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miércoles, diciembre 19, 2007

Rebeca Chávez filma a Soler Puig

Por José Antonio Torres (Granma)

SANTIAGO DE CUBA.— En medio de un inusual ambiente, que recreó la imagen de la Cuba republicana y atrajo la atención de los lugareños, se llevó a cabo en esta ciudad la última etapa del rodaje del filme Rojo vivo, de la realizadora Rebeca Chávez.

La película, una producción del ICAIC inspirada en la novela Bertillón 166, con la que el escritor santiaguero José Soler Puig obtuvo el primer premio entregado en el género por Casa de las Américas en 1960, aborda pasajes de la lucha clandestina contra la dictadura batistiana.

Esta nueva pieza de la cinematografía cubana —a todas luces, otra clara demostración de que la historia puede ser ejemplar, consecuente, honesta— cuenta con un elenco integrado por Larisa Vega, Carlos Enrique Almirante, Yoraisy Gómez, Alberto Pujol y Fátima Paterson, dentro de las figuras que asumen papeles protagónicos y personajes secundarios.

Entre las locaciones que cambiaron su fisonomía en aras de una ambientación que recreara la medianía del siglo pasado, figuran la céntrica calle Enramadas, Trocha, San Félix, San Francisco, el antiguo Cuartel Moncada y Cayo Granma.

La Chávez, oriunda de esta ciudad y ella misma protagonista en su adolescencia de la lucha clandestina, incorporó al equipo de filmación al director de fotografía Ángel Alderete y a Daniel Díaz en la producción.

Tras seis semanas de rodaje en la capital, los realizadores decidieron desembarcar en Santiago, ciudad que más allá de los personajes es la verdadera protagonista de Bertillón 166 y, por ende, de su nueva naturaleza fílmica.

"Leí por primera vez la novela —declaró Rebeca— todavía impresionada por lo que había visto y vivido, como muchos otros, en las calles santiagueras. Sin embargo, con su novela Soler me revelaba facetas y zonas de esos momentos que yo no conocía, sobre todo las complejidades de una Revolución naciendo, y dentro de ese tejido el factor humano".

"Si tuviera que buscar una clasificación para esta película —añadió—, diría que se propone ser un thriller político. Todo ocurre en veinticuatro horas, un recurso realmente extraordinario que la novela regala. Con Xenia Rivery, la guionista, hemos trabajado mucho esta síntesis y hemos redibujado personajes que se ajusten más al relato fílmico, reacomodado situaciones, aprovechando lugares como el Cayo Granma. También con Ángel Alderete, el director de fotografía, coincidimos en la concepción de que la cámara narre, que los silencios ocupen un lugar y, sobre todo, no olvidar la geografía tan peculiar de la ciudad."

Llevar al cine una de las obras de José Soler Puig (1916-1996) deviene acto de justicia histórica con uno de los autores cuya voz y estilo propios lo situaron entre los narradores emblemáticos de la literatura de la Revolución.

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