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viernes, enero 10, 2014

DEL SUSTO A LA ANÉCDOTA PINTORESCA


En La Habana varios edificios de gran altura fueron evacuados momentáneamente por precaución, y en la zona del Centro Histórico lugares como la Basílica de San Francisco de Asís, el Edificio Bacardí, la Lonja del Comercio y otros fueron abandonados cuando los cristales, las macetas y los buroes comenzaron a moverse

Por Amaury E. del Valle, Hugo García y Yuniel Labacena Romero (Juventud Rebelde)

 Algunos pensaron que era una broma de quien les movía la silla, otros creyeron estar mareados, pero buena parte de los habitantes de Villa Clara, Matanzas y La Habana identificó a las 3 y 57 de la tarde de este jueves las sensaciones de un sismo.

En La Habana varios edificios de gran altura fueron evacuados momentáneamente por precaución, y en la zona del Centro Histórico lugares como la Basílica de San Francisco de Asís, el Edificio Bacardí, la Lonja del Comercio y otros fueron abandonados cuando los cristales, las macetas y los buroes comenzaron a moverse como si tuvieran vida propia.

Los matanceros de la zona norte también vivieron el inusual temblor, y hasta los alumnos del Instituto Vocacional de Ciencias Exactas Carlos Marx lo percibieron en sus aulas y otras áreas. El estudiante Hugo Alejandro García contó que fue muy rápido, que sus cuerpos se estremecieron breves instantes y hasta el televisor y las mesas temblaron.

Según el Puesto de Mando del Consejo de Defensa, en ese territorio no se reportaron daños por el movimiento, que se sintió en los municipios norteños de Martí, Cárdenas (Varadero) y Matanzas.

En la ciudad fue perceptible en los repartos Camilo Cienfuegos y El Naranjal, y en los cuatro edificios de 13 plantas del Consejo Popular Playa, a la salida de la ciudad hacia Varadero.

No obstante, el sismo no pasó más allá de provocar un susto leve y hasta una anécdota pintoresca para muchos, pues en la zona central y occidental de Cuba estos fenómenos son muy raros, a diferencia de lo que sucede en el oriente del país.

Entre los sismos ocurridos en la región occidental, según datos del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas, está el temblor del 23 de enero de 1880, que asoló a los poblados de San Cristóbal y Candelaria, en la hoy provincia de Artemisa, con intensidad de VIII en la escala MSK (magnitud 6 en la escala de Richter).

La historia recoge otros eventos como el de enero de 1824 en Trinidad (Sancti Spíritus), con magnitud estimada de 4,3 en la escala de Richter, y en febrero de 1843 en La Habana con intensidad V MSK y magnitud estimada 3,7 (Richter).

El más cercano referente que se tiene en el occidente es el temblor de 1981 (intensidad V MSK) de magnitud 3,7 (Richter), que estremeció las localidades de Alonso de Rojas y La Coloma, al sur de Pinar del Río, y fue perceptible en algunas zonas de La Habana.



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