América Latina: La aviación y la filatelia
Por Juan Hernández Machado* (Prensa Latina)
La Habana.- Los países de América Latina contribuyeron al desarrollo de la aviación. El primer latinoamericano que inscribió su nombre fue el peruano Jorge Chávez, al cruzar los Alpes el 23 de septiembre de 1910.
Salió de Brig, Suiza, en un modelo Bleriot XI y pensaba arribar a Milán, Italia, cruzando el paso Simplon, pero sólo llegó a Domodossola, donde murió en el accidente del avión.
El acontecimiento quedó avalado como tal y se recoge en más de ocho sellos emitidos en Perú, en diferentes aniversarios.
En 1913 se registraron varios vuelos de marcada importancia en Latinoamérica.
El argentino Teodoro Fels hizo el primer vuelo a través de Río de la Plata. Recorrió 125 millas desde Montevideo a Buenos Aires utilizando un modelo Bleriot XI, muy divulgado en esos años y con el cual se registraron diferentes records en diversos países del mundo. Este acontecimiento aparece en emisiones postales de España y de Argentina.
Ese mismo año los cubanos Domingo Rosillo y Agustín Parlá se trasladaron a Cayo Hueso para realizar el vuelo desde esa ciudad hasta La Habana, algo que se intentaba desde 1911 sin resultados satisfactorios.
En las pruebas iniciales se dañó el avión de Parlá, por lo que el 17 de mayo de 1913 Rosillo, en su avión Morane, salió hacia su destino, adonde llegó dos horas y media después.
Tal vuelo estableció récord de distancia en la época, hasta esos momentos en poder de Bleriot -cuando recorrió 18 kilómetros al cruzar el canal de La Mancha en 1909-, pues Rosillo voló cerca de 90 millas.
Como llevó correspondencia, aunque no de manera oficial, Rosillo se convirtió de hecho en uno de los pioneros del correo aéreo internacional en los Estados Unidos.
Agustín Parlá, por su parte, comenzó a realizar el mismo recorrido dos días más tarde al usar un biplano Curtiss, pero las adversas condiciones atmosféricas que encontró y por sólo contar con una brújula de bolsillo, lo hicieron desviarse 50 millas de su destino original y aterrizar en el Mariel, en La Habana.
Cuba ha recordado tanto el vuelo de Rosillo como el de Parlá en diferentes emisiones postales.
En 1917 vuelve Teodoro Fels a hacer historia porque voló un modelo Bleriot "Gnome" e hizo el primer servicio internacional de correos en la Argentina, entre Buenos Aires y Montevideo.
Argentina ha conmemorado dicho vuelo con un sello para correo ordinario y otro para correo aéreo.
Un año después, en 1918, el chileno Dagoberto Godoy fue el primero en sobrevolar los Andes, entre Mendoza y Santiago. Su acción y el avión que utilizara han sido recordados en una emisión postal de España, en otra chilena y en un sello emitido por el centenario de la aviación en el mundo.
El primer servicio de correo aéreo nacional en Argentina lo hizo el capitán Pedro Zanni desde El Palomar hasta Mar del Plata, en 1919; usó un modelo Nieuport 28. Argentina emitió un sello para correo ordinario en el 50 aniversario de ese acontecimiento.
En 1920, Elia Luit hizo el primer servicio postal aéreo en Ecuador con el avión al que llamaron "Telégrafo I". Ese hecho fue recordado por las autoridades postales de ese país con una emisión en 1948, de seis valores para correo ordinario y seis para correo aéreo.
También en 1955 emitieron una serie de sellos para honrar al pionero José Abel Castillo, los cinco valores para correo aéreo reflejan al "Telégrafo I". En 1958, uno de los valores para correo aéreo dedicado a la Expo EXFIGUA, de Guayaquil, refleja en sello sobre sello uno de los valores de la serie de 1948.
Se denomina "sello sobre sello" a la estampilla que contiene en su diseño un sello previamente emitido en el país de origen o en cualquier otra nación.
En 1933, los pilotos españoles Barberán y Collar hicieron un vuelo histórico directo que unió a las ciudades de Sevilla, España, y Camagüey, Cuba.
Para corresponder a esa hazaña, el teniente de navío cubano Antonio Menéndez Peláez, quien tuvo una destacada actuación en el desarrollo de la aviación en Cuba, realizó el vuelo a la inversa, Camagüey- Sevilla.
Utilizó un monomotor Lickheed Sirius y salió de Camagüey el 12 de enero de 1936, tras el recorrido La Guaira - Georgetown - Puerto España - Belem de Pará - San Luis - Natal - Bathurst y Cabo Jubi para llegar a Sevilla el 10 de febrero de ese año, y continuó posteriormente hacia Madrid.
El tiempo total de vuelo fue de 77 horas y 40 minutos, y de esa forma Menéndez Peláez pasó a la historia como el primer cubano en cruzar solo el Atlántico en un monomotor.
Cuba recordó el acontecimiento con una serie aérea de dos sellos en 1971; el valor de 13 centavos refleja el avión en dirección invertida. En el año 2000, por el 70 aniversario del correo aéreo nacional, se recoge a Menéndez Peláez en un sello de 65 centavos.
Este destacado piloto fue también protagonista de otro vuelo, esta vez conjunto, también registrado en la historia.
La Sociedad Colombista Panamericana auspició un vuelo cubano-dominicano para financiar el faro que se construiría en honor a Cristóbal Colón en Santo Domingo.
Por la parte cubana participaron tres aviones STINSON RELIANT SR-10, que recibieron los nombres de Santa María, La Pinta y La Niña, y por la dominicana participó un CURTISS WRIGHT 19R, al cual llamaron Colón.
El 11 de noviembre 1937 salieron de República Dominicana para cubrir 53 etapas que los llevaría a todos los países del Caribe, Suramérica, Centroamérica y los Estados Unidos, con regreso al punto de partida.
Al cubrir la etapa número 26, el 25 de diciembre de 1937 los sorprendió una tormenta sobre el río Cauca, en Colombia, y los aviones cubanos, inferiores técnicamente al WRIGHT dominicano, se incendiaron al tratar de aterrizar. Perecieron todos los tripulantes, más un periodista que iba con Menéndez Peláez en el "Santa María".
Santo Domingo emitió, el 9 de noviembre de 1937, una serie de ocho valores para correo aéreo a fin de conmemorar ese vuelo. Se hicieron tres diseños diferentes de sellos.
Estos reflejan las carabelas de Colón (valores de 10 centavos y un peso), los cuatro aviones en el despegue, en Dominicana (valores de 15, 25 y 50 centavos) y la silueta de los cuatro aviones sobrevolando el propuesto faro a Colón (valores de 20, 30 y 75 centavos).
Por el 50 aniversario de ese vuelo, también se emitieron dos valores de correo ordinario. El de 25 centavos muestra al capitán Frank Félix y su avión, mientras que el de 2 pesos presenta el mapa del vuelo.
Hechos como los aquí expuestos hermanaron a hombres de nuestra América a fin de conseguir, por vías diferentes y de formas variadas, el desarrollo de la aviación comercial y el correo aéreo en los países de la región.
*El autor es Mérito Filatélico de la Federación Filatélica Cubana. Colaborador de Prensa Latina.
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