PALABRAS QUE VAN Y VIENEN
La
lección de los equinos
Por Celima Bernal (Juventud Rebelde)
Caricatura: LAZ |
La
segunda recomendación es la de no interrumpir a quien está en el uso de la
palabra. Me contaba la doctora Magaly Herrera León que su abuela le decía: «Si
un caballo relincha, los demás se callan… y son caballos». Tomemos al pie de la
letra la lección de los equinos, y esperemos pacientemente nuestro turno en la
conversación.
Pregunté
a mi viejo amigo Vivo Picart, gran conocedor de esos animales, cuánto de cierto
había en la expresión. Me informó que así era, en efecto, y agregó: los únicos
que relinchan son los machos enteros —los criadores llaman de ese modo a
aquellos que no han sido castrados— cuando perciben el olor de la hembra en celo.
En
sentido lato es «en sentido amplio». Procede de una locución latina: lato sensu
(o sensu lato). Hay quien emplea incorrectamente «latu sensu» o «lato senso».
Así que, lato sensu: la memoria es un elemento del talento.
Algarada,
tumulto o alteración del orden público producido por un grupo de personas,
normalmente como protesta política. Si se tratara de un bullicio o griterío,
especialmente el de carácter festivo, sería algazara. El primero también se
emplea con este último sentido, pero es preferible no usarlo así.
El
caparazón, que como sabemos significa cubierta externa o dura, especialmente la
que protege el cuerpo de algunos animales, es masculino en la lengua culta
española y en la cubana. Sin embargo, en las tierras del sur americano y en
algunas otras donde se habla nuestro idioma, se dice en lenguaje culto: la
caparazón del cangrejo.
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