Ian Padrón recibió el premio en videoclips en el Cubadisco 2007
Por José Luis Estrada Betancourt (Juventud Rebelde)
Lo extraño es que no hubiera sucedido. Pero es difícil aguantar la «carga» de ser descendiente directo de grandes artistas. E Ian, hijo de Juan Padrón, el reconocidísimo creador de Elpidio Valdés, no iba a ser la excepción.
«Mira, me resultaba muy complicado lidiar con eso, porque todo el mundo me comparaba con mi padre. Y yo no le hice rechazo a él, pero sí a dibujar, a pesar de que aseguran que tenía buenas aptitudes que nunca desarrollé. No obstante, estar dentro de ese mundo me llevó a que, a los 17 años, me decidiera por el cine, y matriculé en el Instituto Superior de Arte, donde me gradué en Cine, Radio y Televisión».
Multigalardonado por su documental Luis Carbonell: después de tanto tiempo, seleccionado por la crítica cubana como uno de los mejores filmes exhibidos en Cuba en el 2001, y reconocido internacionalmente por su cortometraje de ficción Motos —primera tesis de graduación producida en 35 mm por un alumno del ISA—, al estar inscrito en la sección oficial de festivales de Huesca, Sao Paulo, Bilbao, Algarve, Toulousse y Nueva York, Ian Padrón, quien desde muy joven colaboró con guiones para la revista Zunzún y para la serie de animados Filminutos (tiene actualmente 31 años) es más conocido por el gran público gracias a los magníficos videoclips realizados a agrupaciones como Van Van, Buena Fe, Moneda Dura, Vocal Sampling, Los Papines, Adalberto Álvarez y su Son, Ernán López-Nussa, entre otros.
Justamente por esta labor acaba de recibir el premio Cubadisco 2007 en esta categoría por En la luna de Valencia, perteneciente al disco De cero, del villaclareño Diego Gutiérrez, triunfador a su vez en el apartado de trova/pop/rock.
—¿Por qué decides insertarte dentro del movimiento del videoclip cubano?
—Es que los videos vinieron a suplir una carencia de los jóvenes realizadores cubanos, a quienes nos costaba mucho trabajo —de hecho aún nos cuesta— llevar a vías de hecho una obra audiovisual, máxime cuando en la Isla se realiza muy poca ficción y documental. Y cuando uno está más joven lo que quiere es filmar. Así que los videoclips fueron muy importantes en ese sentido. El primero lo hice en 1999 y desde entonces me han seguido interesando. Hoy por hoy pienso que es tan difícil hacer un buen videoclip como un buen corto de ficción o un documental. Y estoy a gusto, aunque a veces tenga que enfrentar incomprensiones, pero me han permitido mantenerme en forma.
—Todavía no se acaba la discusión entre si los videos deben vender o ser una obra de arte. ¿Tú qué crees?
—Si solo cumple una de las dos funciones el resultado será un poco chato, estrecho. Mi pretensión es tratar de lograr una media: un video que alcance su objetivo y al mismo tiempo puedas encontrar en él valores como obra audiovisual. No es bueno ir a los extremos porque en lo artístico puede ser rebuscado, sofisticado o interesante desde el punto de vista visual, pero incapaz de promocionar al artista, y entonces, no es un buen material.
—En los Lucas siempre encuentras una fuerte competencia, sin embargo, en el Cubadisco, de las cuatro nominaciones dos son tuyas: Apretaíto pero relajao (CD Akapelleando, Vocal Sampling) y por el de Diego...
—Lo que sucede es que uno como realizador no presenta las obras a concurso, sino las disqueras, pero además debe cumplir el requisito de que el videoclip en cuestión pertenezca a un disco que esté compitiendo en el Cubadisco, y en Cuba se da la situación de que se produce un fonograma y al año siguiente es que el músico logra sacar el video, y claro, ya no puede participar en el certamen. Este año los discos y los videos de Sampling y Diego Gutiérrez salieron en tiempo, y me tuve que enfrentar a Santana y a Yamir Mayor, por lo que me siento muy orgulloso de mi premio, pues las dos eran magníficas obras.
—Pero también estuviste nominado por el DVD Knock out: Lazarito Valdés y Bamboleo & Manolito Simonet y su Trabuco...
—Efectivamente, es la nueva vertiente que están desarrollando las discográficas cubanas, aunque no es nuevo en el mundo. Casi todo el mundo quiere el DVD porque puedes escuchar la música y ver al artista en escena. Aquí estamos dando los primeros pasos. Creo que empezó Bis Music con uno de Yumurí y sus Hermanos, y este es el segundo. Imagino que de aquí a diez años se hable de la buena calidad de los DVD cubanos como hoy se habla del videoclip.
—¿Y cómo fue la experiencia?
—Yo asumo cada obra a la que me enfrento con mucho rigor, como si esa fuera la más importante de mi vida. Y a ese trabajo le entrego toda la concentración, toda mi energía, quizá por ello cuando al cabo de los años la vuelvo a ver, me sigue gustando. No obstante, todavía hay mucho que aprender, sobre todo de los países desarrollados, que nos llevan ventaja, porque lo idearon, y porque son los dueños de la tecnología.
—¿Y qué ha sucedido con los otros sueños?
—En los ocho años que llevo haciendo videoclips he podido mantenerme realizando también documentales como el de Luis Carbonell, el de Moneda Dura (Concierto de Moneda Dura), el de Carlos Varela (Faja’o con los leones); uno sobre Elpidio Valdés (Eso habría que verlo, compay), otro sobre la temática del béisbol en Cuba, centrado en el equipo Industriales (Fuera de liga), que nunca ha sido exhibido, y ahora estoy haciendo la antología de los Van Van a partir de la gira nacional que la agrupación llevó a cabo el pasado año, desde Guantánamo hasta La Habana. También estoy preparando mi primera película de ficción, para ver si logro rodarla en el 2008 con el ICAIC.
—¿Y de qué tratará?
—No se enmarca en la historia cotidiana de la libreta de abastecimiento y la emigración, temas que una y otra vez se tratan en el cine cubano. Es una película de aventuras que estará dirigida a todas las edades, pero sobre todo al público joven, y toma como punto de partida el corto Motos que se introduce en el mundo de la gente que siente atracción por las motos, que les gusta la Harley-Davidson. Eso es lo único que te puedo adelantar por ahora.
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