RAZONES PARA EXISTIR
Por Yimel Díaz Malmierca (Trabajadores)
Foto: Eddy Martin
En La Habana de principios del siglo XVII no abundaban los buenos partidos para las doncellas casaderas. Los padres, temerosos del vicio y la pecaminosidad reinantes en la villa cargada de tabernas, mercados y pícaros de diversa latitud, solicitaron a la Corona autorización para construir un Convento que custodiara, en cuerpo y alma, a las infelices doncellas que no encontraban marido.
El permiso tardó 30 años, pero finalmente el primero de noviembre de 1638 el entonces gobernador general de la Isla, Don Fernando Riaño de Gamboa, puso la primera piedra. Seis años después comenzó a habitarlo un grupo de monjas clarisas llegadas de Cartagena de Indias.
Desde entonces un aura de misterio rodeó la torre, el campanario, los tres claustros silenciosos y hasta el patio colonial interior donde no podían faltar la fuente y el aljibe.
El convento de Santa Clara también tuvo huerto y cementerio, sitio de enterramiento de las religiosas aun después de las prohibiciones del obispo Espada cuando, en 1806, creó el primer camposanto de la ciudad.
Llegado el siglo XX la barriada de La Habana Vieja se tornaba cada vez más bulliciosa y menos propicia para los votos de clausura de las monjas clarisas. Decidieron trasladarse entonces hacia una nueva sede en la tranquila y apartada vecindad de Lawton. El edificio fue vendido a una inmobiliaria y comenzó su tortuoso peregrinar por la historia de una república mediatizada por los fraudes y los sobornos.
LA PROTESTA DE LOS 13
“Perdonen la presidencia y la distinguida concurrencia que aquí se halla –exclamó serenamente un muchacho flaco y rubio— que un grupo de jóvenes cubanos, amantes de esta noble fiesta de la intelectualidad, y que hemos concurrido a ella atraídos por los prestigios de la noble escritora (Paulina Luissi) a quien se ofrenda este acto, perdonen todos que nos retiremos. En este acto interviene el Doctor Erasmo Regüeiferos, que olvidando su pasado y actuación… ha firmado un decreto ilícito que encubre un negocio repelente y torpe…”
El muchacho, de más está decirlo, era Rubén Martínez Villena —después importante líder sindical—, quien acompañado de otros intelectuales —en realidad eran 15, pero dos no firmaron la protesta publicada al día siguiente en el Heraldo de Cuba— asentaron en la historia de Cuba el primer llamado cívico a la protección del patrimonio.
El Secretario de Justicia los acusó de injurias y solicitó la pena máxima para este delito: ciento ochenta días de cárcel. Fernando Ortiz asumió la defensa. Regüeiferos no pudo con la presión popular y las denuncias en la prensa y a finales de marzo renunció. No obstante, los jóvenes encausados debieron presentarse todos los lunes, hasta mediados de 1924, en el juzgado donde se puso la demanda contra ellos.
PREDICAR CON EL EJEMPLO
Luego de tamaño escándalo, el recinto fue utilizado con diversos fines: sede de un congreso médico, de una exposición de industrias y comercio, oficinas, talleres y almacenes.
Después de 1959 acogió al Ministerio de Bienestar Social, más tarde al de Educación, posteriormente a una dependencia del Consejo Nacional de Cultura hasta que al final se convirtió en sede de una institución comprometida precisamente con la protección del patrimonio: el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM) adscrito al Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
En 1982, con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, iniciaron las obras de recuperación y restauración de esta valiosa edificación a partir de un proyecto de la doctora Martha Arjona. En la actualidad el inmueble está siendo intervenido nuevamente con el propósito de alargar aún más su vida.
Desde su fundación el CENCREM ha realizado investigaciones e implementado proyectos de rehabilitación patrimonial en toda la Isla. Valioso ha sido también su aporte a la formación y capacitación de miles de especialistas de América Latina y el Caribe, labor por la cual la UNESCO lo nombró, en 1995, como Cátedra Regional para la Conservación Integral del Patrimonio Cultural.
Uno de los requisitos para mantener tal condición es celebrar, cada dos años, un evento que devenga espacio de debate entre especialistas tal como sucederá, a partir de este martes y hasta el viernes, en el Palacio de Convenciones.
Temas vinculados al entorno ético y jurídico en la defensa y protección del patrimonio, a la economía, las inversiones en las zonas que requieren protección especial, así como la gestión y el manejo de los valores espirituales y bienes culturales, serán abordados por los casi 500 delegados que asistirán al evento, en cuyo espíritu radica la esencia de un nuevo paradigma de patrimonio que se va imponiendo en el mundo moderno; no se trata de conservar a toda costa ni de convertir los sitios patrimoniales en destinos turísticos, sino de entender el asunto como raíz de la cultura y de la sociedad, como un tesoro que aporta recursos para vivir, pero, sobre todo, razones para renovarnos y existir.
1 comentarios:
Hola Juan,te escribe Roxana,me gustó mucho saber acerca de tu abuelo.Te comento que mi abuelo era de Asturias de un pueblo que se llama Pintoria y nació el 7 de febrero del año 1891 y falleció el 4 de setiembre del año 1964,yo no lo conocí pero igual le hago homenaje porque es la persona que me precedió.Amigo de Cuba,gracias po hablarme de tu abuelo.Me despido que tengas Felices Pascuas.Roxana Miriam González de la Ciudad de Rosario,Provincia de Santa Fé,República Argentina.
PD:Mi abuelo en Argentina,se casó y tuvo 16 hijos,y uno de ellos es mi hermosa mamá
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