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sábado, abril 07, 2007

En las fauces de Los Caimanes

Por Bárbara Avedaño (Bohemia)

Aquel era un día de suerte. Los ecólogos del Centro de Estudios y Servicios Ambientales (CESAM), de la provincia de Villa Clara, concluían la expedición en las profundidades marinas del Parque Nacional Los Caimanes, y ya se retiraban medio frustrados por no poder cumplir lo previsto. Sin embargo, en solo 45 minutos vivirían dos experiencias inesperadas e inolvidables…

Muchas otras veces el grupo había visitado un arrecife que los pescadores bautizaron como el Cabezo de los tiburones - sitio escogido por tales peces para agruparse -, pero siempre la presencia humana los espantaba. Esta vez, sin preverlo, ocurrió finalmente el sorpresivo encuentro. Según cuenta el biólogo marino Rodolfo Arias, los tiburones aparecieron y se quedaron disfrutando de su "siesta". "Nos tiramos al agua para intentar filmarlos, y además de lograr las imágenes, coincidimos en tiempo y espacio con un hecho que ocurre en el país una sola vez en el año, y a una misma hora: una reproducción masiva de esponjas."

Sorpresas como estas pueden emerger en la vida de los buzos, pero los del CESAM casi siempre esperan lo que van a encontrar. Aunque escudriñar en el mar es para ellos labor habitual cuando investigan la plataforma marina villaclareña y sus recursos, el entusiasmo los cautiva a la hora de planificar cada expedición y, sobre todo, si satisfacen las expectativas creadas, algo que ocurre con bastante frecuencia.

La historia de este singular equipo comenzó hace unos seis años. Entonces, el desconocimiento acerca del escenario marino en la zona central era notable, contrastante con lo que se sabía de la occidental y oriental.

"Nuestra costa se ubica en el archipiélago Sabana-Camagüey, una de las regiones del país más ricas en especies marinas, por lo que había soportado una presión de pesca muy grande. Mas, el hecho de ser la sobreexplotación un fenómeno nacional, alertó sobre la necesidad de iniciar estudios sistemáticos en la cayería, principalmente en la plataforma", advierte el máster en ciencias Ángel Quirós Espinosa, jefe del Grupo de ecología marina.

Los integrantes de este colectivo ya se habían visto las caras un tiempo antes, cuando en 1990 comenzaron los trabajos para la construcción del pedraplén de Caibarién a cayo Santa María. Ellos estuvieron entre quienes realizaron de forma acelerada un estudio de línea base de la región - aunque la legislación no obligara aún a hacerlo -. Entonces, las investigaciones ambientales existentes eran aisladas y no reunían todo el conocimiento para proyectar una obra tan importante.

"El pedraplén quedó bien, y eso es mucho que decir en medio de las condiciones especiales que el país vivía", dice Quirós. "Obtuvo premio a la mejor obra de ingeniería civil de Iberoamérica. Ambientalmente, no creo que sea inocuo, pero sí un éxito."

Cuando a inicios del actual siglo surge el CESAM, se continúan aquellas investigaciones de una forma más sistémica, gracias a la inyección de recursos recibida para el Proyecto Sabana-Camagüey, auspiciado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) en coordinación con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Por sus aportes, este es el único plan, entre los apadrinados por el organismo internacional, que en todo el orbe transita ahora por una tercera etapa de desarrollo.

Desde el comienzo, en 1995, el objetivo de los estudios ha sido el mismo: buscar la información necesaria para hacer gestión ambiental en bien de un uso sostenible de los recursos marinos, y llevar ese conocimiento a todos los niveles con un lenguaje claro, asimilable, para que se convierta en ciencia útil.

ENTRE ESPUMA Y ARENA

El asunto de sumergirse en el mar es muy complicado. Exige un tratamiento especial, sobre todo cuando hay corriente y se requiere de un ejercicio físico muy fuerte. Por eso, en el Grupo de ecología marina, compuesto por seis profesionales, de ellos una mujer, la atención es individualizada. El investigador Edelkis Rodríguez Moya tiene esa responsabilidad.

"Antes de cada expedición estudio el área: qué tipo de corriente y de marea hay, cómo están el oleaje y el viento, hacia dónde corre el mar... Sobre esa base diseño la estrategia de buceo", afirma. Para evaluar el estado de los principales hábitats marinos: manglares, pastos y arrecifes coralinos de la región, Edelkis ya ha garantizado varias incursiones.

En ellas se ha comprobado que la conservación de los manglares es bastante notable hacia la parte marina, pero no así en la que da a tierra, debido a una práctica que ha sido muy común en todas las zonas costeras: desmontar el mangle para aumentar los potreros dedicados al ganado.

Quizás por el desconocimiento de que cuando disminuye la franja de mangle, el spray marino camina tierra adentro, saliniza los suelos y los vuelve improductivos. "Hoy, la empresa ganadera Macún, la más grande situada en la costa, maneja esta información consecuentemente", especifica Ángel Quirós.

"Determinamos también – añade - que la frecuente e inexplicable mortandad de grandes extensiones de manglares (hasta 20 hectáreas), en la zona oeste de Villa Clara, era secuela de un proceso natural asociado a terrenos de hundimiento. Con el tiempo, aquellas marismas volvían a florecer con otras características fenotípicas, y adaptadas a nuevas condiciones. Por tanto, su desaparición no debía ser motivo de preocupación."

En cuanto a los pastos marinos, descubrieron que había todo un mosaico respecto a su calidad: desde muy conservados, que pudieran ser los más exuberantes de Cuba, y posiblemente del Caribe, como los de la bahía de Filipinas y la zona de cayo Enfermería; hasta otros marcadamente degradados e incluso desaparecidos, víctimas del arrastre de los ríos de sedimentos y contaminación, y el chinchorreo intensivo.

"Esta última causa – explica Quirós - fue razón de peso suficiente para que el grupo abogara por la búsqueda de alternativas pesqueras productivas de calidad, como el cultivo de organismos marinos, entre ellos las esponjas; solución ecológicamente noble, y con un mercado internacional garantizado. Se demostró que el chinchorreo dañaba también la rentabilidad de la pesca. El reto era convencer a quienes lo usaban de que estaban suicidándose económicamente."

El estudio posibilitó conocer que la zona noreste de Villa Clara poseía los arrecifes coralinos más conservados de todo el archipiélago Sabana-Camagüey. Sin embargo, evaluaciones posteriores a la instauración del turismo en cayo Santa María, desde hace unos cuatro años, anunciaron que habían comenzado a aparecer afectaciones provocadas por una inconsecuente organización del buceo turístico y las malas prácticas que propicia, como tirar anclas. Por ser esta una actividad capaz de efectuarse con una asesoría correcta, se organizaron talleres de capacitación con los guías de buceo.

Inmersiones hasta 40 metros de profundidad realizaron los biólogos marinos durante dos años, para analizar la biodiversidad en las tres áreas protegidas marinas principales de la provincia: el Refugio de Fauna Las Picúas-Cayo del Cristo, Refugio de Fauna Lanzanillo-Pajonal-Fragoso, ambos administrados por la Empresa para la Protección de la Flora y la Fauna, y el Parque Nacional Los Caimanes, dirigido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA). Como resultado, en la vegetación marina fueron reportadas 16 especies nuevas a distintos niveles.

"En Las Picúas-Cayo del Cristo se detectaron un total de 250 especies entre algas, esponjas, celenterados, moluscos y equinodermos. De esos mismos grupos encontramos 239 en Lanzanillo-Pajonal-Fragoso, y 403 en el Parque Nacional Los Caimanes, zona de características de conservación más estrictas", informa Quirós.

Que en un primer esfuerzo de búsqueda aparecieran tantas especies, apunta a que la zona tiene una alta biodiversidad. Constataron la presencia de una esponja de caverna muy importante y un total de 40 especies de corales, escleractinius, que constituyen el 64 por ciento de las reportadas en Cuba. También hallaron una especie de camarón nueva para la ciencia, aún no descrita.

DEL MAR, EL MERO...

Los pescadores villaclareños suelen afirmar: "Los Caimanes tienen dientes", porque sus embarcaciones han probado las "dentelladas" del oleaje incómodo, frecuente en la zona nombrada así. La gente de Quirós da fe de la frase popular cuando recuerda las incursiones efectuadas en el año 2002, para elaborar el mapa del Parque Nacional Marino Los Caimanes, el primero y único que existe de los tipos de fondos de un área protegida marina. Hasta ahora, el grupo ha concluido tres grandes mapas provinciales, sobre vegetación submarina total, pastos marinos, y tipos de fondos.

"Uno de los estudios más interesantes desarrollados en Los Caimanes es el de los sitios de desove de pargos y meros o chernas", dice Quirós. "Según la literatura, allí se reproducían cinco especies de pargos y meros, y nosotros encontramos cuatro más. Ello no significa que sea un récord, pero hallar un sitio multiespecífico con tres especies, es algo importante; que haya nueve, es muy significativo. Ahora debemos evaluar el estado de su reproducción. El nuevo barco entregado al grupo contribuirá con este propósito, aunque no es suficiente: hacen falta además ecosondas y cámaras de fotografía submarina con el fin de cumplir con metodologías establecidas internacionalmente para que los resultados se acepten."

Dichas investigaciones son primordiales no solo desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad, sino del uso sostenible de estas especies en la pesca comercial. "Nadie quiere renunciar a comerse una rueda de pargo frita, o una cherna asada -aclara Quirós-, pero para darse ese gusto hay que saber más sobre tales peces."

Otra acción que tributa hacia el uso sostenible de los recursos es la investigación de la flora introducida en la cayería, porque son ecosistemas muy frágiles. Según los especialistas, cuando se hace un pedraplén es muy fácil que especies allí existentes invadan la tierra firme y viceversa. El peligro está en que el marabú, el weiler o la dormidera cambien el paisaje.

Por tal motivo se determinaron las especies de plantas introducidas allí: 117 en total. Las causas de la invasión se achacan a que las semillas viajaron en las bolsas de las plantas ornamentales, en las propias posturas, en la capa vegetal usada en los jardines de los hoteles y de otras instalaciones, en las ropas y los zapatos de las personas y en las ruedas de los camiones. "Ya estamos en condiciones de abordar un proyecto para eliminar esas especies; claro está, con el apoyo de las empresas del lugar", agrega Quirós.

María Elena Perdomo López es la única mujer en el grupo de investigadores, y ha intervenido en los estudios de la vegetación submarina. Ahora organiza un proyecto, previsto para dos años, dirigido a la solución de problemas ambientales en las comunidades, a través del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo de Medio Ambiente Mundial.

"El poblado costero de Carahatas fue el escogido. Allí se prevé construir un basurero, porque los residuales sólidos están a cielo abierto y constituyen un foco de vectores; así como resolver el problema de los residuales líquidos, pues no hay alcantarillado y todos los desechos terminan en el mar", adelanta la ecóloga marina.

También pretenden eliminar las especies indeseables que pueblan las márgenes del río Majá, y reforestar con vegetación autóctona, fundamentalmente árboles maderables y frutales. Asimismo está en planes montar una granja para el cultivo de esponjas a escala piloto.

Desde 2003, el grupo ha tenido en cuenta la capitación y educación ambiental para socializar los resultados científicos. Productos multimedia, documentales, y videos realizados por Rogelio Mora se les muestran a los pescadores en los centros de acopio, y a los trabajadores y directivos del turismo…, una interacción que ha dado frutos en algunos lugares más que en otros.

Por su probada utilidad, el compendio de resultados que facilita la toma de decisiones para desarrollar los recursos marinos y costeros de la plataforma centro-norte de Cuba, aportado por el Grupo de ecología marina, resultó ponencia destacada en el XV Fórum Nacional de Ciencia y Técnica, en enero de este año.

Nuevos planes aguardan. Entretanto, ya el Cabezo de los tiburones perdió esa identidad. Los investigadores villaclareños lo rebautizaron con el nombre de Ladan Mohajeranny, en honor a la joven de origen árabe activista mundial por la conservación de los arrecifes coralinos, quien falleció en un accidente aéreo mientras coordinaba estudios en las costas de Egipto.

Hoy protegen con celo la ubicación exacta del "dormitorio" de tiburones hallado en sus predios, para evitar que los curiosos los espanten de sus oquedades, como se afirma que ha sucedido en Quintana Roo, México, uno de los pocos lugares detectados en el mundo donde ocurre el raro fenómeno. Mañana, entre lo cotidiano, quizás otras extrañezas sorprendan a estos exploradores submarinos.

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