Un producto contra los nemátodos
Por Juliett Morales (Prensa Latina)
Hace más de 20 años oír hablar de vacunas recombinantes contra el cáncer, plantas autopesticidas, resistentes a la sequía o productos ecológicos contra plagas que afectan las plantas era un sueño en Cuba.
Eso es historia pasada. Ya se cuenta con tecnologías de última generación para marchar a la vanguardia en ese sentido.
Pese a su condición de país subdesarrollado y bloqueado por Estados Unidos, Cuba se niega a quedarse atrás en el campo biotecnológico y ya ha marcado varios impactos resultado de la excelente preparación de sus profesionales y la coordinación de los distintos centros investigativos.
La producción de alimentos de mejor calidad constituye una prioridad para el país y tecnologías como la de cultivo en casas verdes - exitosa a nivel mundial - han llegado a dominarse.
Con esa técnica se han logrado cubrir 130 hectáreas de vegetales y está previsto crecer a más de 600 en el próximo lustro.
Sin embargo, una de las limitaciones de ese sistema son los nemátodos de nódulos, microorganosmos que ocasionan raquitismo y hasta la muerte en las plantas. Ese problema es combatido con plaguicidas químicos efectivos, pero nocivos al medio ambiente.
La necesidad de alternativas ambientales amigables se impuso y así nació uno de los hitos de la biotecnología cubana aplicada al sector agropecuario, el Hebernem, un proyecto surgido hace 16 años y materializado gracias al trabajo del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de la provincia de Camagüey, fundado el 25 de julio de 1989.
Ese bioproducto es aplicado en cultivos protegidos desde abril del 2004 con resultados relevantes desde el punto de vista de efectividad y control del rendimiento de las cosechas como de percepción por seguridad y facilidad en su manejo.
Hasta el momento, 28 hectáreas de cultivos protegidos son tratadas con Hebernem. Debido a sus buenos resultados, se espera extender su uso a 600 hectáreas de cultivos protegidos y para el presente año está prevista su aplicación en 100 hectáreas, explicó Carlos G Borroto, vice director del CIGB de la Habana.
El bioplaguicida sirvió de base para el nuevo sistema de uso de bioproductos agrícolas en Cuba, dijo el directivo.
La aspiración actual es aplicar el nematicida biológico en el resto de las casas de cultivo del país, lo que contribuiría a mejorar la producción de alimentos agrícolas en la isla, que cuenta con capacidad productiva para el 100 por ciento de las casas que tengan condiciones, precisó.
En la competencia con el Hebernem, los plaguicidas químicos como el Bromuro de Metilo y el Nemagón tienen las de perder. Aunque son efectivos "homicidas" de nemátodos, ocasionan serios daños a la microflora del suelo, a la fauna y contaminación ambiental.
Desde el 2004, el Hebernem ha sustituido los tratamientos químicos para el control de nemátodos en varias empresas citrícolas como en la Jiquima de la oriental provincia de Holguín.
Además cuenta con dos patentes de inversión en China y Vietnam y se realizan negociaciones para ensayos de aplicación en Argentina, el sur de España y Turquía, adelantó Borroto.
La comparación de los efectos de aplicación del Hebernem con respecto a los bioquímicos de uso frecuente mostró que los resultados fueron superiores cualitativa y cuantitativamente en las plantas tratadas con el bionematicida, tanto por el grado de infestación por nemátodos (0,99 contra 2,10 en el caso de las tratadas con los químicos, como por un incremento en rendimiento del 33,44 por ciento.
El bioproducto también resulta inocuo para el hombre y el resto de los animales, como lo mostraron diversos ensayos para detectar posibles efectos tóxicos y ecotóxicos.
Ese nematicida biológico se crea por el aislamiento de la cepa C-924 de la bacteria del suelo tsukamurella paurometabola, vinculada a la materia orgánica en descomposición, que resulta eficaz para el control de las especies meloidogyne incognita, radopholus similis y pratylenchus spp.
Esa bacteria - explicó Jesús Mena, del CIGB de Camagüey - produce sulfuro de hidrógeno que la ubica como un antagonista potencial contra otros organismos fitopatógenos.
Su efectividad se ha evaluado en casos de cultivos protegidos de tomate, pepino, pimiento, sandía y melón, primero en casas individuales y después en varias empresas del país.
El Hebernem es solo una muestra de los muchos hitos que ya han logrado los científicos cubanos tanto en la biomedicina como en el sector agropecuario, resultados que están puestos al servicio de la sociedad.
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