Aprovechar el sol de Cuba
Por Raúl Menchaca (CubAhora)
La ampliación del uso de la energía solar parece ser uno de los más prometedores caminos de la "Revolución Energética" que impulsan desde hace casi uno año las autoridades cubanas en busca del máximo ahorro del combustible fósil.
En Cuba, la radiación solar está presente casi todo el año – los expertos calculan que el país recibe anualmente el equivalente a 0,5 kilowatt por hora en cada metro cuadrado - y con la fuerza particular con que se manifiesta en el Trópico que hace sudar a mares al caminante dondequiera que esté, por eso se torna casi un crimen de lesa economía desaprovechar la ardorosa canícula caribeña.
Además del ahorro de petróleo, la energía solar permite llevar la electricidad a lugares inaccesibles, y con paneles conectados a la red, complementar el sistema energético nacional en las horas de mayor demanda. Por otro lado, tiene una particular ventaja en situaciones de desastres, como los huracanes que habitualmente azotan la geografía cubana cada año.
Los primeros pasos en el uso del sol como fuente de energía prácticamente se han comenzado a dar, pero en todos los casos con un sentido social. Así, reciben actualmente ese beneficio 400 consultorios médicos, 2 364 escuelas primarias y 1 860 salas de televisión pública, ubicadas en lugares intrincados.
También, como parte de un programa gubernamental de mejoramiento de la calidad de vida de la población, emplean esos paneles 200 casas de los municipios de Yateras y San Antonio del Sur, en la provincia de Guantánamo, en el más oriental extremo del archipiélago.
La aplicación de alternativas energéticas es una tendencia mundial a la que Cuba no escapa aunque se incorpora con relativa lentitud, pues esos trabajos requieren de una cuantiosa inversión inicial.
No obstante, expertos como Emir Madruga, gerente de ECOSOL, la empresa cubana encargada de desarrollar la aplicación de la energía solar, consideran que esos sistemas deben funcionar aquí con una alta eficiencia por la mayor cantidad de radiación solar que recibe el país.
Una novedosa experiencia, fruto de la cooperación internacional, se desarrolla en el hermoso Valle de Viñales, en la occidental provincia de Pinar del Río, donde a 53 familias se les instalaron en enero último módulos energéticos donados por la corporación petrolera francesa Total y cuyo flete fue asumido por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Cada módulo tiene cuatro paneles solares, igual cantidad de baterías de seis voltios y un convertidor de 12 a 110 voltios, que permiten alimentar a un televisor, una radio-grabadora y cinco bombillos.
Todo se desencadenó cuando el representante en Cuba de Total, Jean Paul Robles, cenaba con unos amigos campesinos en Viñales. La llegada de la noche obligó a alumbrarse con velas y Robles pensó que la solución podía ser un módulo de energía solar.
La compañía francesa, cuarta a nivel mundial en el sector de hidrocarburos, donó los módulos valorados en 43 500 euros cada uno y la transportación hasta el puerto de La Habana corrió a cargo del PNUD, que desembolsó para ello 24 769 euros.
Antes de fin de año debe concluir una segunda fase del proyecto, ascendente a unos 95 000 euros, que beneficiará de la misma manera a otras 52 familias.
Transformar en energía el ardiente sol cubano es, sin dudas, una buena alternativa y un camino que apenas comienza a ser explorado pero que reserva un prometedor final.
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