FIDEL CASTRO: RECUERDOS IMBORRABLES
Tomado de Cubadebate
Hace
apenas tres días nos visitó un alto dirigente del Partido Comunista de Vietnam.
Antes de marcharse, me trasmitió el deseo de que yo elaborara algunos recuerdos
de mi visita al territorio liberado de Vietnam en su heroica lucha contra las
tropas yankis en el sur de su país.
No es
realmente mucho el tiempo que dispongo cuando gran parte del mundo se empeña en
buscar una respuesta a las noticias de que una guerra, con el empleo de
mortíferas armas, está a punto de estallar en un rincón crítico de nuestro
globalizado planeta.
Recordar,
sin embargo, los antecedentes y los monstruosos crímenes cometidos contra los
países con menos desarrollo económico y científico, ayudará a todos los pueblos
a luchar por su propia supervivencia.
El 12
de septiembre se cumple el 40 aniversario de la visita de una delegación
oficial de Cuba a Vietnam.
En una Reflexión que escribí el 14 de febrero de 2008, publiqué datos sobre el
candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos John McCain,
humillantemente derrotado en su candidatura por Barack Obama. Este último, al
menos, podía hablar en términos parecidos a Martin Luther King, asesinado
vilmente por los racistas blancos.
Obama
se propuso incluso imitar el viaje en tren del austero Abraham Lincoln, aunque
no habría sido nunca capaz de pronunciar el discurso de Gettysburg. Michael
Moore le espetó: “Felicidades, presidente Obama, por el Premio Nobel de la Paz;
ahora por favor, gáneselo.”
McCain
perdió la Presidencia de Estados Unidos, pero se las arregló para volver al
Senado, desde donde ejerce enormes presiones sobre el gobierno de ese país.
Ahora
está feliz, moviendo sus fuerzas para que Obama descargue el mayor número de
certeros cohetes con capacidad de golpear con precisión las fuerzas vivas de
las tropas sirias.
Tan
mortal es el gas Sarín como las radiaciones atómicas. Nueve países disponen ya
de armas nucleares que son mucho más mortíferas que el gas Sarín. Datos
publicados desde el 2012 informan que Rusia posee aproximadamente 16 000 ojivas
nucleares activas y Estados Unidos alrededor de 8 000.
La
necesidad de hacerlas estallar en cuestión de minutos sobre los objetivos
adversarios, impone los procedimientos para el uso de las mismas.
Una
tercera potencia, China, la más sólida económicamente, dispone ya la capacidad
para la Destrucción Mutua Asegurada con Estados Unidos.
Israel,
por su parte, supera a Francia y a Gran Bretaña en tecnología nuclear, pero no
admite que se pronuncie una palabra sobre los fabulosos fondos que recibe de
Estados Unidos y su colaboración con este país en ese terreno. Hace pocos días
envió dos misiles para probar la capacidad de respuesta de los destructores
norteamericanos en el Mediterráneo que apuntan contra Siria.
¿Cuál
es el poder entonces de tan pequeño, como avanzado, grupo de países?
Para
extraer la enorme energía derivada de un núcleo de hidrógeno se necesita crear
un plasma de gas de más de 200 millones de grados centígrados, el calor
necesario para forzar a los átomos de deuterio y tritio a fusionarse y liberar
energía, según explica un despacho de la BBC, que suele estar bien informada en
la materia. Eso es ya un descubrimiento de la ciencia, pero cuánto será
necesario invertir para convertir en realidad tales objetivos.
Nuestra
sufrida humanidad espera. No somos “cuatro gatos”; sumamos ya más de siete mil
millones de seres humanos, la inmensa mayoría niños, adolescentes y jóvenes.
Volviendo
a los recuerdos de mi visita a Vietnam, que motivaron estas líneas, no tuve el
privilegio de conocer a Ho Chi Minh, el legendario creador de la República
Socialista de Vietnam, el país de los anamitas, el pueblo del que tan
elogiosamente habló nuestro Héroe Nacional José Martí en el año 1889 en su
revista infantil La Edad de Oro.
El
primer día me alojaron en la antigua residencia del Gobernador francés en el
territorio de Indochina cuando visité ese hermano país en 1973, al que arribé
el 12 de septiembre después del acuerdo entre Estados Unidos y Vietnam. Allí me
alojó Pham Van Dong, entonces Primer Ministro. Aquel recio combatiente, al
quedarse solo conmigo en el viejo caserón construido por la metrópoli francesa,
comenzó a llorar. Excúseme, me dijo, pero pienso en los millones de jóvenes que
han muerto en esta lucha. En ese instante percibí en su plena dimensión cuan
dura había sido aquella contienda. Se quejaba también de los engaños que había
utilizado Estados Unidos con ellos.
En una
apretada síntesis utilizaré las palabras exactas de lo que escribí en la
mencionada Reflexión del 14 de febrero de 2008 tan pronto tuve la posibilidad
de hacerlo:
“Los
puentes, sin excepción, a lo largo del trayecto, visibles desde el aire entre
Hanoi y el Sur, estaban efectivamente destruidos; las aldeas, arrasadas, y
todos los días las granadas de las bombas de racimo lanzadas con ese fin,
estallaban en los campos de arroz donde niños, mujeres e incluso ancianos de
avanzada edad laboraban produciendo alimentos.
“Un
gran número de cráteres se observaban en cada una de las entradas de los
puentes. No existían entonces las bombas guiadas por láser, mucho más precisas.
Tuve que insistir para hacer aquel recorrido. Los vietnamitas temían que fuese
víctima de alguna aventura yanqui si conocían de mi presencia en aquella zona. Pham
Van Dong me acompañó todo el tiempo.
“Sobrevolamos
la provincia de Nghe-An, donde nació Ho Chi Minh. En esa provincia y la de Ha
Tinh murieron de hambre en 1945, el último año de la Segunda Guerra Mundial,
dos millones de vietnamitas. Aterrizamos en Dong Hoi. Sobre la provincia donde
radica esa ciudad destruida se lanzaron un millón de bombas. Cruzamos en balsa
el Nhat Le. Visitamos un puesto de asistencia a los heridos de Quang Tri. Vimos
numerosos tanques M 48 capturados. Recorrimos caminos de madera en la que un
día fue la Ruta Nacional destrozada por las bombas. Nos reunimos con jóvenes
soldados vietnamitas que se llenaron de gloria en la batalla de Quang Tri.
Serenos, resueltos, curtidos por el sol y la guerra, un ligero tic reflejo en
el párpado del capitán del batallón. No se sabe cómo pudieron resistir tantas
bombas. Eran dignos de admiración. Esa misma tarde del 15 de septiembre, regresando
por ruta diferente, recogimos tres niños heridos, dos de ellos muy graves; una
niña de 14 años estaba en estado de shock con un fragmento de metal en el
abdomen. Los niños trabajaban la tierra cuando un azadón hizo contacto casual
con la granada. Los médicos cubanos acompañantes de la delegación les dieron
atención directa durante horas y les salvaron la vida. He sido testigo, señor
McCain, de las proezas de los bombardeos a Viet Nam del Norte, de los cuales
usted se enorgullece.
“Por
aquellos días de septiembre, Allende había sido derrocado; el Palacio de
Gobierno fue atacado y muchos chilenos torturados y asesinados. El golpe fue
promovido y organizado desde Washington.”
Lino
Luben Pérez, periodista de la AIN, consignó en un artículo que publicó el 1 de
diciembre de 2010, una frase que pronuncié el dos de enero de 1966 en el acto
por el séptimo aniversario de la Revolución: a Vietnam “estamos dispuestos a
darle no ya nuestra azúcar, sino nuestra sangre, ¡que vale mucho más que el
azúcar!”.
En otra
parte del referido artículo, el periodista de la AIN escribió:
“Por
años, miles de jóvenes vietnamitas estudiaron en Cuba varias especialidades,
incluidos los idiomas español e inglés, mientras otro considerable número de
cubanos aprendieron allá su lengua.
“Al
puerto de Haiphong, en el norte bombardeado por los yanquis, atracaron barcos
cubanos cargados de azúcar y cientos de técnicos laboraron durante la guerra en
ese territorio como constructores.
“Otros
compatriotas fomentaron granjas avícolas para la producción de carne y huevos.”
“Consistió
hecho trascendental el primer barco mercante de esa nación que entró en puerto
cubano. Hoy, la colaboración económica estatal o empresarial y el entendimiento
político entre los dos partidos y sus relaciones de amistad, se mantienen y
multiplican.”
Ruego
se me excuse el modesto esfuerzo de escribir estos párrafos en nombre de
nuestra tradicional amistad con Vietnam.
En la
mañana de hoy, el riesgo de que el conflicto estalle con sus funestas
consecuencias parece haber disminuido gracias a la inteligente iniciativa rusa,
que se mantuvo firme ante la insólita pretensión del gobierno de Estados
Unidos, amenazando con lanzar un demoledor ataque contra las defensas sirias
que podía costar miles de vidas al pueblo de ese país y desatar un conflicto de
impredecibles consecuencias.
El
Canciller ruso, Serguéi Lavrov, habló en nombre del gobierno de ese valiente
país y tal vez contribuya a evitar, en lo inmediato, una catástrofe mundial.
El
pueblo norteamericano, por su parte, se opone fuertemente a una aventura
política que afectaría no solo a su propio país, sino a toda la humanidad.
Fidel
Castro Ruz
Septiembre
10 de 2013
3 y 20 p.m.
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