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domingo, agosto 05, 2007

José Rodríguez Barreras: Historiador de carrera y profundo admirador de la arquitectura

Por Gilberto Rodríguez y Alina M. Lotti (Trabajadores)

Un rayo de luz tenue se adentra por el vitral de la ventana en el pequeño salón donde José Rodríguez Barreras, director de la Oficina del Historiador de Camagüey, nos permite “arrancar confesiones”, según su decir.

En la propia sede de la Oficina, en la Plaza del Carmen, en una sala con muebles antiguos, hechos de madera dura y esmaltados con barniz, Joseíto, como todos lo llaman, escapa con inteligencia asombrosa a las interrogantes que, de alguna manera, tratan de escudriñar su vida y obra.

El intelectual consagrado, enamorado ardiente de la ciudad de trama laberíntica y arquitectura ecléctica, de leyendas y plazas, admirador del amor excepcional de dos grandes patriotas camagüeyanos, Ignacio Agramonte y Amalia Simoni, no encuentra límites en la oratoria para referirse a su tierra natal.

Así Camagüey se convierte — en el argot de poetas y decimistas — en una especie de pie forzado. Para ella sus mejores palabras, y todo su tiempo, aunque la vida entera le sea insuficiente para dedicarla a una obra tan grandiosa, como la del rescate patrimonial de esta provincia.

Historiador de carrera y profundo admirador de la arquitectura, se graduó en 1985 en Ciencias Sociales e Historia y, casualmente, su tesis de grado se basó en la creación aquí de la Oficina del Historiador, “cuando no pensaba siquiera que algún día se me encargaría un proyecto tan importante”, dijo.

“El fenómeno que ha sucedido en Cuba, con la experiencia de La Habana, al frente de cuyo proyecto está Eusebio Leal, y lo que ha ocurrido en otros territorios, es un aporte muy significativo a la preservación del patrimonio en circunstancias económicas difíciles.

Hay que señalar que estas oficinas surgen — sobre todo las de provincias — al inicio o durante el período especial. Y es una alternativa viable donde se crean circunstancias de sostenibilidad, si bien ya no de ciudades, al menos de los proyectos que ejecutan labores muy importantes en términos de rehabilitación social”.

En síntesis, ¿qué significa Camagüey para usted?

“Una joya del patrimonio cultural cubano”.

¿Cómo le gustaría que lo recordaran al paso de los años?

“Como alguien que aportó y logró algo en la medida de sus posibilidades; una persona con defectos y virtudes”.

¿Qué aspiraciones tiene en relación con la ciudad?

“Que sea declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad”.

¿De quién ha aprendido?

“De mucha gente. No obstante, recuerdo siempre a dos personas que me dirigieron, Fernando Rioseco y José Rosell, que ahora ocupan diversas responsabilidades. Ellos me enseñaron la constancia, la perseverancia, a no rendirte, a pensar que los problemas no son insolubles, pero, sobre todo, a prever”.

¿Eso no es un poco soñador?

“Prefiero ser un soñador y no me ha ido mal. Trato de que la gente sueñe junto conmigo, y muchos lo hacen. Eso no tiene precio ni hace daño”.

Me decía que ha aprendido mucho de Eusebio Leal...

“Una conversación con Eusebio te sirve para trabajar tres meses. Él ha estimado mucho lo que se ha hecho en Camagüey, a partir del seguimiento constante. En circunstancias de penuria económica, cuando se piensa en una ayuda, enseguida se va a lo material. Hay gente, incluso, que cree que hemos podido avanzar por la disposición de algunos recursos, y es verdad que los hemos tenido. Pero también he sido testigo de lugares donde hay muchos medios y los resultados no son los que se esperan. Se puede dilapidar, o usar muy mal lo que se tiene.

“Por eso lo más importante son los valores humanos. A Eusebio no le hemos solicitado nunca una ayuda material, siempre hemos pedido el consejo sano y la mano puesta en el hombro. ¡Y eso nunca nos ha faltado! Hemos sido un sólo equipo de trabajo en cualquier dirección. En la Oficina que él dirige pudiéramos mencionar los nombres de otros colaboradores. De hecho, también tenemos un proyecto con Habana Radio, un programa dominical de una hora que se realiza enteramente aquí, y divulga el quehacer de la rehabilitación social en el Centro Histórico”.

¿Qué le falta por hacer en Camagüey?

“A todos los que trabajamos en la Oficina del Historiador nos faltaría más vida, quizás dos o tres más, para hacer todo lo que queremos”.

¿Cuál es su obra cumbre más lograda?

“La gente lo que más agradece —en términos patrióticos, culturales— es la obra que tiene que ver con la figura de Ignacio Agramonte, por ejemplo, el rescate del Potrero de Jimaguayú (declarado Monumento Nacional en 1979), sitio donde cayó en combate, y el parque que lleva su nombre, restaurado en el año 2000 por la Oficina y reinaugurado el 2 de febrero del 2001 con motivo de los festejos por el aniversario 486 de la fundación de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.

“Lo que no hemos podido hacer con las viviendas, constituye la insatisfacción más grande”.

¿Cómo percibe la gente a Joseíto?

“En ocasiones quisiera pasar por un lugar y ser inadvertido. A veces llego a una actividad, y me siento atrás; eso no quiere decir que cuando tengo que intervenir en una asamblea no lo haga. Pero siempre alguien me detecta”.

Lo más difícil de aceptar...

“Cuando un día, en el exterior del país, no encuentro a Camagüey en una agencia de viajes, o en una revista. Esta ciudad y su gente deben ser conocidos en el mundo entero, porque en verdad se lo merecen”.

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La Oficina del Historiador en la ciudad de Camagüey se creó el 24 de febrero de 1997. José Rodríguez Barreras comenzó a dirigirla el 16 de noviembre de 1999.

Este territorio centroriental cuenta con innumerables sitios con importantes valores, pero ninguno adquiere tanta relevancia como el Centro Histórico Urbano de la capital provincial.

Considerado el más extenso del país (382 manzanas con 14 mil 351 edificaciones, de ellas cuatro mil 769 con algún valor, y una población de aproximadamente 58 mil 200 habitantes), mezcla diversos estilos arquitectónicos, pero a pesar de su eclecticismo, sus ambientes están determinados, quizás, por el vasto repertorio religioso y una laberíntica trama urbana.

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