UN HUMOR INTELIGENTE PARA LA INTELIGENCIA DEL PÚBLICO
Virulo recuerda y piensa con sentido de
futuro
Por Pedro de la Hoz (Granma)
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Foto: Archivo personal del artista |
La Habana ha vuelto a ser, desde hace
unos años, su base de operaciones, aunque echemos de menos una mayor y
justificada presencia en salas, teatros y espacios televisivos. Estuvo, lo
sabemos, un tiempo en México, haciendo televisión y espectáculos, nunca
desconectado de su realidad. Una realidad que aflora continuamente en nuevas
canciones y proyectos escénicos que le solicitan en Colombia, España y México.
La Casa de las Américas lo invitó para realizar un concierto el próximo 20 de
diciembre, excelente pretexto para conversar sobre unas cuantas cosas.
—Mi vocación humorística tiene mucho que
ver con mi madre, santiaguera ella, sabía muchos sones y guarachas; así conocí,
por ejemplo, la obra de Matamoros y Ñico Saquito. Yo hice mis primeras
canciones en la etapa estudiantil, y hubo una, Made in USA, una sátira
política, que gustó en los festivales de aficionados y me la pedían. Luego,
influido por la Nueva Trova, compuse canciones más líricas, de metáforas
complicadas. Hasta que me di cuenta que lo mío no era eso, sino la canción
humorística, la sátira, y desde entonces ese ha sido el centro de mi labor
creativa.
Virulo fue también fundador y primer
director del Centro de Promoción del Humor.
—Hay una historia que no puede ser
olvidada. En los años ochenta el humor vivió momentos muy interesantes a partir
de la multiplicación de colectivos, surgidos casi siempre en los medios
universitarios, con propuestas ingeniosas e inteligentes, de sólido basamento
cultural. Fue interesante ver cómo sus espectáculos llegaban a la sensibilidad
popular sin concesiones. Recuerdo la Leña del Humor, en Santa Clara, la Seña
del Humor en Matanzas, asesorada en sus inicios por Jorge Guerra, y aquí en La
Habana Sala-Manca, de estudiantes del Instituto Superior de Arte, entre ellos
Osvaldo Doimeadiós, y Omondivepa, entre otros. Recuerdo también a Churrisco y
Ulises Toirac de aquellos tiempos.
"Podíamos hablar entonces de un
movimiento y eso fue lo que dio pie en 1990 a la fundación del Centro Promotor
del Humor, por parte del Ministerio de Cultura. Teníamos por sede al cine
Acapulco; mientras en el Karl Marx el Conjunto Nacional de Espectáculos, que yo
dirigía, mantenía las puertas abiertas a la integración de esas propuestas con
nuestro trabajo. El Centro tenía sus fundamentos en la promoción y no en la
comercialización. Con la realidad económica que se impuso en el país a medida
que avanzaron los noventa, todo esto sufrió cambios y el Centro comenzó a
funcionar bajo un criterio empresarial".
El humor para Virulo es un ejercicio
riguroso y muy serio. De ahí que abordemos su problemática entre nosotros.
—En años sucesivos y hasta la actualidad,
el humor escénico se ha debatido entre quienes apuestan por la agudeza, la
inteligencia y el respeto al público y quienes toman el camino fácil del chiste
de mal gusto, agresivo, empobrecido ética y estéticamente, alentado por cierto
público que fue copando las capacidades de centros nocturnos y pedía y pagaba
para satisfacer sus apetencias. Esto último no tiene por qué ser así. Yo creo
en el humor inteligente y en la inteligencia de nuestro mejor público. Es la
mejor manera de abrir, en nuestro caso, una ventana al futuro.
También en la conversación surge una
noticia:
—Acabo de revisar una grabación de
Welcome, Colón, una de las obras más entrañables de las que montamos con el
Conjunto Nacional de Espectáculos. Pienso que muy pronto estará al alcance de
todos los interesados. ¿Mis discos? Son unos cuantos y he hecho saber al
Instituto Cubano de la Música y a nuestras casas discográficas que pueden
disponer de ellos.
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