PALABRAS QUE VAN Y VIENEN
El nueve
Por Celima Bernal (Juventud Rebelde)
Por Celima Bernal (Juventud Rebelde)
Ha comenzado el 2009, que les deseo muy feliz, y así será, porque el nueve es un número mágico, al menos, eso creían los mayas, que eran tan sabios.
El vocablo eco tiene tres entradas léxicas en el diccionario. La segunda, que es la que nos interesa ahora, dice: del griego oixo —es elemento de composición—, significa casa, morada o ámbito vital; entra en la formación de muchas palabras españolas: ecografía, ecología, etcétera.
Posta aparece registrada, entre otras acepciones, como «tajada o pedazo de carne o pescado u otra cosa». No sé por qué nunca me ha gustado usarla. Sin embargo, aquí se oye mucho también con la significación que según se advierte, es anticuada: «En lo militar, gente apostada, y en tal sentido, se solía dar ese nombre al soldado que estaba de centinela». Es igualmente conjunto de caballerías que apostaban en los caminos a distancia de dos o tres leguas, para que los correos, los tiros, etcétera, pudieran ser renovados, casa o lugar donde están las postas, y distancia que hay de una posta a otra.
Picar es cortar o dividir en trozos muy menudos; pero hasta llamar a la puerta es picar. No puedo complacer a quien me pide los usos correctos, ya que esta palabra tiene 46 acepciones. Echar, que casualmente la iguala en el número de acepciones, es hacer que una cosa vaya a parar a alguna parte, dándole impulso, así es que «echar sal» no resulta incorrecto, como creía una lectora.
En la norma mexicana existe el verbo abuelear, no registrado aún por la Academia. Cuando una criatura se parece físicamente a uno de sus abuelos, se dice: «El niño de Fulana abueleó».
Perpetuas dicen a esas señoras, generalmente ancianas, que se dedican, como madres, a atender a los sacerdotes; les cocinan, les limpian la casa, les lavan la ropa. El nombre no responde a que ejercen su oficio a perpetuidad —para siempre— sino a que así se llamaba un personaje, de la conocida novela Los novios, de Alessandro Manzini, considerada la más famosa del romanticismo italiano. En la obra, Perpetua hacía ese trabajo.
LA RESPUESTA DE HOY
Un lector pregunta qué significa tericia. Así dicen vulgarmente, algunos, a la ictericia, que es la acumulación de pigmentos biliares en la sangre. La piel del enfermo se ve amarilla. Una vez leí que el nombre de la enfermedad se originaba en el de la oropéndola —ikteros en griego— un ave, cuyo plumaje tiene ese color.
Posta aparece registrada, entre otras acepciones, como «tajada o pedazo de carne o pescado u otra cosa». No sé por qué nunca me ha gustado usarla. Sin embargo, aquí se oye mucho también con la significación que según se advierte, es anticuada: «En lo militar, gente apostada, y en tal sentido, se solía dar ese nombre al soldado que estaba de centinela». Es igualmente conjunto de caballerías que apostaban en los caminos a distancia de dos o tres leguas, para que los correos, los tiros, etcétera, pudieran ser renovados, casa o lugar donde están las postas, y distancia que hay de una posta a otra.
Picar es cortar o dividir en trozos muy menudos; pero hasta llamar a la puerta es picar. No puedo complacer a quien me pide los usos correctos, ya que esta palabra tiene 46 acepciones. Echar, que casualmente la iguala en el número de acepciones, es hacer que una cosa vaya a parar a alguna parte, dándole impulso, así es que «echar sal» no resulta incorrecto, como creía una lectora.
En la norma mexicana existe el verbo abuelear, no registrado aún por la Academia. Cuando una criatura se parece físicamente a uno de sus abuelos, se dice: «El niño de Fulana abueleó».
Perpetuas dicen a esas señoras, generalmente ancianas, que se dedican, como madres, a atender a los sacerdotes; les cocinan, les limpian la casa, les lavan la ropa. El nombre no responde a que ejercen su oficio a perpetuidad —para siempre— sino a que así se llamaba un personaje, de la conocida novela Los novios, de Alessandro Manzini, considerada la más famosa del romanticismo italiano. En la obra, Perpetua hacía ese trabajo.
LA RESPUESTA DE HOY
Un lector pregunta qué significa tericia. Así dicen vulgarmente, algunos, a la ictericia, que es la acumulación de pigmentos biliares en la sangre. La piel del enfermo se ve amarilla. Una vez leí que el nombre de la enfermedad se originaba en el de la oropéndola —ikteros en griego— un ave, cuyo plumaje tiene ese color.
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