UNA TORMENTA DE DESCONTROL
Punto
de partida de las Causas y condiciones de la Intoxicación con metanol en la
Lisa
Por Sergio
Alejandro Gómez (Granma)
Existe
la teoría de que el simple aleteo de una mariposa puede generar un huracán al
otro lado del mundo. Pero si en lugar de eso hablamos de graves errores en el
control interno de una institución, el accionar criminal de algunas personas
motivadas por el lucro encuentra las condiciones ideales para delinquir, y se
puede llegar a efectos tan severos como una intoxicación masiva por alcohol
metílico, que al cierre de esta edición había provocado la muerte de 11
personas.
En esta
oficina, prácticamente sin seguridad, estaba guardado el tanque con metanol.
Como ha
trascendido, el metanol (también conocido como alcohol de madera) vendido
ilegalmente en la Comunidad de Balcón-Arimao, en el municipio habanero de La
Lisa, fue sustraído del Instituto de Farmacia y Alimentos (IFAL), perteneciente
a la Universidad de La Habana, ubicado en el mismo municipio capitalino.
Más
allá de las investigaciones que llevan a cabo las autoridades correspondientes
para establecer las responsabilidades, Granma fue hasta allí en busca de las
posibles causas y condiciones que propiciaron este lamentable incidente.
UN
TANQUE MORTAL
La sede
del IFAL abarca cerca de una caballería. Los edificios docentes, la dirección,
los centros de investigación, laboratorios y dormitorios están esparcidos en
ese terreno y distan entre sí por varios cientos de metros.
El
lugar de donde tres trabajadores del personal de seguridad (según se conoce
hasta ahora) sustrajeron el metanol no fue un almacén, ni un laboratorio
propiamente dicho, sino una sencilla oficina en el primer piso de uno de los
módulos docentes, con una puerta y ventanales de madera y prácticamente sin
seguridad.
Hacía
ocho años que en ese local desprotegido, rotulado como el Colectivo de Química
Farmacéutica, estaba guardado un tanque de metanol con capacidad de unos 200
litros, así como otros frascos con reactivos.
"Yo
desconocía la existencia de ese tanque", aseguró a Granma Oscar Ros López,
quien por más de 22 años se ha desempeñado como director y decano del IFAL.
Solo
después de que se desencadenaran los acontecimientos tuvo conocimiento de que
allí se guardaba esta sustancia química altamente tóxica, que de ingerirse
puede causar ceguera, fallo renal y hasta la muerte.
Este
químico tiene muchas aplicaciones industriales y se utiliza en los ensayos de
laboratorio de algunas asignaturas que se imparten en el IFAL.
El
control del tanque de metanol lo llevan directamente los profesores. Desde que
salió a gastos (la salida del almacén) hace ocho años, no existe un control que
registre las entradas o salidas del producto, refirió Adonis Bello Alarcón,
vicedirector a cargo del área logística y vicedecano del IFAL.
El
metanol —aseguró Bello— no es el único ni el más tóxico de los productos que se
utilizan en el IFAL.
De
hecho, según se deduce de la explicación ofrecida, si no se hubiese iniciado un
proceso legal por la sustracción del metanol, difícilmente se habría podido
detectar el faltante.
Los
directivos afirmaron que es común este tipo de funcionamiento en una
institución que combina la teoría con la práctica y en la que más de 30 de las
50 asignaturas que se imparten tienen una base química. Esta aseveración no
riñe con el control estricto que debe existir en cualquier condición.
"El
alcohol metílico era un producto recuperado de la industria sin calidad
química", explicó el Director. "Duró tantos años porque se puede
reutilizar".
La
forma de obtener los químicos y reactivos necesarios para la docencia muchas
veces se hace en coordinación con la industria, que tiene productos ociosos o
que ya no cumplen con las condiciones de calidad, pero todavía se pueden
utilizar en la academia. "Muchas veces tienes que conseguir un tanque
cuando solo necesitas un litro para lo que quieres", añade Ros.
EL
FACTOR HUMANO
El IFAL
cuenta con un personal de vigilancia propio de diez trabajadores, que ejercen
tareas de oficiales de guardia en el puesto de la dirección. Sin embargo, las
distintas postas en los módulos docentes y la entrada, así como las
responsabilidades de Jefe de Área (supervisor) las cubren con personal
contratado de la Agencia de Seguridad de Playa, adscrita a la Empresa de
Seguridad y Protección del Ministerio de Educación Superior.
Según
se conoce hasta ahora, fueron trabajadores de dicha agencia, que laboraban en
el turno de la noche, quienes sustrajeron el metanol.
"Existe
un proceso de verificación y adiestramiento para todos los que trabajan en la
agencia", señaló Magalis González, jefa de la Agencia de Seguridad de
Playa, cuya sede está en el propio IFAL.
Los que
participaron en los hechos —añadió— estaban trabajando en el centro desde abril
y habían cumplido los requisitos.
"Falló
el ser humano. Si te fallan tres hombres te quedas sin defensas", opinó el
director del IFAL.
Según
pudo verificar Granma con agentes que laboran actualmente en la seguridad del
IFAL, las condiciones de su trabajo no son las óptimas.
La
guardia en las postas de los edificios docentes permanece aislada por la
distancia del puesto de dirección donde se ubica el Oficial de Guardia, a más
de 200 metros. En el momento en que se produjo el robo no contaban siquiera con
un teléfono, que se instaló posteriormente.
No
cuentan tampoco con linternas y el alumbrado es escaso en los dos edificios de
tres y cuatro pisos, rodeados de vegetación y cercanos a la calle 222.
Por
otra parte, los custodios no tienen conocimiento de lo que hay dentro de los
locales. Dos trabajadoras de seguridad refirieron que se enteraron de lo que
custodiaban después de que se hizo pública la intoxicación masiva.
"Nuestro trabajo es cuidar de la puerta para afuera".
De
haberlo sabido antes, apuntaron, habrían extremado las pocas medidas de
seguridad a su alcance.
Sin
embargo, Bello insistió en que "es lógico pensar que en este lugar haya
sustancias peligrosas".
¿Y EL
CONTROL?
Por
dondequiera que se tiren los hilos se llega al recurrido tema del control
interno en las instituciones. Son muchos y evidentes los mecanismos que, de
haberse aplicado a tiempo, podrían haber evitado la tragedia.
El IFAL
trabaja usualmente con productos incluso más peligrosos que el alcohol
metílico, refiere el vicedecano de Posgrado, Relaciones Internacionales e
Investigación, Juan Abréu Payrol.
El
control de las sustancias lo hacen los mismos especialistas y profesores que
conocen los procedimientos. En el caso del metanol, este no está en la lista de
productos tóxicos controlados directamente por el Ministerio del Interior, con
los cuales se extreman las medidas de seguridad, señaló Abréu.
Pero
este hecho no exime a cualquier centro que utilice esa peligrosa sustancia de
un riguroso control interno, apuntó la vicerrectora de la Universidad de La
Habana, Rita Vidal.
Una
amplia gama de productos químicos —añadió Vidal— no son controlados por el
MININT, sino que la responsabilidad por su uso recae en la administración.
El
director Oscar Ros explicó que la problemática con los reactivos y químicos no
es exclusiva del IFAL, y que existe gran cantidad de material que ya no tiene
utilidad pero resulta imposible deshacerse de él por su peligrosidad para el medio
ambiente o de seguridad.
A la
pregunta de por qué se mantuvo durante tantos años el metanol en un local que
no cumplía las condiciones para su almacenamiento, y carecía de seguridad,
Bello respondió: "Teníamos la confianza de que estaba al lado de la posta
de guardia, nunca pensamos que esto podía pasar".
Por
otra parte, el sistema de protección y seguridad del Instituto presentaba
fisuras evidentes.
El
control telefónico a la posta del edificio docente, donde se dieron los hechos,
no se pudo realizar de la manera establecida porque carecían del aparato, no de
la conexión que ya estaba instalada.
"Nuestro
procedimiento interno incluye llamadas telefónicas para verificar, además de
los controles que deben realizar los Jefes de Áreas y los Oficiales de Guardia
de la dirección del Instituto", afirmó el director de la Empresa de
Seguridad y Protección del Ministerio de Educación Superior, Pedro Gutiérrez.
Gutiérrez
admitió, sin embargo, la grave falta que cometieron trabajadores certificados
de la agencia al ponerse de acuerdo para cometer el robo.
Existían
además antecedentes que confirman las vulnerabilidades del sistema de
seguridad. Hace un año se robaron un aire acondicionado y hace apenas quince
días se efectuó un robo en el edificio de la Dirección. Por otra parte, es
común que personas de la localidad violen el perímetro del IFAL para cortar
camino hacia comunidades vecinas, aprovechando los enormes huecos de su cerca
perimetral.
La
Vicerrectora de la Universidad de La Habana opinó que no se trata de
"salvar responsabilidades" sino de asumirlas para encontrar
soluciones.
Aseguró
que, más allá de lo que se haga penalmente en el proceso, administrativamente
se deben emprender acciones para trabajar en "las causas y
condiciones" que les corresponden como institución y "evitar hechos
tan lamentables".
Este
caso, por su trágico desenlace, lanza una dura advertencia a toda la sociedad
cubana. Resulta, como alertara el General de Ejército Raúl Castro, una
consecuencia dramática del "ambiente de indisciplina que se ha arraigado
en nuestra sociedad y ocasiona daños morales y materiales nada
despreciables".
El
orden, la disciplina y la exigencia en todas las esferas son el único paraguas
contra las tormentas del descontrol y sus mortales efectos. Queda la amarga
sensación de que con solo haber evitado el aleteo de la mariposa, se pudo haber
contenido un huracán.
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