Una Doctora más que célebre
Por Joel Mayor Lorán (El Habanero)
No me equivoqué cuando decidí iniciarme en esta profesión. ¡Cuántas personas a las que admiras te permiten entrar en sus vidas, con el pretexto de compartir, luego, sus palabras con los demás! Así sucedió con esta mujer amable, dulce, que también se cuela en los corazones de todos... con nuestro permiso.
La Doctora María Dolores Ortiz no necesita presentaciones. Le debemos gratitud por su obra perenne. Algunos, como mi mamá, aguardan que sea ella quien descubra al personaje, lugar, documento... célebre o histórico. Su personalidad, elegancia, sabiduría y afabilidad la han convertido en favorita en disímiles hogares.
Hoy le puedo decir tantas cosas que, al final, me las callo casi todas. Me consuelo con que esta conversación ya es bastante.
Doctora, ¿cómo se incorporó a Escriba y Lea?
"Eso fue casi de casualidad. En los años 60 la Universidad de la Habana organizó un curso de superación, para locutores de radio y televisión, y entre los alumnos que tuve en ese curso, o en esos cursos, estaba José Antonio Cepero Brito, al cual todo el pueblo recordará con cariño.
"Cepero siempre me decía que yo debía trabajar en la televisión, porque tenía condiciones para eso, cosa que, por supuesto, yo no me creía en absoluto – y sigo sin creérmelo hoy día, ¿no? Entonces, cuando un tiempo después surgió la idea de hacer este programa, Cepero Brito fue el que me propuso a mí para que formara parte del panel.
"Y yo dije que no, porque no quería de ninguna manera salir por la televisión. Sin embargo, aquí me tienes, 35 años después".
¿Cómo valora la cultura actual de la población cubana?
"Indudablemente que aumentando. Nosotros hicimos, en 1961, una gran campaña nacional de alfabetización, que ha sido la base de todo el movimiento educacional y cultural desarrollado en el país, porque un pueblo analfabeto no puede aspirar a ser un pueblo de una cultura importante.
"La base nosotros la sembramos hace muchísimo tiempo. Después ha continuado toda la labor educacional, y cultural también, de la Revolución. En este momento estamos en una etapa particularmente importante de nuestra historia más reciente: dentro de la Batalla de Ideas, en la cual la cultura, naturalmente, ha adquirido un lugar predominante.
"Yo pienso que esa frase martiana que, a veces, se repite un poco mecánicamente, la de 'ser cultos es el único modo de ser libres', no se puede repetir de ese modo, sino analizar qué quiere decir.
"Cuando tú sabes, has leído y te has instruido verdaderamente, es cuando también puedes hacer libremente una elección del camino de tu vida. Yo creo que a eso aspiraba Martí y a eso es a lo que aspira la Revolución, actualmente".
¿Cree usted que nuestro pueblo hace un buen uso de la lengua española?
"Regular. Veo con preocupación que se está malutilizando el idioma en muchos aspectos, que se ha empobrecido el vocabulario, que están proliferando las palabras obscenas o malas palabras en el lenguaje coloquial, en el lenguaje diario, incluso muchas veces en el lenguaje literario... y creo que eso es absolutamente improcedente.
"No veo por qué ha de ser así. Esa es una de las razones por las que hemos de luchar cada vez más por la cultura general e integral de nuestra población".
Indíqueme tres libros que usted considere imprescindibles: para un niño, para un adolescente y para un adulto.
"Eso es casi como encontrar tres agujas en tres pajares. Es una pregunta prácticamente imposible de responder, porque dependería de los gustos personales de cada uno".
¿Cuáles prefiere usted?
"Creo que lo más importante no es tanto recomendar un libro como hacer todo lo posible para que nuestros niños, jóvenes y pueblo en general sea lector, y que cada uno decida, entonces, cuál libro, en cada edad, es fundamental o preferido.
"No podría decir un libro favorito para mí. Te podría mencionar, por ejemplo, lo que está pensando todo el mundo: La Edad de Oro. Pero ese no es solamente un libro para los niños. Una parte para ellos puede ser Bebé y el señor Don Pomposo o Nené Traviesa.
"Sin embargo, cuando lees Las ruinas indias, ahí hay cosas que posiblemente los niños no entienden; hay que tener otro nivel de edad, de madurez y de cultura, incluso, para poderlo entender.
"Por eso te digo que todo es relativo y quizás una persona que asista a una cátedra del adulto mayor, por ejemplo, tal vez cuando fue niño o niña no tuvo la posibilidad de leer La Edad de Oro, y se la puede leer ahora.
"Hay que leer todo, enseñar a la gente a que lea y disfrute de la lectura desde las edades más tempranas de la vida, de manera que el libro, la literatura, se conviertan en acompañantes permanentes".
Pero María Dolores, ¿qué tipo de literatura prefiere?
"También resulta difícil de decir. Me gustan: la poesía, la narrativa, el ensayo, la historia... todo lo que me cae en las manos, cuando es bueno.
"Cuando es malo me lo leo por obligación intelectual, porque para poder criticar un libro te lo tienes que haber leído primero. Y no quiere decir que cuantos he leído en mi vida (no tantos como yo hubiera querido), sean buenos, o por lo menos me hayan gustado.
"A lo mejor hay libros muy buenos, para otra persona, que a mí no me han gustado, porque el gusto personal también interviene muchísimo en esa selección".
¿A qué ciudades desearía volver?
"A Roma, a París, a Río de Janeiro... y siempre a Holguín, donde nací".
¿A qué tiempos le gustaría regresar?
"Al que estoy viviendo".
¿Y qué es lo que más orgullo la ha hecho sentir de su vida?
"Creo que muchas cosas, pero entre ellas ser revolucionaria, haber dedicado mi vida a la Revolución, y dentro de ella a trabajar como maestra".
¿Hubo alguna circunstancia específica que la inclinó hacia la docencia?
"Posiblemente el ambiente familiar, porque en mi familia muchas personas ejercían la docencia. Mi propio padre, aunque era abogado de profesión, y la ejercía, a su vez trabajaba como profesor en un colegio.
"En mi casa, muchos tíos, primos... se habían dedicado a la docencia. De manera que era un ambiente apropiado para que surgiera en mí esa vocación del magisterio".
¿Qué opina sobre la formación de maestros en Cuba, en la actualidad?
"Hemos adoptado medidas audaces y, aunque hemos avanzado, nos falta mucho todavía. Estos jóvenes ahora dan sus primeros pasos en la enseñanza, como nos ha pasado a todos. Ese no es un problema de ellos nada más: todos nosotros, los que ahora ya somos viejitos, empezamos muy jóvenes a impartir clases, antes de los 20 años, en edades similares a los maestros actuales.
"¿Cómo hemos llegado a ser -vamos a decir- profesores regulares? Con la experiencia y el estudio. Y eso lo tienen que ganar los jóvenes con el tiempo, la constancia... y la conciencia de que eso es imprescindible, para convertirse, realmente, en los maestros que la Patria necesita".
Y con la última pregunta se termina mi excusa para prestar atención a sus criterios y anécdotas. Otros desean aprovechar la ocasión y deleitarse con su amena charla. Yo puedo sentirme dichoso: en unos minutos descubrí que ella es uno de mis personajes célebres... o mejor, de mis personalidades entrañables.
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