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miércoles, octubre 17, 2007

Cuba: Ecos del Vals sobre las olas

Mayra Pardillo Gómez* (Prensa Latina)

Sancti Spíritus, Cuba.- Junto a las márgenes del río Yayabo, en esta ciudad al centro del país, se edificó el Teatro Principal, donde se presentaron figuras de la talla del mexicano Juventino Rosas, afamado músico y compositor, autor de Vals sobre las olas.


Sancti Spíritus fue la cuarta villa fundada en la Isla, en 1514, por el Adelantado Diego Velázquez y está ubicada a unos 350 kilómetros al este de la capital.

En 1839 el Principal abrió sus puertas como centro promotor de la cultura y lugar de cita obligada de las clases más pudientes de la sociedad espirituana.

Blas Cabrera fue el maestro de obra y se empleó menos de un año en su edificación –un récord para ese momento-; hay quienes opinan que se trató de copiar el famoso teatro Tacón de La Habana con sus sugestivos palcos y lunetas.

Según documentos de la época, en la construcción de este inmueble, considerado una de las tres joyas arquitectónicas de la villa, contribuyó con fervor el pueblo, y la obra, donde predomina el estilo neoclásico, tuvo un costo total de 11 mil 285 pesos.

Datos consultados afirman que El Sauto, en la ciudad de Matanzas, en el occidente de la Isla, data de 1863; el Principal, de Camagüey, es de 1850, el Martí y el Payret, ambos en la capital, fueron construidos en 1883 y 1877, respectivamente.

De las fechas citadas se deduce que el Principal de Sancti Spíritus debe ser uno de los primeros con que contó Cuba; para algunos es el más antiguo todavía en pie.

Convertido en cuartel durante la Guerra de los 10 Años (1868-1878), contra el colonialismo español, quedó en estado deplorable una vez finalizada ésta.

Se intentó demolerlo con el fin de alzar allí un asilo para viudas de guerra, pero el pueblo solicitó al Alcalde detener las obras.

Luego de servir para múltiples funciones, incluso aquellas que lo fueron destruyendo, fue restaurado.

DESFILAN POR ÉL FAMOSOS MÚSICOS

En el Teatro Principal se presentaron compañías dramáticas, líricas, óperas, conciertos, conferencias y juegos florales.

Por su escenario desfilaron célebres figuras de la época como el mexicano Juventino Rosas (1868-1894), autor del conocido Vals sobre las olas, quien durante su estancia en Sancti Spíritus compuso una obra para piano titulada El Espirituano, para algunos especialistas la última.

A fines de marzo de 1894, la ciudad del Espíritu Santo fue testigo de la actuación de este gran músico en el escenario del mencionado coliseo de esta ciudad, que hacía gala entonces de todo su esplendor. Sus actuaciones aquí se extendieron hasta abril.

Rosas es autor además de melodías como Te volví a ver, Seductora, Sueño de las Flores y Ensueño.

En 1888 escribió la marcha guerrera Cuauhtémoc y el vals Junto al manantial, que más tarde denominó Sobre las olas.

De acuerdo con textos consultados, el periódico espirituano El Comercio informó sobre el arribo a la villa de una Compañía italo-mexicana, procedente de la Exposición Universal de Chicago, con un programa que incluía el Vals sobre las olas, ejecutado a violín por su autor y con acompañamiento de orquesta.

Este Vals causó un impacto enorme y así lo reseñaron cronistas de la época: “El mágico influjo de aquellas olas en perenne vaivén, hechas ritmos de pesadumbre y tragedia, llegó a lo largo del tiempo hasta después de la Guerra del 95”.

Y continuaba el diario: Todavía en los hogares espirituanos se tarareaba en la primera década del siglo XX la cadencia del triste vals con la remembranza y el pecho postrados de hinojos en la arena espiritual, frente a la inspiración, el violín y el sino infortunado de Juventino Rosas”.

En plena juventud y en una localidad que lo acogió con júbilo y pulida cultura, sin imaginar su rápida muerte, el destacado músico mexicano impregnó las riberas del río Yayabo con la interpretación de su famoso Vals sobre las olas.

Cuentan en una de sus biografías que aunque este vals se hizo célebre en todo el mundo, Rosas sólo recibió 45 pesos por él, al vender los derechos de autor a la casa Wagner y Levien.

Tenía un talento innato para tocar el violín, viajó mucho durante su corta vida y murió el 9 de julio de 1894 en el Surgidero de Batabanó, Cuba, sumido en la miseria y con sus infortunios amorosos lacerándole el alma y el corazón, quizás más que la enfermedad.

En 1909 sus restos fueron exhumados y trasladados a la ciudad de México para ser sepultados en el panteón civil, donde reposaron hasta 1939. Por último descansaron en la Rotonda de los Hombres Ilustres.

Brindis de Salas, reconocido violinista cubano, también exhibió su virtuosismo en el Principal, mientras otro grande de la Isla, Bonifacio Byrne, obtuvo un premio -la Flor Natural- por su poema La Aguja durante la celebración de unos Juegos Florales en este Teatro.

*Corresponsal de Prensa Latina en Sancti Spíritus.


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