Cuba: Cultura medioambiental, más que un propósito
Por Joel Michel Varona* (Prensa Latina)
La Habana.- El Gran Parque Metropolitano de La Habana constituye para los capitalinos un símbolo de la ciudad, y a la vez un tangible ejemplo de los esfuerzos de Cuba por fomentar una cultura por el cuidado del medio ambiente en pos de preservar ese valioso patrimonio de la humanidad: la naturaleza.
Un amplio programa científico-técnico y social se desarrolla en esa especie de reserva natural enclavada en el entorno urbano y considerada por los expertos como uno de los pulmones de la capital.
El Gran Parque Metropolitano de La Habana, que incluye territorio de cuatro municipalidades, ocupa una superficie de cerca de 700 hectáreas, atravesadas por el Río Almendares, nombrado por los aborígenes Casiguaguas.
Cuenta la leyenda que Casiguaguas fue una mujer mitológica aborigen que prefirió morir juntos a sus hijos ante que someterse a la esclavitud de los conquistadores españoles.
Aunque el 40 por ciento del área está deforestada, los visitantes se encuentran a su paso ejemplares adultos de Ficus, Majagua, Ocuje, Laurel, Casuarina, Flamboyán, Jagüey y Siguaraya.
En declaraciones a Prensa Latina, el Ingeniero Químico Yosiel Marrero explicó que el proyecto en desarrollo en el Gran Parque Metropolitano de La Habana se materializa gracias a un trabajo integral basado en la educación ambiental y la comunidad.
Al referirse al impacto social del esquema, Marrero -uno de sus responsables- subrayó la importancia de trabajar con las nuevas generaciones, de ahí que se realicen concursos y charlas educativas en 12 escuelas ubicadas en tres municipios de la capital.
Algo interesante del proyecto -dijo Marrero- es que los resultados investigativos son aplicados en la solución de problemas locales, como el tratamiento de las aguas residuales de los barrios.
Otras tareas en pos de cuidar el entorno buscan crear espacios verdes, reforestar la faja hidroreguladora de la franja del Río Almendares, además de mejorar la calidad de sus aguas, una de las prioridades de este proyecto, acotó.
Gracias a las zonas de hábitat que hemos creado en la ciudad, ya se observan especies de reptiles y aves que vuelven a engalanar el entorno urbano, expresó.
Nuestras experiencias han tenido amplia repercusión en América Latina y el Caribe, lo cual facilitó la firma de convenios de trabajo con organizaciones ambientales, universidades y alcaldías.
Marrero elogió la colaboración del Comité Internacional para Desarrollo de los Pueblos, conocido por sus siglas en italiano CISP, con sede en Roma, y que asume las labores de dragado del Río Almendares.
El principal río de esta capital, una vez descontaminado, será el soporte de muchas otras actividades para que el proyecto se convierta en una obra verdaderamente sustentable.
De acuerdo con el sitio Cubahora, este proceso de revitalización comenzó en 1995, aunque los esfuerzos iniciales datan del 1963, fecha en que se implementaron varios programas de corte agroforestal y educación Ambiental.
Otros planes acometidos desde entonces contemplaron el saneamiento, programas de inversiones, desarrollo socio-cultural, comunicación y protección.
Actualmente, el proyecto del Gran Parque Metropolitano focaliza sus esfuerzos en cuatro barriadas, consideradas las más problemáticas tanto desde el punto de vista ecológico y social.
El propósito ambientalista es un permanente ejercicio de coexistencia del ser humano con la naturaleza, de la ciudad con sus áreas verdes y la combinación de los intereses económicos con los ambientales.
El proyecto ecológico social del Parque Metropolitano constituye un paraje sano y apacible para el descanso de los habaneros, que tienen a su favor un pulmón verde en la ciudad, pero sin olvidar que deben cuidarlo como parte del entorno capitalino.
*El autor es periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.
La Habana.- El Gran Parque Metropolitano de La Habana constituye para los capitalinos un símbolo de la ciudad, y a la vez un tangible ejemplo de los esfuerzos de Cuba por fomentar una cultura por el cuidado del medio ambiente en pos de preservar ese valioso patrimonio de la humanidad: la naturaleza.
Un amplio programa científico-técnico y social se desarrolla en esa especie de reserva natural enclavada en el entorno urbano y considerada por los expertos como uno de los pulmones de la capital.
El Gran Parque Metropolitano de La Habana, que incluye territorio de cuatro municipalidades, ocupa una superficie de cerca de 700 hectáreas, atravesadas por el Río Almendares, nombrado por los aborígenes Casiguaguas.
Cuenta la leyenda que Casiguaguas fue una mujer mitológica aborigen que prefirió morir juntos a sus hijos ante que someterse a la esclavitud de los conquistadores españoles.
Aunque el 40 por ciento del área está deforestada, los visitantes se encuentran a su paso ejemplares adultos de Ficus, Majagua, Ocuje, Laurel, Casuarina, Flamboyán, Jagüey y Siguaraya.
En declaraciones a Prensa Latina, el Ingeniero Químico Yosiel Marrero explicó que el proyecto en desarrollo en el Gran Parque Metropolitano de La Habana se materializa gracias a un trabajo integral basado en la educación ambiental y la comunidad.
Al referirse al impacto social del esquema, Marrero -uno de sus responsables- subrayó la importancia de trabajar con las nuevas generaciones, de ahí que se realicen concursos y charlas educativas en 12 escuelas ubicadas en tres municipios de la capital.
Algo interesante del proyecto -dijo Marrero- es que los resultados investigativos son aplicados en la solución de problemas locales, como el tratamiento de las aguas residuales de los barrios.
Otras tareas en pos de cuidar el entorno buscan crear espacios verdes, reforestar la faja hidroreguladora de la franja del Río Almendares, además de mejorar la calidad de sus aguas, una de las prioridades de este proyecto, acotó.
Gracias a las zonas de hábitat que hemos creado en la ciudad, ya se observan especies de reptiles y aves que vuelven a engalanar el entorno urbano, expresó.
Nuestras experiencias han tenido amplia repercusión en América Latina y el Caribe, lo cual facilitó la firma de convenios de trabajo con organizaciones ambientales, universidades y alcaldías.
Marrero elogió la colaboración del Comité Internacional para Desarrollo de los Pueblos, conocido por sus siglas en italiano CISP, con sede en Roma, y que asume las labores de dragado del Río Almendares.
El principal río de esta capital, una vez descontaminado, será el soporte de muchas otras actividades para que el proyecto se convierta en una obra verdaderamente sustentable.
De acuerdo con el sitio Cubahora, este proceso de revitalización comenzó en 1995, aunque los esfuerzos iniciales datan del 1963, fecha en que se implementaron varios programas de corte agroforestal y educación Ambiental.
Otros planes acometidos desde entonces contemplaron el saneamiento, programas de inversiones, desarrollo socio-cultural, comunicación y protección.
Actualmente, el proyecto del Gran Parque Metropolitano focaliza sus esfuerzos en cuatro barriadas, consideradas las más problemáticas tanto desde el punto de vista ecológico y social.
El propósito ambientalista es un permanente ejercicio de coexistencia del ser humano con la naturaleza, de la ciudad con sus áreas verdes y la combinación de los intereses económicos con los ambientales.
El proyecto ecológico social del Parque Metropolitano constituye un paraje sano y apacible para el descanso de los habaneros, que tienen a su favor un pulmón verde en la ciudad, pero sin olvidar que deben cuidarlo como parte del entorno capitalino.
*El autor es periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.
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