El hombre orquesta del Hanabanilla
Por Francisnet Díaz Rondón (Vanguardia)
Se llama Lino Pérez de Armas, pero su apellido podría ser «Pérez de Instrumentos Musicales». Este hombre es toda una orquesta. La agrupación que integra está formada por cinco elementos, cada uno ejecutado por él. Bueno, así nombró al susodicho «conjunto»: Quinteto Él.
Más conocido como Line, este peculiar artista ameniza las actividades de los habitantes que viven cerca del lago Hanabanilla y otros lares desde hace más de una década. El extraño invento, mediante el cual hace funcionar con los pies un güiro, un par de maracas, un cencerro y una marímbula de cajón, todo a la vez —mientras toca el tres normalmente y canta— , llama la atención al más indiferente de los mortales. Pero, ¿qué lo llevó a confeccionar tan llamativo artefacto?
«Se me ocurrió hace dos años. Me mudé a esta zona en 1994. Aquí no existía ningún grupo cultural ni nada parecido —cuenta Line—. Siempre he sido aficionado a la música cubana. Yo formé parte de un combo nombrado Nueva Generación, de Potrero Grande, durante 15 años. Allí era tresero y director.
«Al venir para acá quise crear una agrupación; sin embargo, las dificultades del transporte en este lugar, mayoritariamente marítimo, impidió que los integrantes pudieran mantenerse en el proyecto. Por lo tanto, decidí llevarlo a cabo yo mismo.
«Me puse a pensar y después de romperme la cabeza, inventé eso que usted ve ahí. Un instrumento musical múltiple que activo mediante pedales —parecidos a los que tienen las baterías de música—, y al mismo tiempo ejecuto el tres.»
Line no es un músico improvisado. Por su sangre corre ese don desde antes de nacer. Cuando pequeño estuvo rodeado de canciones, décimas y baile, elementos que nutrieron sus habilidades y afinaron el oído.
«Soy músico de herencia. Mi mamá tocaba guitarra y tres, además de cantar. Aunque le debo mucho a mi amigo Remigio Colina, director del conjunto Los Rítmicos, de Manicaragua. Él me enseñó muchas cosas y le estoy muy agradecido», expresa.
En cada actuación entrega todo lo mejor de sí, y en cuestión de canciones, todo lo que vocaliza es netamente criollo.
«Tengo un repertorio de música tradicional, algunas de mi propia inspiración, y también hago repentismo —dice—. Me gustan muchos intérpretes y compositores, pero mis preferidos resultan Cándido Fabré, y Adalberto Álvarez y su Son. Ellos son de lo más grande que ha dado Cuba.»
La fiesta ya va a empezar y los presentes reclaman al Quinteto Él. Line se apresura, y ante la pregunta de hasta cuándo seguirá con la música, responde sin titubear:
«Bueno, mientras las personas me reclamen y las piernas no me fallen.»
Se llama Lino Pérez de Armas, pero su apellido podría ser «Pérez de Instrumentos Musicales». Este hombre es toda una orquesta. La agrupación que integra está formada por cinco elementos, cada uno ejecutado por él. Bueno, así nombró al susodicho «conjunto»: Quinteto Él.
Más conocido como Line, este peculiar artista ameniza las actividades de los habitantes que viven cerca del lago Hanabanilla y otros lares desde hace más de una década. El extraño invento, mediante el cual hace funcionar con los pies un güiro, un par de maracas, un cencerro y una marímbula de cajón, todo a la vez —mientras toca el tres normalmente y canta— , llama la atención al más indiferente de los mortales. Pero, ¿qué lo llevó a confeccionar tan llamativo artefacto?
«Se me ocurrió hace dos años. Me mudé a esta zona en 1994. Aquí no existía ningún grupo cultural ni nada parecido —cuenta Line—. Siempre he sido aficionado a la música cubana. Yo formé parte de un combo nombrado Nueva Generación, de Potrero Grande, durante 15 años. Allí era tresero y director.
«Al venir para acá quise crear una agrupación; sin embargo, las dificultades del transporte en este lugar, mayoritariamente marítimo, impidió que los integrantes pudieran mantenerse en el proyecto. Por lo tanto, decidí llevarlo a cabo yo mismo.
«Me puse a pensar y después de romperme la cabeza, inventé eso que usted ve ahí. Un instrumento musical múltiple que activo mediante pedales —parecidos a los que tienen las baterías de música—, y al mismo tiempo ejecuto el tres.»
Line no es un músico improvisado. Por su sangre corre ese don desde antes de nacer. Cuando pequeño estuvo rodeado de canciones, décimas y baile, elementos que nutrieron sus habilidades y afinaron el oído.
«Soy músico de herencia. Mi mamá tocaba guitarra y tres, además de cantar. Aunque le debo mucho a mi amigo Remigio Colina, director del conjunto Los Rítmicos, de Manicaragua. Él me enseñó muchas cosas y le estoy muy agradecido», expresa.
En cada actuación entrega todo lo mejor de sí, y en cuestión de canciones, todo lo que vocaliza es netamente criollo.
«Tengo un repertorio de música tradicional, algunas de mi propia inspiración, y también hago repentismo —dice—. Me gustan muchos intérpretes y compositores, pero mis preferidos resultan Cándido Fabré, y Adalberto Álvarez y su Son. Ellos son de lo más grande que ha dado Cuba.»
La fiesta ya va a empezar y los presentes reclaman al Quinteto Él. Line se apresura, y ante la pregunta de hasta cuándo seguirá con la música, responde sin titubear:
«Bueno, mientras las personas me reclamen y las piernas no me fallen.»
0 comentarios:
Publicar un comentario