve viable con la participación multidisciplinaria y, sobre todo, con una acción educativa responsable e inteligente por parte de los medios que contribuya a amplificar las acciones y los resultados que se obtengan en las distintas áreas de actividad comprometidas con el tema de la sexualidad.

Las prácticas e historias de discriminación y ultrajes a la dignidad que todos conocemos y de las cuales muchos han sido infelices protagonistas no tienen cabida en la sociedad revolucionaria, justa y generosa que preconizamos y no precisamente a partir de la tolerancia –palabra que siempre establece dudosas jerarquías-- sino a partir de una concepción inclusiva, de un pensamiento reflexivo y crítico, inspirado en las mejores tradiciones del pensamiento cubano, y del reconocimiento de los genuinos valores sociales.Sin una postura cabalmente respetuosa hacia la diferencia no será posible hablar de una sociedad culta ni esencialmente humanista.

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