"DENNOS UNA ESFERICA Y MOVEREMOS EL MUNDO"
Por Harold Iglesias (Granma)
Un minuto es un espacio de tiempo efímero, pero la gloria recogida en él puede ser eterna. Más si la acaricias en 361 ocasiones con tu cabeza. Eso precisamente hizo el multirrecordista mundial del dominio del balón Erick Hernández, al quebrar su anterior cota de 345 toques en el lobby del hotel Copacabana. Increíble, solo imaginen el hecho de promediar seis golpes por segundo.
Tal romance con la esférica exige años de consagración. En el caso de Erick, más de la mitad de su vida ha estado ligada al fútbol y en particular al control de una pelota. Al hurgar en sus inicios como atleta descubrimos que los primeros pasos los dio en el ajedrez, el cual todavía permanece entre sus hobbies. Quizá de ahí provengan su total ecuanimidad, su hablar pausado y su enorme diafanidad con todos.
No dudó en confesar que el ver a su hermano Douglas quebrando registros de relieve lo motivó a iniciarse en la compleja disciplina en 1994. Ahora Douglas hace las veces de mentor y consejero.
Dedicación y disciplina son las palabras de orden en la carrera de este espigado atleta de 1.90 metros de estatura y 97 kg de peso, quien destina al menos dos horas diarias al entrenamiento junto a Yeniseidys Soto y Luis Carlos García en el Centro de Entrenamiento de Alto Rendimiento Cerro Pelado.
Para tener una idea de la magnitud de sus hombradas baste decir que en su poder están otros récords, apartando el más reciente de la testa: una hora y 30 minutos golpeando el balón únicamente con los muslos, más tiempo dominando con pies, muslos y cabeza (19:10 horas), correr la maratón controlando la esférica (7:17 horas), lo mismo que los 100 metros (apenas 17 segundos), 186 toques en medio minuto, tres horas sentado solo con los pies en el propio escenario del Copacabana, y seis horas con una pelota maciza de 27 centímetros de diámetro y media libra de peso, exclusivamente tocada igualmente por sus pies.
Ambidiestro por excelencia a la hora de amaestrar la esférica, Erick confesó que su pierna derecha es la más hábil y precisa en el golpeo. Tres cotas universales absolutas quebró este año, aunque en el libro Guinness solo aparece homologada una de sus hazañas debido a lo complicado del procedimiento para inscribirlas.
OTROS TRES INCREÍBLES
Judoca de niña, temperamental y amante confesa de los deportes, la avileña de 33 años de edad, Yeniseidys Soto, siente cada toque que le da al balón como un nuevo reto.
"Empecé a los nueve en los tatamis, pero mi estancia en el equipo nacional en los 52 kg fue en la época de Legna Verdecia. Yo era muy joven, apenas 17 años, pero todavía me emociono cuando cualquier cubana gana un combate al máximo nivel."
Quizá esa inquietud constante la inclinó hacia el fútbol, tardíamente, a los 27 y luego de la doble maternidad, pero eso no le impidió agenciarse dos coronas del patio con Ciudad Habana en la primera categoría. De ahí el entrenador Gregorio Dalmau la inició en el dominio del balón y bajo su tutela estableció su primer primado de 10:03 horas golpeando solo con los pies. A ese suma el de la media maratón corrida en 7:06:10 horas, 2:20 horas únicamente con la cabeza y 213 toques con 100 kg sobre sus hombros.
Natural del municipio de Boyeros, Luis Carlos García no solo es un delantero con capacidad extrema para controlar el balón, sino que a sus 18 años ya ostenta dos primacías del planeta: 282 toques en 58 segundos con el pie derecho, sentado sobre una mesa, y 150 en 30, señal de que su diestra tiene algo especial.
¿Es difícil dominar en la tierra? Imagínense flotando en el agua, donde el matancero de 23 abriles, Jhoen Lefont, le propinó 534 golpes a un balón con la testa. Miembro del equipo nacional de polo acuático, desde los 13 años se entretenía dominando la pelota y ahora más que un hobby es una necesidad, la cual combina a diario con sus entrenamientos. ¿Sobrecarga física? "Sí, en ocasiones termino muerto. Como, me baño y a la cama, pero ambas actividades me encantan. No pienso dejarlas".
A veces, disciplinas que parecen no ser tan exigentes requieren de una entrega insospechada. Yo no dudo en afirmar que estos cuatro fantásticos solo necesitan un balón para mover el mundo.
Un minuto es un espacio de tiempo efímero, pero la gloria recogida en él puede ser eterna. Más si la acaricias en 361 ocasiones con tu cabeza. Eso precisamente hizo el multirrecordista mundial del dominio del balón Erick Hernández, al quebrar su anterior cota de 345 toques en el lobby del hotel Copacabana. Increíble, solo imaginen el hecho de promediar seis golpes por segundo.
Tal romance con la esférica exige años de consagración. En el caso de Erick, más de la mitad de su vida ha estado ligada al fútbol y en particular al control de una pelota. Al hurgar en sus inicios como atleta descubrimos que los primeros pasos los dio en el ajedrez, el cual todavía permanece entre sus hobbies. Quizá de ahí provengan su total ecuanimidad, su hablar pausado y su enorme diafanidad con todos.
No dudó en confesar que el ver a su hermano Douglas quebrando registros de relieve lo motivó a iniciarse en la compleja disciplina en 1994. Ahora Douglas hace las veces de mentor y consejero.
Dedicación y disciplina son las palabras de orden en la carrera de este espigado atleta de 1.90 metros de estatura y 97 kg de peso, quien destina al menos dos horas diarias al entrenamiento junto a Yeniseidys Soto y Luis Carlos García en el Centro de Entrenamiento de Alto Rendimiento Cerro Pelado.
Para tener una idea de la magnitud de sus hombradas baste decir que en su poder están otros récords, apartando el más reciente de la testa: una hora y 30 minutos golpeando el balón únicamente con los muslos, más tiempo dominando con pies, muslos y cabeza (19:10 horas), correr la maratón controlando la esférica (7:17 horas), lo mismo que los 100 metros (apenas 17 segundos), 186 toques en medio minuto, tres horas sentado solo con los pies en el propio escenario del Copacabana, y seis horas con una pelota maciza de 27 centímetros de diámetro y media libra de peso, exclusivamente tocada igualmente por sus pies.
Ambidiestro por excelencia a la hora de amaestrar la esférica, Erick confesó que su pierna derecha es la más hábil y precisa en el golpeo. Tres cotas universales absolutas quebró este año, aunque en el libro Guinness solo aparece homologada una de sus hazañas debido a lo complicado del procedimiento para inscribirlas.
OTROS TRES INCREÍBLES
Judoca de niña, temperamental y amante confesa de los deportes, la avileña de 33 años de edad, Yeniseidys Soto, siente cada toque que le da al balón como un nuevo reto.
"Empecé a los nueve en los tatamis, pero mi estancia en el equipo nacional en los 52 kg fue en la época de Legna Verdecia. Yo era muy joven, apenas 17 años, pero todavía me emociono cuando cualquier cubana gana un combate al máximo nivel."
Quizá esa inquietud constante la inclinó hacia el fútbol, tardíamente, a los 27 y luego de la doble maternidad, pero eso no le impidió agenciarse dos coronas del patio con Ciudad Habana en la primera categoría. De ahí el entrenador Gregorio Dalmau la inició en el dominio del balón y bajo su tutela estableció su primer primado de 10:03 horas golpeando solo con los pies. A ese suma el de la media maratón corrida en 7:06:10 horas, 2:20 horas únicamente con la cabeza y 213 toques con 100 kg sobre sus hombros.
Natural del municipio de Boyeros, Luis Carlos García no solo es un delantero con capacidad extrema para controlar el balón, sino que a sus 18 años ya ostenta dos primacías del planeta: 282 toques en 58 segundos con el pie derecho, sentado sobre una mesa, y 150 en 30, señal de que su diestra tiene algo especial.
¿Es difícil dominar en la tierra? Imagínense flotando en el agua, donde el matancero de 23 abriles, Jhoen Lefont, le propinó 534 golpes a un balón con la testa. Miembro del equipo nacional de polo acuático, desde los 13 años se entretenía dominando la pelota y ahora más que un hobby es una necesidad, la cual combina a diario con sus entrenamientos. ¿Sobrecarga física? "Sí, en ocasiones termino muerto. Como, me baño y a la cama, pero ambas actividades me encantan. No pienso dejarlas".
A veces, disciplinas que parecen no ser tan exigentes requieren de una entrega insospechada. Yo no dudo en afirmar que estos cuatro fantásticos solo necesitan un balón para mover el mundo.
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