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jueves, diciembre 07, 2006

¿Corridas de toros en Cuba?

Por Mayra Pardillo Gómez*

Sancti Spíritus, Cuba (PL).- Centellea el traje de luces, sale al ruedo el capote carmesí y se incrustan en el cuerpo del animal las banderillas, como primer paso de un suplicio que durará para algunos una eternidad. Así, una y otra vez, se repite la corrida de toros.

En Espacios Intangibles, de Ediciones Luminaria, Sancti Spíritus, 2004, Juan Eduardo Bernal Echemendía, escritor y actual presidente de la Sociedad Cultural José Martí, señala que fue en el Siglo XVI, en específico en 1567, que se prohibieron por decreto pontifical las fiestas de toros, con pena de excomunión para los transgresores.

Pero Felipe II negoció con el Vaticano, explica el autor del mencionado volumen, para que España eludiera aceptar ese decreto.

Apunta que "Años después del gobierno de Felipe IV, quien comenzó la estimulación de las justas, fueron introducidas las banderillas, la espada y la muleta".

En América, el toreo evolucionó de a caballo a formas novedosas como la monta, enlace de toros, rodeo y jaripeo. En Cuba, estas últimas se conservan, afirma Bernal Echemendía.

PLAZA DE TOROS EN SANCTI SPIRITUS

Sancti Spíritus, la cuarta villa fundada por el Adelantado Diego Velázquez en Cuba, celebró su primera corrida de toros el 1 de julio de 1850, sin excluir la posibilidad de otras lidias que quizás la historia dejara de recoger.

La Plaza de Toros estaba ubicada en el Acueducto Municipal de la ciudad, Monumento Nacional, situada al centro de la Isla y a unos 350 kilómetros al este de La Habana.

En esa lid participaron como torero el mexicano José Vázquez, su esposa, apodada La Pepilla, Cenobio como picador y un andaluz de apellido López.

El 11 de agosto y el 8 de septiembre, de ese año, se efectuaron otras dos más, con la misma cuadrilla.

Desde el 19 de julio El Fénix, primer periódico espirituano que vio la luz el 3 de marzo de 1834, se hizo eco de los programas del espectáculo taurino.

Acerca de la corrida de toros del 11 de septiembre, programada con el fin de beneficiar supuestas obras públicas, trascendió que careció de la afluencia esperada.

Dos años después, el 7 de septiembre de 1852, se anunció públicamente la presentación de la cuadrilla de un torero conocido como el Tío Juan.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en Sancti Spíritus se toreaba en cualquier época del año, pero en diciembre eran más frecuentes las corridas para acompañar las festividades asturianas, que se hacían en el área del Acueducto Municipal.

El 10 de diciembre de 1852 arribaron a la ciudad los cuadrilleros para escoger los toros, de la finca Las Guásimas, que participarían en los programas de la fiesta.

Tres meses después se anunció una corrida a cargo de una cuadrilla que durante su recorrido por la isla sobresalió en la plaza de toros de Regla.

Compuesta por nueve hombres, entre sus miembros se distinguían los apodados Negrito y Tirabeque.

En opinión del autor de Espacios Intangibles, se "evidencia una falta de verdadero arraigo del espectáculo en Sancti Spíritus y Cuba".

El Fénix publicó la información referida a una corrida que se celebraría en Trinidad, en homenaje al arribo a esa ciudad -fundada también en 1514- del general Concha, entonces Capitán General de la Isla.

Como es de suponer, los espectáculos eran organizados y financiados por hacendados, comerciantes y otras personas pertenecientes a las clases pudientes.

Luego se carecen de otras pruebas documentales vinculadas con la tauromaquia hasta marzo de 1864, fecha en la cual José Sánchez, El Niño, toreó en la mencionada Plaza de la calle Gutiérrez, en Sancti Spíritus.

El 13 de febrero de 1887 aparece en la Fraternidad una noticia referida al debut en la plaza de toros de Cienfuegos, provincia al centro-sur del país, de una torera conocida como La Cordovesa y un niño de corta edad a quien denominaban El Pequeño Mazzantini.

Rememoraban probablemente con ese nombre al legendario matador de toros Luis Mazzantini, quien aparece en algunas publicaciones como español y en otras como italiano.

En Cuba existe una frase acuñada a partir de esa época que afirma: "Eso no lo hace ni Mazzantini el torero", aludiendo a la valentía de este hombre -considerado además buen mozo y elegante- cuando se enfrentaba al embravecido animal en cualquier plaza.

PROHIBICION Y POCAS MOTIVACIONES

El 18 de noviembre de 1894 se apoyó desde El Fénix la supresión de las corridas de toros en Cuba.

A partir del domingo 23 de diciembre de 1894, en la víspera de la lid, quedarían dispuestos varios establecimientos.

El domingo 3 de febrero de 1895 tuvo lugar una de beneficio y despedida de la cuadrilla, también en la Plaza de Toros del Acueducto, en horas tempranas de la tarde.

La cuadrilla de ese día estaba integrada por Germán de León, apodado Facultades, torero negro que exhibiría arte y valor también en España.

Prueba de la posterior prohibición de estos espectáculos está en dos artículos publicados en 1923, en El Fénix. El primero de ellos narra las acciones impulsadas en La Habana el 30 de abril del mencionado año por un fuerte movimiento feminista que se oponía a un posible restablecimiento de las corridas de toros.

Las féminas capitalinas amenazaban con provocar disturbios para impedir la aprobación de este pasatiempo.

Nuestra gran poeta Dulce María Loynaz (1902-1997) escribió un alegato titulado "Las corridas de toros en Cuba", contra la instauración de este tipo de espectáculo en el país.

La segunda información, del 3 de mayo, aborda la petición de Luis Estrada, empresario de un torero conocido por El Gallo, residente en La Habana, para que la Secretaría de Gobernación eliminara la prohibición de las lidias.

En opinión de Bernal Echemendía, "Es factible advertir también una pérdida espontánea de una motivación que jamás logró integrarse a la síntesis cultural, donde el cubano ejercía sus prácticas diversas".

También contribuyó a su desaparición el hecho de que la Plaza de Toros de la ciudad, construida en 1894 por la comunidad asturiana, sobrevivió muy poco tiempo a causa del estallido independentista acaecido un año después.

Fuentes consultadas destacan que existieron corridas de toros en las principales poblaciones de Cuba, especialmente en La Habana, Cienfuegos, Pinar del Río y Puerto Príncipe (Camagüey).

También se tienen noticias de que en 1538, con motivo de la llegada del Adelantado Hernando de Soto, hubo una en Santiago de Cuba y en 1569 se celebra la primera en La Habana en honor de San Cristóbal.

En 1747 se efectuó una en Matanzas, y en 1759 otra en La Habana para festejar la conmemoración de Carlos III.

Este tipo de distracciones fuertes, por llamarlas de algún modo, tiene adeptos y detractores, como sucede con las peleas de gallos u otra actividad donde el espectáculo culmina con la muerte de un ser vivo.

*La autora es corresponsal de Prensa Latina en Sancti Spíritus.

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