ENRIQUE CIRULES, SUS LIBROS Y EL GENERAL FULGENCIO BATISTA
Por Lázaro David Najarro Pujol
Tomado del sitio web de la UNEAC
Conocí a Enrique Cirules (Nuevitas, 1938) hace más de 30 años, cuando a diario solía recorrer las antiguas plazas y parques del Camagüey, o participaba en tertulias literarias. En esa etapa el escritor se encontraba escribiendo relatos de pescadores y tortugueros.
Luego, en varias ocasiones, salimos a navegar por los laberintos de las Doce Leguas, en el archipiélago Jardines de la Reina. Navegábamos a través de cayos y pequeñas isletas en busca de vivencias, anécdotas e informaciones para su libro Los guardafronteras.
Cirules es ahora autor de varias novelas, ensayos, testimonios y cuentos; y algunos libros suyos han alcanzando gran prestigio internacional.
Disímiles temas se reflejan en su amplia obra literaria. Ha escrito sobre el mar, el amor, la guerra y también de los campesinos norteamericanos que fundaron las villas del norte de Camagüey; además de tratar de una manera muy aguda la presencia de la mafia norteamericana en Cuba.
Algunos lectores aseguran que Conversación con el último norteamericano es su mejor libro.
No niego que haya tratado con fascinación a ciertos personajes de La Gloria City; pero quizás eso se debió a que este tema no estaba incorporado a la literatura cubana. Fue algo sorprendente encontrarme en aquellas comunidades, con personajes de un gran vigor, de mucha ternura; seres que fueron capaces de crear verdaderas leyendas, espacios para el mito, y eso siempre resulta muy edificante para un escritor; pero considero que el mejor libro de un escritor es el que está por escribirse.
Usted se ha dedicado también a escribir historias de guardafronteras; se ha ocupado del ensayo, del análisis histórico, y ha abordado aspectos desconocidos o poco estudiados en la obra y la vida de Hemingway. ¿Es por eso que algunos se atreven a afirmar que tiene usted más de historiador que de novelista.
No soy un historiador. En lo absoluto, aunque no hay que olvidar que toda novela acontece en determinado medio histórico. Me fascinan las posibilidades que ofrece la novela. Lo que ocurre es que en ocasiones he abordado temas desconocidos en la literatura cubana; hasta cierto punto yo diría que temas insólitos en la cultura cubana, y para ello he tenido que buscar respuestas en el análisis histórico, y soluciones para sus estructuras formales. Respuestas que no estaban lo suficientemente argumentadas hasta entonces.
¿Algo así ocurrió con los libros sobre la mafia?
En alguna medida, sí. De inicio, lo que yo pensaba escribir era una novela; pero en el proceso de la investigación fue fantástico lo que comenzó a aparecer, y comprendí que la novela no era el instrumento adecuado. Antes de publicarse El imperio de La Habana no se había escrito ni una sola línea sobre la presencia de la mafia en Cuba.
Está por aparecer en Letras Cubanas un nuevo libro suyo: Santa Clara Santa ¿Historia real o ficción?
Se trata de una novela, con más de 50 personajes y cuatro líneas narrativas. Sólo eso.
Hay otras novelas: digo La saga de La Gloria City, digo Bluefields, tal vez Extraña lluvia en la tormenta, de las que es difícil encontrar un solo ejemplar.
Las ediciones de esas novelas fueron pequeñas, entre cinco mil y diez mil ejemplares; aunque Bluefields se publicó también en Brasil, y La saga de La Gloria City circuló en Estados Unidos, a cargo de la editorial Vitral.
Entre sus libros de cuentos: Los perseguidos, La otra guerra, Luces sobre el canal, ¿por qué tantos relatos de pescadores, tortugueros y navegantes?
Es que nací en una encantadora comarca marina, muy cerca de la cayería de Romano, con parajes que conservan o conservaban una fabulosa memoria colectiva; y a muchos de estos personajes tuve el privilegio de conocerlos.
Siendo usted novelista ¿cómo se explica que en alguna de sus conferencias: en Casa de las Américas o en el Centro Dulce María Loynaz, hiciera tanto énfasis en personajes reales, digamos Aureliano Sánchez Arango, Orestes Ferrara o Fulgencio Batista?
Se trata de personajes que oscurecieron la compleja historia cubana, y que no han sido lo suficientemente estudiados. Recuerdo que en varias ocasiones Moreno Fraginals me incitó para que escribiera una novela con las historias de Julio Lobo que él me había contado. Eran historias muy sustanciosas, no conocidas, de un personaje poseedor de una textura muy especial; y personajes de esa naturaleza, resultan siempre muy cautivantes; pero nunca me he decidido a escribir esa novela.
Por su parte, Batista fue la mayor cabeza visible de toda una época. Fue el hombre que, desde el poder aparente, ayudó a crear uno de los mayores imperios mafiosos del siglo XX.
Sin embargo, actualmente hay intentos por presentarlo como un gran antifascista.
Esa es una tarea muy difícil, a pesar de todo el dinero que puedan invertir en ese proyecto. Batista robó de Cuba más de 600 millones, y dejó una gran estela de sangre. Pueden reunir a los más ilustres magos del universo, y no podrán reivindicar su personalidad. Aunque es poco probable que puedan encontrar magos que acepten una tarea tan indigna.
De cualquier modo, una mentira sobre otra mentira podría llegar a confundir a alguna gente.
No en este caso. Las confusiones resultan ser pasajeras, y la opinión pública internacional no se caracteriza por ser tonta ni por estar dominada por la imbecilidad. Además, la dictadura de Batista en Cuba no fue un hecho aislado, fue una dictadura que cubrió toda una época, y que estuvo acompañada de numerosos dictadores. Fue una estrategia, una política concebida para América Latina y el Caribe: Somoza, en Nicaragua; Duvalier, en Haití; Rojas Pinilla, en Colombia; Pérez Jiménez, en Venezuela; Trujillo, en República Dominicana; Stroessner, en Paraguay, y después Videla, en Argentina; Ernesto Geisel, en Brasil, y Pinochet, en Chile, entre otros. Una excelente camada de dictadores asesinos, y cualquier intento por borrar esa historia está condenado al fracaso.
En los últimos tiempos yo he estado enfrascado en la escritura de un fascinante libro sobre La Gloria City. Se trata de un personaje femenino que residió en el valle de Cubitas durante más de 20 años. Un personaje verdaderamente fabuloso, que fue capaz de crear una gran leyenda. Se trata de las míticas historias de missis Emily Blackwell, y no he tenido mucho tiempo para estar al tanto de los diversos mecanismos de la prensa; pero en todo caso lo que van a lograr es que se abra de nuevo a debate la presencia del general Batista en Cuba.
¿Participaría en ese debate?
Hace más de 15 años yo estuve trabajando en un proyecto de libro sobre el golpe de estado de 1952. Lo hice, lo tengo; y si el tema adquiere actualidad, mis libros estarán presentes.
¿Qué pudiera ocurrir entonces?
En primer lugar, cualquier nuevo debate alrededor del general Batista será de mucho interés para la opinión pública norteamericana. Batista arrastra una historia muy turbia; y cualquiera que sea la intención, el tema Batista pondrá de relieve, ahora con más fuerza que nunca, la presencia de los torturadores, asesinos, mafiosos, delincuentes y políticos corruptos que fueron acogidos masivamente en Estados Unidos, mucho antes de que Fidel Castro hablara una sola palabra de socialismo.
¿Cree entonces que todo este asunto se haría más revelador?
Sin dudas. La gente se va a preguntar cómo fue posible que de simple sargento taquígrafo, en apenas siete años, llegara a convertirse en general-presidente. Se pondrán de relieve las persecuciones, torturas y asesinatos de toda una época. Saldrán a relucir, con lujo de detalles, sus actividades prostibularias, la usurpación del movimiento del 4 de septiembre de 1933; y sobre todo, los arreglos que realizó con la mafia norteamericana para la apertura de cadenas de casinos, prostíbulos y canales de la droga.
No sólo en los años 30. Los vientos huracanados alcanzarán muchos rescoldos que han permanecido ocultos, como fueron las operaciones encubiertas organizadas por los servicios especiales, para que Batista pudiera manipular los acontecimientos de la II Guerra Mundial; y sino, cómo se explica que ya para 1940 el general-presidente hubiera podido convertir a Cuba en el centro internacional más activo para el tráfico de drogas. A Cuba, por entonces, según estadísticas oficiales de instituciones internacionales, le correspondía el Primer Lugar Mundial en el tráfico de drogas. De Cuba fluía a torrentes la droga que se consumía en Estados Unidos.
¿Hasta la II Guerra Mundial?
Y más allá. Hasta 1958. La opinión pública internacional va a mostrar mucho interés en conocer cómo fue que se llevaron a cabo las operaciones para el pase político al Partido Auténtico, en 1944; y las maniobras de Fulgencio Batista y Meyer Lansky con el fin de que el autenticismo implantara en Cuba un temprano macartismo tropical, con decenas y decenas de bandas armadas que, desde posiciones oficiales, convirtieron las calles de La Habana en verdaderas batallas campales, mientras Lansky perfilaba los arreglos para la apertura de Las Vegas, y, desde su refugio temporal en Daytona Beach, continuaba manipulando la política cubana.
Eso es algo que ya usted trata en El imperio de La Habana; pero con la publicación de La vida secreta de Meyer Lansky, uno tiene la impresión de que estamos ante uno de los más grandes proyectos de corrupción del siglo pasado.
La vida secreta de Meyer Lansky es un libro delicioso. Es uno de los más reveladores testimonios de esa época. Libro de memoria de quien fuera chofer guardaespaldas del jefe del clan mafioso Habana-Las Vegas durante 1957-1958. Es una fiel y fascinante reconstrucción de una Habana de época. Por vez primera se logró reconstruir pasajes de la vida del más importante, invisible y astuto personaje del hampa norteamericana, con sus pasiones, sus amores, sus nostalgias y métodos de actuar, en medio de circunstancias muy especiales, en que se estaba decidiendo el devenir de la mafia en Estados Unidos.
Pero volvamos a Batista…
Bueno, qué más pudiera yo agregar: todo lo que este asunto sobre Batista puede revolver, incluyendo las operaciones encubiertas para el golpe de estado de 1952; y sobre todo, el gran proyecto dirigido a convertir a la esplendorosa Habana en el más increíble sitio para que proliferara la mezquindad, el despojo y la corrupción de la sociedad norteamericana. Y eso es algo que el pueblo norteamericano nunca le va a perdonar.
Enrique Cirules continúa con sus proyectos literarios, proyectos que ya están muy avanzados y de los que trataremos en otra entrevista con el autor de Conversación con el último norteamericano, no el mejor libro del escritor, porque según sus propias palabras "el mejor libro de un escritor es el que está por escribirse".
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