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martes, enero 02, 2007

¿Nevó o no nevó en La Habana?

Por Dora Pérez y Mayte María Jiménez, estudiante de Periodismo (Juventud Rebelde)

«¿¡Nevar en La Habana!? Yo nací en 1936 y vivo en La Habana Vieja desde joven, al lado de la Catedral. Siempre he hablado con personas mayores y entre sus anécdotas nunca mencionaron que en el Capitolio haya caído nieve alguna vez».

Así expresó a estas reporteras Juan Gualberto González, quien trabaja como parqueador de autos en la calle Teniente Rey, en ese municipio, adonde acudimos en busca de testimonios que confirmaran si hubo o no nieve en la capital.

La incógnita la trajo a este diario Alfredo Mateo, antiguo periodista de JR, quien afirma que el 28 de diciembre de 1932 el Capitolio y las zonas aledañas al Parque Central amanecieron cubiertas de nieve.

Como prueba, trajo consigo un artículo publicado en la Revista Carteles, en la primera edición del año 1933, que mostraba fotos de lo ocurrido, así como dos partes meteorológicos del Observatorio Nacional y el de Belén, que atestiguaban la inusitada nevada y sus posibles causas.

«Por primera vez en Cuba, se ha producido en la mañana de hoy una ligera nevada, que afectó el centro de La Habana, algunos puntos de la periferia y el litoral en una extensión aproximada de cinco millas. La nevada comenzó a las 6:17 minutos y terminó a las 7:11. El fenómeno puede atribuirse a la penetración de una corriente fría, a baja altura, en la atmósfera tropical, saturada de humedad. A esa hora se registraban altas presiones en el nordeste de Estados Unidos, presión normal en el Caribe y una ligera depresión en la zona del Istmo».

Fue esta la información que, firmada por José Carlos Millás, director del Observatorio Nacional, formaba parte del artículo del semanario Carteles.

Por su parte, el texto del Centro de Belén atribuía el fenómeno a los extraordinarios descensos de temperatura registrados en Estados Unidos en ese período. Destacaba además que la temperatura en La Habana no había sido inferior a 15 grados centígrados y la presión atmosférica se mantuvo normal.

Pero Esteban Muro, de 86 años, asegura no haber escuchado nunca comentarios sobre una nevada. Lo mismo opina el matrimonio de Marta Cintas y Enrique Marrero, con 46 años de casados, quienes nunca han oído algo relacionado con un fenómeno tan peculiar.

Sin embargo, a José Antonio Pérez, pinareño nacido en 1925, no le extrañaría ver nieve en La Habana. «Una vez —explicó— en una zafra en Güira de Melena, cayó una escarcha tan grande que se me entumecieron los pies y no podía moverme, del dolor tan grande que tenía.

«Vivo en la capital desde los siete años, y aunque nunca supe de nevada alguna, creo que en cualquier momento puede pasar. En definitiva, en la Florida tampoco había nevado, y ahora, a cada rato sucede».

LA CIENCIA TIENE LA ÚLTIMA PALABRA

«La nieve es una precipitación que se forma en copos que caen muy suavemente. Para eso es necesario que en toda la capa, desde la nube hasta la tierra, haya temperaturas de cero grados o menos.
«En Cuba esas condiciones no se pueden dar. Somos un archipiélago, estamos rodeados por el Golfo de México, y esas aguas conservan las temperaturas muy altas. Suponemos que cae nieve allí, pero entonces, cuando llega abajo, al irse elevando las temperaturas, cae en forma de lluvia», explicó a JR el doctor en Ciencias José Rubiera, director del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología.

Él conocía el rumor de la nevada en La Habana y asegura que tal hecho es imposible. Según afirma, para que este fenómeno se produzca es necesaria una entrada de aire de temperaturas muy bajas, que enfríe suficientemente. Después debe venir otro frente frío, que permita que esa precipitación se mantenga como nieve y caiga en esa forma.

—¿Y eso no pudiera suceder con la entrada de un frente frío?

—El momento en que más frío hace en el país es cuando vienen los vientos del norte-nordeste, que atraviesan la Florida, el punto más próximo a nuestras costas, y llegan a Cuba.

«Al penetrar el aire en tierra, tras cruzar ese pedacito de mar de aguas cálidas, no llega a Ciudad de La Habana con las temperaturas tan bajas. Luego, al seguir avanzando por tierra, se vuelve a enfriar poco a poco. Por eso es que en la capital nunca hace tanto frío como en la llanura Habana-Matanzas», argumenta el experto.

Lo ocurrido en 1932 no es el único suceso sobre el cual se debate en la Isla. Según comentó el doctor Rubiera, existe una alusión del padre Benito Viñes, una de las figuras más reconocidas de la Meteorología en Cuba, de que en el año 1856, en Pinar del Río, hubo un invierno tan frío que la cumbre de una colina se cubrió de nieve.

Asimismo, un periódico de Santa Clara, de 1913, hace referencia a una granizada en el municipio de Fomento.

«En ambos casos —aclara el especialista— puede tratarse de la poca cultura de las personas en aquellos tiempos, que propició que se confundieran posiblemente con escarcha, que es un fenómeno diferente. La escarcha es el rocío que se congela en superficies muy frías, como los aleros de las casas, techos, autos, superficies metálicas.

«En 1955, el piloto de un avión de la línea Pan American que sobrevolaba el país, afirmó haber visto nieve. Esto es posible, pero solo a la altura de la nave. Seguramente esa nieve cuando llegó a tierra lo hizo en forma de lluvia».

—¿Por qué en la Florida, que está tan cercana a nosotros, ha nevado en ocasiones?

—No solo en la Florida, en otras regiones que se encuentran en la misma latitud de nuestro país, ha pasado. La respuesta está en que forman parte de un continente, no están rodeados totalmente de agua como nosotros.

¿INOCENCIA BURLADA?

El «misterio» de si nevó o no se esclarece con las opiniones de los meteorólogos. Aunque no solo el reportero Alfredo Mateo cree posible aquel hecho. Las hermanas María Josefa y Lidia Rojas, nacidas en 1927 y 1929, respectivamente, escucharon entre las historias contadas por su madre una relacionada con la nieve en un lugar de la capital.

Pero en nuestra investigación encontramos que los partes meteorológicos del Diario de la Marina, en los días 27, 28 y 29 de diciembre de 1932, no indicaron ninguna alteración climática. Incluso la información emitida aquel miércoles a las 12:00 m, señaló temperaturas mínimas locales de 17,4 centígrados.

El supuesto fenómeno se produjo un 28 de diciembre, precisamente cuando se celebra tradicionalmente el Día de los Santos Inocentes. En esta fecha muchas personas maquinan bromas, engaños y tomaduras de pelo. No sería extraño, pues, que incluso la revista Carteles, publicación de corte variado, se prestara para tal «inocentada» que, al pasar de los años, algunos dan aún por cierta.

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