Desafío a la altura
Por Mabel Olalde Azpiri, estudiante de Periodismo (Juventud Rebelde)
Cada fin de semana el Castillo de los Tres Reyes del Morro adquiere un matiz singular. Durante esos días visitan la fortaleza algunos jóvenes que llevan grandes mochilas repletas de equipos inusuales.
Quienes se acercan a curiosear ven largas cuerdas que caen hasta la base de uno de los fosos del Castillo y, casi sin salir del asombro, descubren que por una de esas cuerdas alguien escala un muro totalmente vertical.
Muchos les gritan que pueden morir y otros que están totalmente chiflados. Otros sienten que también disfrutarían intentándolo. Sin embargo, todos saben poco o casi nada acerca de la escalada.
CUESTA ARRIBA
Los comienzos de esta práctica en Cuba son casi imposibles de delimitar. No se sabe con certeza cómo llegó este deporte al país, quiénes fueron sus iniciadores, ni desde cuándo se realiza.
Según Aníbal Fernández, uno de los primeros escaladores en la Isla, se dice que algunos espeleólogos ya experimentaban las técnicas en la década de 1980, pero no se tiene conocimiento de ninguna vía que haya quedado como constancia de aquellas incursiones.
«Lo cierto es que el grupo Arne Saknussem, de la Sociedad Espeleológica de Cuba, comenzó a practicar con cierta regularidad a inicios de los 90 con el poco material que teníamos, pero con muchas ganas de trepar», cuenta Aníbal, que tenía 11 años en aquel momento y ya era miembro activo de la Sociedad.
En el año 1997, el colombiano Alberto Morales, comisionado de deportes en su país y también escalador, impartió una conferencia en la sede de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Algunos de los miembros presentes lo transportaron al Valle de Viñales, donde él y dos cubanos abrieron la primera ruta en escalada clásica de Cuba, pero el lugar exacto de la ascensión se desconoce.
«A finales de los 90, a partir de la visita de escaladores extranjeros, y gracias a que había un poco más de material técnico, se empezaron a abrir vías adecuadas y la técnica comenzó a desarrollarse, un poco en Jaruco y fundamentalmente en Viñales», cuenta Aníbal.
Durante los años posteriores se continuó la apertura de rutas, principalmente en el Valle de Viñales, y para el 2004 ya se habían equipado más de 300 vías en todo el país.
MUCHO POMPITO
La zona de Viñales, ubicada en la cordillera de Guaniguanico, de la occidental provincia de Pinar del Río, recibe durante todo el año a escaladores de diferentes nacionalidades. Los peculiares mogotes constituyen medio excepcional para la práctica del deporte, e incluso en este valle se encuentra la vía de mayor dificultad del área caribeña.
Allí esta práctica se ha desarrollado más que en cualquier otra zona del país. Los visitantes extranjeros generalmente donan los equipos con que ascienden y aportan sus habilidades y técnicas a los practicantes locales; estos a su vez los comparten con el resto de los del patio.
Los 30 amantes de esta modalidad deportiva en Viñales se agrupan en un club nombrado Mucho Pompito, el cual se inserta dentro del Grupo de Trabajo para el Desarrollo de la Escalada en Cuba. Entre ellos está Yarobis García, el único guía de esta modalidad deportiva en el país reconocido internacionalmente, aunque otros muchachos han logrado un alto nivel, a pesar de los pocos años de experiencia.
La mayoría tiene entre 15 y 30 años de edad. Todos estudian, trabajan o llevan ambas cosas a la vez; sin embargo, ejecutan con rigor la escalada y le imprimen toda la energía necesaria.
¿LOCURA EN LA ALTURA?
En el año 2005 se creó el Grupo de Trabajo para el Desarrollo de la Escalada en Cuba. Lo integran hasta el momento 68 personas: 62 varones y 6 muchachas.
Fidel Bonilla, director nacional de Recreación, explica que los escaladores han sido insertados dentro del Grupo de Trabajo para el Desarrollo de los Deportes Alternativos. Este grupo unifica a todas las actividades consideradas extremas y trabaja independientemente con cada una.
«La escalada tiene múltiples potencialidades como espectáculo y como deporte. Por tanto, nuestro objetivo es que sea provechoso, tanto para el que la practica, como para el que la observa. Queremos presentar a estos muchachos en festivales deportivo-recreativos para que esta disciplina esté al alcance de todo el que le interese», expresó Bonilla.
DEDOS Y CORAZÓN DUROS
Todo lo nuevo se enfrenta siempre a obstáculos. Este deporte no está exento de la escasez de material, la falta de competencias nacionales, la ausencia de eventos internacionales convocados por el país o en los que este pueda participar, y la carencia de locales donde se comercialicen materiales necesarios para escalar.
En ocasiones el clima de la Isla puede convertirse en un impedimento, en los días calurosos o muy húmedos se hace imposible la ascensión. También hay otros problemas: el transporte, el hospedaje y la comida en los lugares donde pueden desarrollarse este tipo de eventos de riesgo...
Un freno es la opinión que tienen muchos cubanos sobre los deportes no convencionales en general. La mayoría cataloga a quienes los practican de locos e irresponsables, y creen que pueden perder la vida porque no saben lo que hacen.
A pesar de todo, las condiciones actuales son mucho mejores que en los inicios. Proyectos del INDER, como la creación de nuevos espacios para escalar, y la organización de competencias nacionales y provinciales, pueden contribuir a la eliminación de barreras.
Además, Cuba posee una roca caliza de alta calidad que beneficia esta modalidad deportiva. «Es sólida, desplomada y con formas espectaculares. La Sierra de los Órganos, y el Valle de Viñales en particular, pueden llegar a ser zonas de talla mundial, pues tienen características geológicas únicas», manifiesta Aníbal Fernández.
Y concluye: «En el país hay otros territorios que solo necesitan desarrollarse más, y ello ocurrirá a medida que crezca la popularidad de este deporte en Cuba. Lo que hace falta es más gente que ame la escalada, escalar más y hablar menos; equipar más y criticar menos, no quejarse tanto porque no se puede o no se tiene. En fin, gente apasionada, que propicie un buen ambiente y tenga dedos duros y corazón».
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