PALABRAS QUE VAN Y VIENEN
«Mi sangre» es una expresión marginal
Por Celima Bernal (Juventud Rebelde)
Caricatura: LAZ |
Antes de hablar hay que pensar. Eso de andar diciendo lo que nos viene a la mente conduce a desatinos imperdonables. Una oye expresiones pegajosas y, sin percatarse, las repite. Los disparates se pegan más que un torero bravo.
Debo confesar con muchísima pena algo que me ocurrió hace años. El cielo estaba muy nublado. Dije al taxista: «Va a llover como loco». El joven contestó: «Sí, parece que va a caer un aguacero fuerte». ¡Qué vergüenza, madre mía! ¿Quién me habría dicho que los locos llovían?
Todos hemos oído la frase: «El suplicio de Tántalo». Su origen es el siguiente: Tántalo, hijo de Zeus y de la ninfa Plato, fue condenado a permanecer en el centro de un lago de aguas claras que se retiraban del alcance de sus labios cuando quería calmar la sed. Sobre su cabeza colgaban frutas que se escapaban de la mano, si pretendía tomarlas. Un peñasco enorme amenazaba con desplomarse sobre él.
El castigo se le impuso porque divulgó secretos que su padre le confió. La expresión se usa para los casos en que no se puede alcanzar lo que se desea, aunque se tenga cerca.
Yahoo (pronúnciese yajú) es una palabra clave en Internet. Proviene de una raza de criaturas degradadas que menciona Swift en Viajes de Gulliver. Jerry Yang, de origen chino, fue el creador del buscador yahoo, una herramienta capaz de encontrar una aguja en el pajar digital. Seleccionó esa voz entre cientos que comenzaban con ye.
Llamar a una persona amiga «mi sangre», no es nada elegante. Evítela: tiene un matiz marginal muy marcado.
Hace poco hablé de Poncio Pilato. Aparece en distintos diccionarios, indistintamente, como Pilato o Pilatos; no es una incorrección.
Refiriéndose a un boxeador, alguien dijo: «Es un Hemingway». Ernest Hemingway fue un escritor norteamericano que vivió algunos años en nuestro país. Debió haber dicho: es un heavyweight o, mejor, un peso pesado.
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