LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ Y GUANAJAY
Por O. Fonticoba
Gener (Granma)
El
relato llega de Ángel Eros: un pinareño de 85 años, fundador de la Generación
del Centenario, otrora presidente de la Juventud Ortodoxa en el municipio Guanajay y
participante en el asalto a Palacio Presidencial, en 1957.
Eros
cuenta que fue en San Juan y Martínez, Pinar del Río, donde se reprodujo una de
las primeras impresiones de La Historia me Absolverá, histórico alegato
pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante su juicio, luego
del asalto al Cuartel Moncada.
"Cuando
Melba y Haydée salieron de la cárcel de Guanajay, donde las apresaron por su
participación en el Moncada —relata Eros—, yo estuve entre el grupo de
compañeros que las recibió. Recuerdo que ahí también estuvieron los
padres de Haydée".
"Luego
de eso mantuve contacto con Melba. Fue ella quien me dijo que Fidel había
mandado desde la cárcel, poco a poco, La Historia me Absolverá y que su padre,
que era abogado, la había mecanografiado. Me dijo además que Fidel había dado
instrucciones de imprimir el documento".
"Yo
me había brindado antes para reproducir cualquier folleto en la imprenta de
Guanajay porque allí yo conocía quién podía hacerlo; pero cuando ella me dio la
copia a máquina, por su dimensión, me di cuenta de que no podía hacerlo en mi
pueblo".
Ante el
inconveniente, Ángel Eros y Pedro Luis Esperón, otro joven de la Generación del
Centenario —que luego caería durante el Asalto a Palacio Presidencial—, se
dirigieron a San Juan y Martínez donde un amigo de Eros: Juan Gener Saíz,
poseía una imprenta.
Nenito
Gener, como le llamaban, era miembro del Partido Ortodoxo y director del
periódico Adelante, de circulación local, que criticaba abiertamente el
gobierno batistiano.
"Cuando
Esperón y yo hablamos con Nenito y le explicamos lo que queríamos hacer, él
dijo sí, sí, yo la tiro. Y así lo hizo. Él no le puso al documento el nombre de
la imprenta ni nada que pudiera delatar su origen; además, buscó letras
diferentes a las que normalmente usaba para que no pudieran asociarlo con
nosotros".
Los
ejemplares impresos debían distribuirse durante una peregrinación de jóvenes
revolucionarios que marcharía hasta la bóveda de Rubén Batista —el primer
mártir de la Generación del Centenario—, en el cementerio de Colón, con motivo
de cumplirse un año del asalto al Cuartel Moncada.
"Los
folletos los trajimos en el carro de un compañero de Guanajay que le apodaban
El cubano. Los pusimos debajo de las alfombras para que no se notaran".
"Cuando
nos bajamos en la puerta del cementerio ya había gente; entonces el carro que
traía los manifiestos llegó y se parqueó dentro de la necrópolis y entramos con
la peregrinación. Para ese entonces, ya habían llegado los policías, eran 40 o
50 ".
"Allí
iba a hablar un compañero de la Juventud Ortodoxa. A las primeras palabras que
dijo, la policía comenzó a disparar y a caerle a palos a la gente y todo el
mundo echó a correr".
"Ese
día no hirieron a nadie ni tomaron presos, pero rompieron la peregrinación.
Nosotros pudimos salir, pero los folletos que pensábamos repartir se quedaron
en el carro, ¡y el carro había venido de Guanajay! Así que los dejamos aquí en
La Habana con Aramís Taboada, que era abogado, para que Melba los recogiera
después".
Los
ejemplares impresos por estos revolucionarios en San Juan y Martínez fueron
sumados luego a los reproducidos en La Habana, en la imprenta de Desagüe, entre
Ayestarán y Almendares.
Humilde,
como a quienes defendía, resultan los orígenes de La Historia me Absolverá. Su
impresión y distribución, no importa el tiempo, dependió de los esfuerzos de un
grupo de hombres y mujeres perseguidos por el único delito de amar a su Patria
y de querer hacerla grande, como lo pensó Martí.
El
alegato pronunciado por Fidel en 1953 no fue solo la segunda victoria del
asalto al Moncada, sino un triunfo que se multiplica cada año en cada cubano y
en cada logro de la Revolución.
ARTÍCULOS
RELACIONADOS
0 comentarios:
Publicar un comentario