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viernes, marzo 07, 2008

ESCANDALOSA CENSURA DE EE.UU. CONTRA SITIOS CUBANOS

Tomado de Juventud Rebelde

Publicamos un artículo que apareció este martes en The New York Times que revela cómo Estados Unidos ha bloqueado sitios en Internet con el dominio .com de una empresa inglesa, aplicando extraterritorialmente la legislación norteamericana. Juventud Rebelde añade algunas preguntas y respuestas que no hace el diario norteamericano.

Artículo Original en Inglés:
A Wave of the Watch List, and Speech Disappears
By Adam Liptak

DE UN PLUMAZO EN LA LISTA DE VIGILANCIA, Y DESAPARECE LA VOZ
Por Adam Liptak (The New York Times)

Steve Marshall es un agente de viajes inglés. Vive en España, y vende opciones de viajes a europeos que desean ir a lugares soleados, incluyendo a Cuba. En octubre, cerca de 80 de sus sitios web dejaron de funcionar, gracias al gobierno de Estados Unidos.

Los sitios, en inglés, francés y español, llevaban funcionando desde 1998. Algunos como http://www.cuba-hemingway.com, eran literarios. Otros como http://www.cuba-havanacity.com, trataban temas de historia y cultura de Cuba. Y otros como http://www.ciaocuba.com y http://www.bonjourcuba.com/ eran puros sitios comerciales dirigidos a turistas italianos y franceses.

«Vine por la mañana al trabajo y no teníamos ni una sola reservación», dijo el Sr. Marshall por teléfono desde las Islas Canarias. «Pensamos que era un desperfecto técnico».

En cambio resultó ser que los sitios web del Sr. Marshall habían sido incluidos en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, y a consecuencia de esto, el registro de su dominio que es la compañía eNom Inc. los había desactivado. El Sr. Marshall dijo que eNom le había informado que había hecho esto después que recibieran una llamada del Departamento del Tesoro; la compañía, que radica en Bellevue, Washington, aseguró haberse enterado que los sitios estaban en una lista negra por un blog.

Sea como sea, lo que no se disputa es que eNom canceló los sitios de Marshall sin notificación previa y se ha negado a entregarle los nombres de los dominios. De hecho, el Sr. Marshall nos dijo que eNom le ha quitado su propiedad y ha interferido en sus negocios. Él ha tenido que rearmar su negocio por Internet en estos últimos meses y ahora muchos de los sitios mantienen el mismo nombre pero operan con el sufijo .net en vez de .com, a través de un registro europeo. Sus servidores, asegura, siempre han estado en las Bahamas.

El Sr. Marshall ha dicho no entender «cómo es que sitios web pertenecientes a un nacional británico y operando a través de una agencia española de viajes puedan verse afectados por las leyes de Estados Unidos». Y lo que es peor aún, «en estos tiempos ni siquiera hace falta un juez para que el gobierno de Estados Unidos censure materiales en línea».

Un vocero del Departamento del Tesoro, John Rankin, se refirió por teléfono a una información de prensa emitida en diciembre de 2004, casi tres años antes de que eNom actuara como lo hizo. Dijo que la compañía del Sr. Marshall había ayudado a que norteamericanos evadieran las restricciones de viajes hacia Cuba y que era «generadora de recursos empleados por el régimen cubano para oprimir al pueblo». Dicho texto añadía que las compañías norteamericanas no solo tenían que dejar de hacer negocios con esa compañía sino que también tenían que congelar los bienes de la misma, de tal manera que eNom hizo exactamente lo que le era requerido por ley.

El Sr. Marshall afirmó que no le interesan los turistas norteamericanos. «De todas maneras no pueden ir», dijo.

Peter L. Fitzgerald, profesor de leyes de la Universidad de Stetson, en la Florida, que ha estudiado la lista negra —la cual el Tesoro llama una lista para «nacionales especialmente designados»— consideró que el negocio resultaba muy misterioso. «No hay realmente explicación ni lógica», expresó, «tras la razón que lleva a alguien a aparecer en dicha lista».

Susan Crawford, una profesora de la Universidad de Yale y una de las voces más autorizadas en leyes sobre la Internet, aseguró que el hecho de que muchos de los principales registros de dominios están en Estados Unidos le da a la OFAC (Oficina de Control de Bienes Extranjeros), control «sobre una gran cantidad de voces —muchas de las cuales puede que ni siquiera estén en Estados Unidos, ni se refieran a Estados Unidos o entren en conflicto con las leyes de Estados Unidos.

«La OFAC al parecer tiene poder para hacer que tales voces desaparezcan», dijo la profesora Crawford.

La ley bajo la cual está actuando el Departamento del Tesoro tiene una exención, la enmienda Berman, cuyo objetivo es proteger «la información y los materiales informativos». Los sitios del Sr. Marshall, aunque eran al fin y al cabo sitios comerciales, podrían caer dentro de la enmienda Berman, y no queda claro el porqué es que aparecen en la lista. A diferencia de los norteamericanos, quienes se enfrentan a restricciones significativas respecto a viajar hacia Cuba, los europeos son libres de ir adonde les dé la gana, y muchos así lo hacen. Charles S. Sims, abogado de la firma Proskauer Rose, de New York, dijo que es posible que con el caso del Sr. Marshall, al Departamento del Tesoro se le haya ido la mano.

«Estados Unidos puede penalizar el gasto de dinero en Cuba por parte de ciudadanos norteamericanos», arguyó el Sr. Sims, «pero no tiene jurisdicción propiamente dicha sobre sitios extranjeros que no se dirigen hacia Estados Unidos y que son legales bajo las leyes extranjeras». El Sr. Rankin, vocero del Departamento del Tesoro, afirmó que el Sr. Marshall era libre de solicitar que se revisara su caso. «Si es que desea que lo quiten de la lista», indicó el Sr. Rankin, «debe contactarnos y presentar su apelación».

Eso es algo problemático, señaló el profesor Fitzgerald. «La manera en la que uno intenta que lo quiten de la lista», dijo, «es volver al mismo burócrata que te puso en ella».

El pasado mes de marzo, el Comité de Abogados por los Derechos Civiles emitió un informe preocupante respecto a la lista de la OFAC. El subtítulo de dicho informe era: «Cómo una lista de vigilancia respecto a terroristas del Departamento de Estado atrapa al consumidor común y corriente».

El informe, hecho por Shirin Sinnar, plantea que existen 6 400 nombres en la lista y que por ejemplo aquella que impide a una persona viajar en avión, estaba dando pie a un sinfín de problemas serios debido a errores de identidad.

«Instituciones financieras, oficinas de crédito, entidades filantrópicas, negocios de vehículos, aseguradores médicos, empleadores y hasta propietarios de viviendas», exponía el informe, «ahora están revisando los nombres contra la lista antes de abrir una cuenta bancaria, cerrar un negocio de compra-venta, alquilar un apartamento o incluso ofrecer un empleo».

Pero el caso del Sr. Marshall no parece ser uno de confusión de identidad. El gobierno de manera muy específica buscó interferir en sus negocios.

Según la profesora Crawford eso es escandaloso. «La manera en que uno se comunica hoy en día es a través de los nombres de dominios y el Departamento del Tesoro no debe estarse entrometiendo con los nombres de los dominios de la misma manera en que no debe entrometerse con las líneas telefónicas».

Curiosamente, el Departamento no ha cerrado todos los sitios .com del Sr. Marshall. Aún se puede acceder, por ahora, a http://www.cuba-guantanamo.com/.

(Tomado de The New York Times, 4 de marzo de 2008. Traducido por Margarita Alarcón, del equipo de traductores de Cubadebate)


NOTA AL MARGEN PARA THE NEW YORK TIMES

Interrogantes que ayudarían a entender por qué la censura a los sitios web cuyos nombres llevan el sufijo .com es solo la punta del iceberg de una agresión de mayor alcance contra Cuba y la Internet mundial.

Tiene razón The New York Times al calificar de «escandalosa» la decisión norteamericana de aplicar en Internet, para cualquier país, regulaciones cuya legalidad no se sustenta ni siquiera en el propio territorio de Estados Unidos. Es una nota excelente, pero deja al margen elementos informativos esenciales que ayudarían a entender por qué la censura a los sitios web cuyos nombres llevan el sufijo .com, el más utilizado en la Red de Redes, es solo la punta del iceberg de una agresión de mayor alcance contra Cuba y contra la Internet mundial.

—¿Cuántos nombres de dominio .com vinculados a Cuba aparecen en la lista negra del Departamento del Tesoro norteamericano?

—Revisada con paciencia asiática, la lista negra de la OFAC reseña 557 empresas «malditas» de todo el orbe y 3 719 dominios .com que han sido bloqueados en la Red sin la más mínima notificación previa a sus dueños. Para que se tenga una idea de lo que eso significa basta mirar el reporte más reciente de registros de dominio en Latinoamérica (http://www.latinoamericann.org/). Aquí se registra que Cuba tiene 1 434 sitios con el dominio .cu. Es decir, Estados Unidos ha bloqueado casi tres veces más sitios que todos los que tiene registrados la Isla bajo el genérico de nuestro país.

—¿Quién es eNom, la empresa que bloqueó los sitios del señor Marshall?


—La empresa eNom Inc es la segunda más grande de registro de dominios en el mundo, acreditada por la ICANN (acrónimo en inglés de Internet Corporation for Assigned Names and Numbers o Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números), una supuesta organización independiente bajo la cual se ordena la Red. La ICANN designa los nombres y los números de dominio, el equivalente de los distritos postales en Internet.

—¿Puede Estados Unidos bloquear toda la Internet?

—Esta es una nueva prueba de que Estados Unidos controla no solo el acceso de sus ciudadanos en el ciberespacio, sino el de todos los usuarios de la Internet global. Aunque abunda una gran retórica libertaria sobre la Red de Redes a nivel mundial, la ICANN depende del Departamento de Comercio de Estados Unidos y de las legislaciones norteamericanas, y tan es así que ha violado sin chistar sus propios estatutos. Supuestamente, todas sus intervenciones en la Red son de orden técnico y no puede censurar sitios, ni combatir o apoyar ninguna normativa legal o política. Ante cualquier reclamación sobre derechos de propiedad, debe llevarlo a un arbitraje internacional. Sin embargo, eNom, adscrita a esta Corporación y con estas mismas funciones, no solo se sometió a una decisión del gobierno norteamericano violando las legislaciones de otros países, sino que lo hizo sin siquiera notificar a las empresas y personas perjudicadas como bien señala The New York Times. El hecho demuestra que Estados Unidos controla los principales servidores internacionales y puede bloquear en la práctica todo lo que se le antoje en la red, sin que medie ni siquiera el pretexto de una agresión terrorista.

—¿Qué ley esgrime el gobierno de Estados Unidos para violar la soberanía de nuestro país y la de todas las naciones del mundo en el ámbito de la Internet?

—La llamada Ley Torricelli o Ley de autorización y de defensa nacional para el año fiscal 1992, que autorizó la conexión de la Isla a la Red, por vía satelital, con el condicionamiento de que cada megabyte (rango de velocidad de conexión) debía ser contratado a empresas norteamericanas o sus subsidiarias y aprobado por el Departamento del Tesoro. Estableció limitar esa contratación y decidió sanciones extraordinarias —multas de 50 000 dólares por cada violación— para quienes favorezcan, dentro o fuera de EE.UU., el negocio electrónico o el más mínimo beneficio económico de la Isla. Esto se ha estado aplicando rigurosamente y poco a poco la OFAC ha ido ampliando su lista negra hasta el delirio que acaba de descubrir el diario norteamericano.

—¿Qué se puede hacer?

—La OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) establece que cualquier persona del mundo puede presentar una demanda relacionada con un nombre de dominio registrado bajo .com, .net y .org. Conforme al Artículo 4 de la política de la ICANN se puede llevar a arbitraje internacional los casos de registro abusivo de un nombre de dominio o censura de este, circunstancias que habrá que probar en el escrito de demanda. Pues bien, gracias a esta nota de The New York Times y a la opinión de los especialistas que su reportero consultó, existen 3 719 posibles demandas por censura de Estados Unidos a la vista. ¿Quién empieza?

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