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jueves, octubre 11, 2007

Rock emergente

Por Leopoldo Luis (Revista Esquife)

La emergencia pareciera ser un signo indeleblemente estampado en muchos sectores de nuestra sociedad. Maestros y enfermeros, por ejemplo, tienen la obligación de salir a empuñar el bate, cada vez que el país necesita impulsar carreras para igualar un marcador desfavorable. Incluso en la poesía he creído percibir ese aliento, leyendo los versos de Fogonero emergente, el poemario inédito de JAAD(1).

Con nuestro rock ocurre algo por el estilo. En vísperas de la inauguración del III Festival Internacional Caimán Rock 2007, escuché decir lo siguiente: “La Asociación Hermanos Saíz promueve el rock como fenómeno emergente, como lo hace con el hip hop y la trova…”

Hace más de diez años, para la nota de un CD, Juanito Camacho escribió: “Bajo la iniciativa del productor José Manuel García Suárez, el sello EGREM(2) acaba de lanzar este primer disco de una colección concebida para tres volúmenes.”

Estábamos en 1996 y el fonograma salió al mercado bajo un título optimista: Saliendo a flote. Incluía doce temas a la cuenta de cuatro agrupaciones que, por aquel entonces, auguraban un futuro promisorio al rock facturado en casa. Conservo un ejemplar. Lo compré en Galiano, en una tienda pequeñita donde se venden compactos en moneda nacional. Aquellos que, transcurrido un plazo prudencial, son retirados de los estantes en divisa. Luz Verde, Expreso Inconexo y Cetros, se esfumaron bien pronto de la escena. Extraño Corazón regresó después, con alguna intermitencia, y siempre con cambios sustanciales de alineación, si no de estilo. Y los restantes volúmenes que completarían la colección no se grabaron nunca.

El rock cubano era en aquel momento un “fenómeno emergente”. Después de todo estaba “saliendo a flote”, ¿no? Once años más tarde continúa emergiendo, en eterna adolescencia, sin alcanzar una adultez que ya le corresponde, tras haberse cumplido medio siglo de su arribo a la Isla.

Sin embargo, algo se ha hecho, en honor a la verdad. En la actualidad proliferan no pocas bandas a todo lo largo y ancho del territorio nacional; algunas de ellas con cinco, y hasta diez años ininterrumpidos de trabajo. Son cultoras, en su mayoría, del llamado “metal extremo”, término que engloba una amplia gama de tendencias y corrientes metaleras de difícil identificación para el oyente no avisado. Cantan mayormente en inglés; se apropian de estilos y modos de hacer que funcionan con eficacia en Inglaterra o Norteamérica, pero que en el Caribe acusan un cierto regusto a desanclaje cultural. Es que al rock cubano “su propia historia le resulta desconocida”, como leí hace poco en un texto de Humberto Manduley.

Otras agrupaciones, en cambio, sienten la necesidad de experimentar con las fusiones. “Fusionar está de moda, ¿te fijas?”, me dijo un día un amigo. “Todo es alternatividad y mestizaje”. No estoy seguro. ¿Qué es y qué no es alternativo en el mundo globalizado? ¿Hasta dónde se justifican las combinaciones forzadas? En fin, siento que al rock cubano si algo le falta es autenticidad, arraigo en una tradición que por diversos motivos no tiene. El nuestro no es un país rockero; pero el género cuenta con seguidores. ¿Cuáles serán sus rutas y destinos futuros? Todo cuanto se diga no escapa al campo de la especulación más absoluta. Pero me gustar creer que, amargo al paladar, es nuestro rock. Y apostar en su favor es algo más que un acto cívico.

LA ARRANCADA

“Caimán rock es la conclusión del circuito de eventos y festivales que organiza la Asociación”, al decir de Luis Morlote, presidente nacional de la AHS. “Y entre sus objetivos está no sólo la promoción del rock en los espacios de recreación del verano, sino garantizar una plaza para la reflexión y el debate”. Con cinco años de vida y dos ediciones anteriores (2003 y 2005), el III Festival Internacional Caimán Rock 2007, celebrado entre los días 17 y 21 de julio, no pasó inadvertido por la capital cubana. Once bandas habaneras, ocho de las provincias y una extranjera, atrajeron a un público numeroso. Jóvenes y no tan jóvenes. Todos sedientos de una música cuya influencia ha traspasado fronteras para adueñarse de las sonoridades más diversas. “El rock es base absoluta de toda la música que hoy se hace”, afirmó una vez Juan Pardo, paradigma del rock español de los sesenta. Y si no es verdad --creo yo--, anda bien cerca. En Cuba, se le puede olfatear lo mismo en la conga que en el pop, la trova, el funky o el son. Y en todos los estilos mezclados y por mezclar en esta tierra que no discrimina ingredientes en su ajiaco nacional.

Chlover e Hipnosis, a no dudar las agrupaciones más populares del momento, son las encargadas de hacer el disparo de arrancada. La Tribuna, colmada de muchachos, aguarda el momento, y en un par de minutos el sosiego es historia. Hay todo un mar de testas sacudiendo el cabello. El audio suena fuerte. Las luces danzan. El mar se pulveriza contra el malecón, a escasos metros. Los agentes de orden público asisten, entre expectantes e incrédulos. Más no hay nada que hacer: es sólo música violenta. Sin violencia material.

Los de Chlover encabezaron encuestas de popularidad durante el Festival Cuerda Viva, hace unos meses. La banda artemiseña lleva cinco años trabajando, con loables resultados. Fusionan tendencias extremas dentro del metal, y consiguen un estilo que los identifica. Fueron seleccionados como “mejor banda novel” en el 2003. Un año después salió el demo Left the pain, su trabajo más conocido. Acaban de concluir su primer DVD, producido con recursos propios.

Hipnosis acaparó la atención hace un par de años, tras salir The chosen one, bajo el sello EGREM. El videoclip realizado al tema recibió ocho nominaciones y alcanzó dos premios Lucas 2006. Un heavy metal de base les conecta con elementos del thrash y el grunge, para granjearles una aceptación que mucho tiene que ver también con la visualidad de la banda. Fanny Tachín (bajo), Atty González (guitarra) y Glencys Toro (teclados) aportan un sello de originalidad escénica que ninguna otra agrupación consigue, pues se trata de un formato liderado por mujeres, acompañando a un vocalista varón (Giovanny Milhet).

LAS MAÑANAS

En la Sala Villena de la UNEAC(3) han organizado el evento teórico. Carlos Fornés, conductor del programa radial Sabarock, asume la moderación. En las mañanas siempre, a partir de las diez. Joaquín Borges-Triana y Juan Camacho vienen el primer día para hablar del rock y su presencia en los medios. Fornés se remonta a los cincuenta, cuando sonaron en Cuba los primeros acordes rocanroleros. Después avanza. Es una larga historia esta, la del rock en Cuba. También extraña, casi desconocida. Joaquín y Juanito han seguido la pista durante largos años, han creado secciones en revistas, espacios de radio. No abunda la memoria, sin embargo.

“Los músicos jóvenes ni sospechan las ventajas que tienen. Hoy se puede hacer un disco con la computadora. Durante décadas hubo bandas de rock en Cuba; tenían composiciones propias. Nada de eso se grabó. Es algo que se perdió para siempre”.

No puedo evitar una sonrisa sarcástica, imaginando que tal vez fueron en su tiempo agrupaciones “emergentes”. Una muchacha muy joven, estudiante de Arquitectura en la Universidad de Oriente, y un joven delgado que percute las teclas con magia indescriptible, conforman el dueto Pilgrim, venido de Santiago para traer su arte. Despiden la jornada y ceden luego el paso a Atty, en plan acústico, acompañada a la guitarra por Eduardo Hernández Perdomo y mostrando su faceta de compositora y cantante. Suena muy dulce, en contraste con su habitual imagen de rockera impactante.

Para hablar de rock y literatura --o de literatura y rock, si se prefiere--, vienen Yoss y Tony González. El primero para volver sobre Escritos con guitarra, antología de cuentos cubanos sobre rock que lleva el rótulo de Ediciones Unión. Tengo un ejemplar que me regaló Baudilio y es un libro magnífico. “Los Beatles”, de Eduardo del Llano, es un cuento loco y formidable. Ahora el propio Yoss y Raúl Aguiar preparan otro volumen, que posiblemente verá la luz con el título de Heavy mental. El segundo editó los tres números de JaRock de Café, la quimérica revista dedicada al rock cubano. “Pero cuando se vaya a escribir la historia del rock en Cuba, habrá que acudir inevitablemente a los fanzines, que han llenado en todo tiempo el vacío promocional”. Es la segunda mañana y Luis Manuel Molina, renovado, presenta su cuarteto, con versiones de temas antológicos de los Beatles y los Doors.

El rock en el audiovisual es el tema de Cruzata y Bilko Cuervo, realizadores ambos. Sus experiencias son aleccionadoras. Para el primero lo importante son las ideas, no permitir que la falta de recursos mutile el talento. “Ahí está el trabajo de Golden Popeye’s Theory, hecho todo con esfuerzo propio. Son videos de calidad que se han pasado en la televisión. Las agrupaciones de timba o reggaeton llevan ventaja, porque muchas veces cuentan con la financiación de sus disqueras, o tienen presupuesto para pagarse el clip. Va siendo hora de implementar un mecanismo para incentivar la producción alternativa”. Bilko siente que su filiación rockera le brota de modo involuntario, aún cuando se trata de la realización de un video reggaetonero. “El rock está en la concepción, en el tratamiento visual de mis obras”.

Era la última jornada y, pasadas las doce, se imponía encontrar un almendrón a toda prisa. Ese viernes en la tarde, en Obrapía No. 509, La Habana Vieja, nacería una agencia: la primera agencia cubana de rock, con oficinas en la sede provisional del Museo de la Música y la dirección de Yuri Ávila, con experiencia en el giro. En un inicio, agrupando a seis bandas habaneras: Chlover, Hipnosis, Agonizer, Mágnum, Escape y Zeus. Y entre sus prioridades la promoción, los conciertos y la probable reedición de JaRock de Café.

LAS TARDES

En La Pérgola el ambiente es agradable. Han escogido el sitio en los jardines del Ministerio de Cultura, para garantizar –creo-- un espacio a los rockeros viejos y nostálgicos. OK, no necesariamente. Pero Dimensión Vertical atrae a un pintoresco ejército de fans. Mujeres y hombres de mediana edad, algunos frisando los sesenta, que han venido a escuchar en vivo los éxitos de su cada vez más distante juventud. ¿Me cuento entre ellos? Dimensión hace buenos covers, --idénticos, diríase--, y es bueno recordar al Grand Funk Railroad, The Guess Who, Free o Bachman Turner Overdrive. La primera tarde hay alerta de lluvia, y los precavidos músicos otean el ambiente, hasta que deciden tocar. Es algo tarde. Red X no vino, la otra banda en programa. Pero a las ocho en punto les cortan la electricidad. Ni un minuto más ni un minuto menos.

El jueves hay una banda histórica: Gens. Yo solía versionar sus versiones de Silvio (permítaseme la redundancia) cuando estaba en la universidad. Tenía una guitarra española, muy vieja, y me la pasaba reproduciendo los acordes de “Que ya viví, que te vas”, mi favorita. Ahora es otro Gens, aunque Carlos Rodríguez Obaya sigue al mando y empuña las baquetas con idéntica fuerza, después de veinte años. Se han reunido, pero sin amarguras. Hacen covers muy buenos de Led Zeppelin y otros clásicos. Presentan sus composiciones. Preparan un trabajo con la música de Ñico Saquito y ofrecen una muestra. “Algunos le han llamado a esto rock montuno”, explica Carlos, mientras la impronta guarachera se asoma inconfundible por entre los punteos de la guitarra eléctrica. Bouquet, los cienfuegueros, brillaron por su ausencia.Tarde del viernes.

Tras la inauguración de la agencia, Tesis de Menta y Mágnum compartirán escena. La banda de Roberto Perdomo, con repertorio propio, se acerca por momentos al blues, por momentos al heavy. Pero más o menos pesado, hacen un rock refinado, menos agresivo. “Esto es Tesis de Menta, una banda desempleada”, anuncian, y se entregan a la versión de Black dog, el clásico del cuarto volumen de Led Zeppelin. Beatriz López en la voz y ocupándose un poco de los teclados.

Después viene Mágnum, muy potente. “Somos otra banda desempleada”, aclaran. Es una agrupación joven y hacen covers de Metallica, The Cranberries y Alanis Morissette. Se nota el cambio generacional en cuanto a las influencias. La vocalista es excelente. El guitarrista también. No puedo evitar el recuerdo de otros tantos, características similares, quedados hace mucho en el camino. “Todavía son una banda emergente”. Y ese pensamiento me alivia.

Sociedad Havana Blues y Qva Libre para el sábado. La Pérgola está más concurrida que en las tardes anteriores. Hay más jóvenes también. El blues se desgrana con lentitud en el estilo de Sociedad, una banda que me era casi desconocida. Versionan standards del género, “Stormy monday” incluido. En un aparte Juanito me presenta a Keko Fajardo, ex-Extraño Corazón. Me invitan a su peña en la Casa de Cultura de Centro Habana, los cuartos viernes de cada mes. Keko suele tocar allí su armónica junto con los de Sociedad Havana. Y hacen la música que les gusta: el blues, el country. Prometo ir.

Qva Libre es explosión. Coligan el rock con el rap, el hip hop, el funky, el reggae y las cadencias latinas. Los arreglos son de primera. El público abandona las sillas al compás de “Resistencia y reciclaje” o “Bacalao con pan”, el primer gran éxito de Chucho Valdés con Irakere. “Los metaleros no vendrían jamás al concierto de una banda como esta”, me dice alguien. Tal vez sí. Qva Libre es pura fusión. Puro experimento y energía. Me quedo hasta el final. Dentro de unas horas, de nuevo en la Tribuna, será la despedida oficial del Caimán Rock y no voy a perderla. Aunque llueva.

LAS NOCHES

El Salón Rosado de La Tropical ha sido sede principal, acogiendo cada noche a los amantes del metal extremo. Cientos de jóvenes bajando por 51, en ambos sentidos, colmando el popular espacio. El miércoles para Congregation y Blinder, de La Habana y Santa Clara. Los capitalinos muy ceñidos al death en cuanto a estilo: Scream of death y Dead future son demos tejidos en esa cuerda. Blinder ha tenido una trayectoria inestable, con cambios constantes de line-up, aunque manteniendo a Eric Domenech (ex-Cronos) como vocalista y líder. También se mueven en la zona death, aunque con ciertas reminiscencias thrash. Blinder ha sido incluido en las antologías Cuba Underground, de la disquera mexicana Opción sónica/Dark side, y Territorio Libre, coproducción de la Asociación Hermanos Saíz, la EGREM y el Instituto Cubano de la Música, editado como colofón a I Festival Caimán Rock 2003.

La noche del jueves anuncia a Cry out for, otra banda villaclareña abocada al punk y el alternativo en sus inicios, que después derivó al new metal, para terminar fusionando estilos como el black, el death, el thrash y el gothic, inmersos de lleno en las tendencias más extremas del metal contemporáneo. Con ellos Médula, la banda pinareña de thrash con elementos hardcore, que debutara en el Pinar Rock 2004, y cuyas últimas noticias hablaban de la posible grabación de un demo con la colaboración de Edesio Alejandro.La noche del viernes pertenece a Mephisto y a Escape. Mephisto es una banda holguinera fundada en 1996, en la vertiente del black metal. Desde el 99 pasaron a ser proyecto de la AHS y han participado en medio centenar de festivales nacionales. Territorio Libre incluye el track “Symphony of wolves” y han grabado, cuando menos, seis demos, de los cuales el más reciente se titula Blasphemy and evil. Escape se fundó en la capital en el año 2000. Suelen presentarse como “una banda de metal hardcore industrial con elementos góticos”. Durante años, la banda ha mantenido una alineación estable, con la excepción de la salida de su vocalista Ewar Acosta. Para el bajista Alejandro de la Torre, esa es “una de las razones que llevan a una banda a perdurar y mantenerse sólida con el paso del tiempo”. En Territorio Libre participan con el tema “Fading away”. Y en la banda sonora del filme Habana blues, del director ibérico Benito Sambrano, con el corte “Cuba rebelión”. En los Lucas 2005 obtuvieron el premio a la mejor agrupación de rock, con el clip que les realizara Bilko Cuervo.

EL CIERRE

Sendas pantallas se alzaban sobre los laterales, la noche del sábado 21 de julio, en la Tribuna Antiimperialista José Martí. Videos de rock se proyectaban sobre los fondos de tela desde temprana la noche. En un aparte, se vendían en moneda nacional los discos de las bandas “emergentes” que integran el catálogo de la EGREM, probablemente la única disquera que ha arriesgado fondos en grabaciones del género en Cuba. Columnas de bafles y la enorme consola en el centro proclamaban el elevado wattaje de que dispondrían los grupos distinguidos con el privilegio de estar en el concierto de cierre. Rice and beans, matanceros que cultivan un estilo muy próximo al new metal; Factor VIII, la banda panameña de punk, única agrupación extranjera en el evento; y el legendario Zeus. Frank Batista tuvo algún que otro encontronazo con el audio, pero la actuación de Rice and beans fue todo un espectáculo, que contó, además, con la complicidad de un auditorio conocedor de las canciones, y que coreó con el cantante su “Bienvenidos a Cuba”.

La lluvia recibió a los panameños, pero no fue un “factor” de dispersión, si no por el contrario, aglutinador de rockeros mojados pero renuentes a abandonar la plaza, a esas alturas sitiada por los rafagazos guitarrísticos de Jesús “Tutín” Armenteros y la potencia punkmetalera de Factor VIII. Cantando en español e interactuando todo el tiempo, la banda consigue un nivel encomiable de comunicación con el público.Para cerrar la puerta, Zeus olímpico. Se notan ausencias en la banda, como las de Aramís o Virgilio, pero se siguen entregando al “festín” como el primer día. Con una trayectoria de casi dos décadas en el panorama rockero nacional, Zeus --¿banda emergente?-- puede mostrar una discografía exigua, con apenas un par de discos y un demo que data de 1989. Se han mantenido, sin embargo, en la preferencia de los miles de cubanos que amamos el rock, no por sobre todas las cosas, sino junto con todas aquellas que conforman nuestro rico patrimonio cultural de nación independiente. Una cultura que reclama a voces un espacio para lo alternativo, lo distinto, lo que merece crecer y afincarse con fuerza en las raíces. Y dejar, por supuesto, de ser emergente.

NOTAS:

(1) Jorge Alberto Aguiar, escritor y poeta cubano.
(2) Empresa de Grabaciones Musicales.
(3) Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

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