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jueves, febrero 15, 2007

Tiempo de diálogo (Entrevista con Carlos Varela)

Por Guille Vilar (La Jiribilla)
Foto: Víctor Junco

La siguiente entrevista se me ocurrió en medio del concierto más reciente ofrecido por Carlos Varela y su grupo en el Teatro Karl Marx, sin dudas el mejor escenario con que cuenta Cuba, tanto por su capacidad como por la tecnología de punta en lo relativo al equipamiento de sonido así como al sistema de luces inteligentes. Después de tantos años como espectador crítico de sus conciertos, sentí que era hora de ahondar en aspectos que habitualmente no le preguntan, tratar de encontrar aquellas respuestas que muchos de sus seguidores también desearían conocer. Por lo menos, en este acercamiento inicial, Carlos nos habla lo mismo sobre cómo prepara los conciertos, sobre lo que significa para él permanecer en el corazón de los cubanos o qué es La Rueda Producciones, hasta del increíble dialogo que sostuvo en plena calle con una admiradora.

Has cambiado el sonido de tu música. ¿Ocurre esto por contar con otro director musical?, ¿por arreglos distintos?, ¿una mayor dinámica entre una canción y otra?...

No creo que sea exactamente que haya cambiado el sonido. Lo que creo que está pasando es que ahora con los nuevos músicos hemos encontrado una manera de resumir más los arreglos en función de la dramaturgia interna de cada canción y de la dramaturgia del show. Es por eso que se crea una mayor dinámica entre un tema y otro y esto se logra con muchísimos ensayos. Para mí los conciertos, igual que los discos, no son un puñado de canciones al azar. Son temas que se complementan unos con otros según la historia que quiero contar. El problema que tenemos ahora es que he compuesto últimamente muchas canciones nuevas y si a esto le sumas los siete discos anteriores, se nos hace muy difícil complacer a todo el mundo. Siempre se quedan canciones fuera. Se trata de un concierto, no de una mesa buffet.

Se extrañaron canciones de otros discos. ¿Se priorizó el espacio para las nuevas?

Históricamente siempre estrenamos en nuestros conciertos temas nuevos e inéditos mezclados con las canciones más conocidas y si con los años no terminas de tocar todas las canciones de discos como Siete o Nubes e incluso hay temas de Monedas al aire y de Jalisco Park que hace un montón de años que no tocamos, entonces siempre te vas a encontrar con que habrá gente que te pregunte por qué no hiciste tal tema en vez de otro.

Incluso hasta me piden que cante canciones que nunca he grabado, canciones del principio que solo conocen unos cuantos amigos.

¿Habrá que hacer más conciertos? Yo soy partidario de que cuando vuelves a retomar una canción de hace muchos años es una forma de darle vida y eso me gusta. Es por eso que lo estamos haciendo con algunos temas, pero te confieso que ahora estoy más enfrascado en seleccionar los nuevos temas que formarán parte de mi nuevo disco y no creas que es tan fácil. A veces quitar una canción en un disco cuesta más trabajo que agregar otra.

¿Cómo ven en el extranjero, España por ejemplo, al cubano Carlos Varela cuando actúa en ese país y cómo esos mismos españoles se imaginan que actúa en Cuba, sin saber quizá que tocas en un escenario como el del Teatro Karl Marx?

Cuando actuamos en España entramos inevitablemente por otros caminos que tienen más que ver con la promoción, la venta de discos y el trabajo de la compañía discográfica que esté lanzando tu disco en ese momento, es decir, que es muy diferente a cuando hacemos un concierto en Cuba donde evidentemente somos más conocidos. He tenido la suerte de actuar en España, junto a Silvio, Pablo y Joaquín Sabina, en grandes recintos para mucha gente: polideportivos, plazas de toros y estadios, y eso ayuda muchísimo a que te conozcan más y a conocer todavía más a ese maravilloso país, en donde te hacen sentir como en casa y no como un turista.

Dice Joaquín que para mucha gente en España es más fácil identificar mis canciones que mi cara. Eso quizá porque las conocen de la voz de Ana Belén, de Miguel Bossé o del propio Joaquín y, puesto a escoger, es mejor que identifiquen más fácil mis canciones que a mí.

Todos sabemos que hay una gran comunidad cubana en España y en otras partes del mundo que colaboran con "contaminar", por llamarlo de alguna manera, a otros pueblos con la música cubana y eso se les agradece eternamente. Lo cierto es que cuando algunos de estos españoles vienen y me ven en un Karl Marx, sienten que aquí cada canción, cada palabra, cada verso, cada acorde de una intro musical significan otro montón de cosas y eso solo se puede vivir y sentir aquí, lo que les da una medida de lo conectada que está mi obra con los cubanos de adentro y de afuera. Eso me hace sentir orgulloso.

¿Consideras la frase: "a veces me pasan en la radio" como una cita del pasado? ¿Cómo se ve Carlos Varela convertido en uno de los trovadores más aclamados de este momento en nuestro país?

Es cierto que me están pasando bastante en algunas emisoras, pero la frase de esa canción no se refiere solo a cantidad de veces. Se refiere también a lo que pasan y lo que no. No puedo decir que no pasen temas de todos mis discos, pero a veces no pasan algunos temas, según el criterio de la emisora, o del productor y sabes que eso siempre va a existir. De todas maneras, tengo que reconocer que en los últimos meses hay emisoras que me están "quemando" y otras que no. Gracias para ellas, de verdad y de corazón.

Yo me sigo sintiendo un tipo normal, a pesar de que sean mucha más la gente que te para en la calle, la que toca mi puerta, o incluso más la que asista a nuestros conciertos. No hay que perder la cordura. Aún me queda mucho por hacer y sigo siendo un enamorado de mi trabajo, un apasionado de la música y del trabajo con mis músicos y, gracias a Dios, eso lo cura todo.

Entre las canciones del concierto que despertaron más expectativas se encuentran “Lucas y Lucía”, “Robinson” y “Foto de familia”. ¿Por qué crees que pasa eso?

Quizás las tres tienen el común denominador de la familia, la emigración y las fronteras.

Son temas que he tratado en varias ocasiones de distintas maneras en algunas canciones. Aún queda mucho por escribir sobre esos temas, que suelen ser dolorosos, pero que pertenecen inevitablemente a la historia de nuestras familias, de nuestros amigos y de nuestros barrios, nuestros pasados y presentes. Y te digo más: no creas que es un problema solo de Cuba, este existe también en una buena parte del mundo.

Hay gente que muchas veces me ven como un cronista. No lo sé. Creo que Juan Formell es mucho más cronista que yo, pero lo cierto que Cuba es un país donde podrías contar buena parte de su historia a través de las canciones que se han escrito durante todos estos años. De este pueblo salen historias como las de “Lucas y Lucía”, como las de “Robinson” y como “Foto de familia”.

Es una suerte y una bendición saber y sentir que estas canciones y otras están dentro de los corazones de la gente que nos viene a escuchar ya sea adentro o afuera. No te puedo contar lo que se siente allá arriba cuando cantas “Foto de familia” y puedes escuchar la respiración de cada espectador y en algunos casos puedes hasta escuchar una lágrima. Esto es un oficio que al principio parecía un juego y que con los años se convierte en algo muy verdaderamente serio.

Conocemos de tu concepción dramatúrgica del espectáculo musical. La idea de las pantallas y de lo que aparecen en ellas ¿fue idea tuya? ¿Nuevas propuestas en tal sentido para el futuro?...

Me conoces y sabes que vengo del mundo del teatro. Eso fue lo que estudié. Y sabes también que desde hace años tengo un equipo con el que me gusta discutir ideas, que muchas veces no podemos llevar a cabo por falta de algunos recursos. Mis primeros conciertos en el Teatro Karl Marx recuerdo que eran con grandes escenografías que hacía Alejandro Arrechea, casi imposibles de transportar, pero muy creativas. Con las luces teníamos que ser magos inventando colores e inventando máquinas de humo con pequeñas hornillas donde calentábamos cloruro de amonio que producía un humo tremendo, pero al mismo tiempo un olor terrible, que era malísimo para cantar. Ahora tenemos un maravilloso y entusiasta equipo de producción dirigidos por Josué García que lleva conmigo casi 20 años. Este equipo se llama La Rueda Producciones y es sin dudas, si no el mejor, uno de los mejores de Cuba.

Tanto es así, que siempre los piden para los conciertos de los músicos extranjeros que nos visitan y eso es justo por lo profesionales que son. Entonces, gracias a la colaboración de otro gran amigo y fotógrafo que es Ivan Soca, salimos a buscar imágenes de archivo que mezcladas con fotos y videos de Iván y combinados con la banda sonora de voces, lo mismo de Lenin, que de Armando Calderón y las maravillosas luces diseñadas y dirigidas por Manolo Garriga al igual que el sonido y los efectos de mi ingeniero Tirso Morejón, se crea un efecto teatral en algunas de las canciones que inevitablemente le dan un carácter muy mágico al show que estamos haciendo.

Tenemos unas ganas de trabajar tremendas, así que pienso que muchos de los temas nuevos del nuevo disco pueden llevar un montaje de este tipo. No se trata de distraer a la gente en el teatro, porque puedes cometer el error de confundir, sino todo lo contrario. La intención es darle varios códigos a través de las imágenes, las luces y el sonido de manera que cada espectador pueda ir haciendo sus propias analogías de cada canción y eso ayuda a encontrarle otras lecturas a los temas, sin que se pierda nunca la esencia que me identifica, que son la música y los textos.

En estos tiempos de globalización donde prácticamente en todo el mundo de habla hispana los músicos tocan con un mismo formato instrumental, incluso hay quienes coquetean con textos inteligentes, con propuestas reflexivas aunque se muevan en el contexto de la música comercial de la industria del entretenimiento. Por todo esto, ¿no has sentido en algún momento que se pueda confundir la esencia que identifica tu obra y a ti como artista ?

Guille, sobre ese tema me gustaría leerte un fragmento de una entrevista que hice el año pasado en Toronto, Canadá donde me refiero a la industria musical de ahora. Perdóname que te lo lea, pero creo que logré resumir en algunas pocas palabras lo que nos está pasando, al menos yo lo pienso así:

"La industria y el mercado de la música están en su peor momento. Tal parece que la mayoría de las discográficas y de los medios que ellas controlan están más ocupados en vender silicona, toneladas de músculos y marcas de ropa que en difundir la música...

“El Imperio del Mal Gusto, de la ignorancia y de lo superficial que reina hoy en la mayoría de las radios y televisiones del mundo es tan peligroso para los pueblos como el orificio de la capa de ozono o el terrorismo mundial. La música es una bendición de Dios, la música te puede salvar de tanta contaminación. Si los políticos de este viejo mundo escucharan más y mejor música, seguramente habría menos odio y menos guerras..."

Esta es una muy buena y curiosa pregunta. Es verdad que en el llamado mundo de la música comercial está pasando de todo. Ya tú lo dijiste: "la industria del entretenimiento".

Habría que preguntarse exactamente: ¿cuál es la música comercial y cuál no? Porque a veces las revistas y las televisiones no piensan igual que tú y que yo y es bueno que sea así, pero también a veces confunden o al menos lo intentan. Es por eso, por ejemplo, que en una revista latina sobre cantautores hay un artículo sobre Ricardo Arjona, otro sobre Silvio, otro sobre Alejandro Sanz, otro sobre Ricky Martin, otro sobre Sabina y otro sobre Juan Gabriel. Lo cierto es que todos son autores de sus propias canciones y también es cierto que el término cantautor, ya gastado en algunos países, se suele confundir con un tipo solo en una silla con un poncho, una guitarra, un charango, y cantando sobre gavilanes y los andes. Pero como dice mi canción: "Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo".

Para mí Jonh Lennon y Peter Gabriel son cantautores, al igual que Sting, al igual que Pablo y Silvio o que Juan Luis Guerra, Jackson Browne, Carole King y muchísimos otros que no solo son consecuentes con lo que dicen, sino también consecuentes con la manera de cómo dicen su obra.

Ni tú ni yo somos guapos, ni bonitos, ni altos, ni mucho menos modelos de nada. Creo que Dios nos dio otros encantos, así que dudo que a alguien se le pueda ocurrir confundir la esencia que me identifica verdaderamente y esa está en mi obra. También están los que nunca me han escuchado y no saben por qué, pero se quieren hacer una foto conmigo.

Eso me recuerda una cosa que me pasó el otro día en la calle:

Se me acercó una mujer y se puso muy, muy nerviosa cuando me vio. Comenzó a llorar y a buscar desesperadamente una pluma y un papel para que le firmara algo y decía:

“¡Dios mío! Cuando yo cuente que conocí a Carlos Varela, no me lo van a creer. Yo te adoro, soy tu fan número uno, tengo todos tus discos”, etc, etc.

Yo le dije: “¡Gracias, mi vida!” Y cuando ya se iba, me dijo: “¿Te puedo hacer una pregunta?”

“Sí, como no”, respondí, y me preguntó: “Dime la verdad, de verdad, ¿quién te escribe las canciones?”

Ante semejante y extraña pregunta, hice una pausa y le respondí: “¡Silvio!”

Ella me dio un beso y se fue diciendo: “¡¡Lo sabía!!”.

MUSICA DE CARLOS VARELA

1.- Como los peces
2.- Habáname
3.- Guillermo Tell

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