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sábado, agosto 25, 2007

X Alfonso. La imagen es algo que me mata

Por Bladimir Zamora Céspedes (Caiman Barbudo)

Desde la segunda mitad de la década del noventa del siglo pasado, el trabajo multidisciplinario de X Alfonso lo ha convertido en unos de los creadores más connotados de nuestro país. Razón suficiente para que una buena tarde del pasado octubre, lo fuera a buscar a su propia casa, con el nada disimulado propósito de que hiciera recuento y reflexión sobre su trayectoria.

Si no hubiera sido músico, creo que mis dos otras posibilidades eran hacerme pintor o corredor. De niño pinté mucho hasta que le manché el carro a Pablo Menéndez y me botaron pa'l techo todo los materiales. Y en la escuela siempre fui de los primeros en velocidad, sobre todo en las carreras cortas.

Hombre, claro, había muchas condiciones para que me hiciera músico. Desde los siete años comencé a hacer estudios académicos, pero creo que las motivaciones empezaron cuando todavía estaba en la barriga de mi mamá, cuando ella estaba en el grupo Tema Cuatro. Desde los cuatro años yo inspiraba temas de blues y otras cosas viejas con mi papá. Después que terminé los estudios elementales en el Conservatorio Manuel Saumell, me fui a la Escuela Nacional de Arte a hacer el nivel medio, y aunque no terminé, estuve hasta cuarto año en piano clásico.

Crecer en el mismo núcleo del Grupo Síntesis, ya lo sabes, es una experiencia única. Escuchaba al mismo tiempo los casetes de Queen y del álbum Ancestros. de mi familia. Me crié escuchando los ensayos de la banda de mi padre. Oyendo sus temas, desde que eran apenas una inspiración, hasta cuando ya estaban listos para tirarlos en público. Todo eso, es natural, se me fue metiendo en el cuerpo, y lo propio que he sacado después tiene que ver con eso.

Antes de formar parte de la nómina de Síntesis, todavía estando en la ENA, integré el grupo Estado de Ánimo, con Roberto Carcasés, Descemer Bueno, Leo en la batería... empecé a hacer cosas de jazz, de fusión. Luego se incorporó un trovador que se llama Julio Fowler, de Santa Clara, y empecé a hacer mis primeros arreglos. La agrupación se desvaneció en cuanto salimos de la escuela. Fue entonces que me metí en Síntesis y empecé a componer para el disco El hombre extraño, que se hizo con Silvio Rodríguez. Dicho más exactamente, ahí empecé a trabajar con el grupo, pero aún no tocaba en Síntesis. Hacía arreglos, instrumentaciones.

Al terminarse la realización de El hombre extraño comenzaron a haber cambios en la agrupación. Se fue Lucía Huergo. Había entrado Estaban Puebla... entonces compuse cosas para la banda. Luego empecé a tocar los teclados, más tarde un poco de percusión y coros. Ya esto está sucediendo cuando se está cocinando el álbum Ancestros II, que es cuando se puede decir que estoy totalmente dentro del grupo.

La mayor escuela que he tenido, sobre todo de composición, es Síntesis, porque me metí en un campo que es el de los ancestros, donde no sólo porque te gustara la melodía podías hacer la música, sino que tenías que investigar. De dónde salía ese canto, a qué deidad era, por qué era ese canto, qué quería decir... primero por respeto a la religión, y también para no crear conflictos entre el texto y la música del tema, sea dicha en español o en yoruba. Hay incluso una complicación mayor, como los cantos afrocubanos se han mantenido sobre todo por trasmisión oral, no se cantan igual en el occidente, en el centro y en el oriente del país. Entonces tienes que escuchar las tres versiones y decidir cuál te parece la más universal, para que conformara el eje de tu creación, donde se funden los tambores batá con la guitarra eléctrica, que era lo más heavy para mi con muy poca edad.

Al mismo tiempo participé con Osamu Menéndez el grupo Havana. Yo sentía muchos deseos de hacer otras cosas, además de lo que sucedía en Síntesis. Havana nos motivó a hacer arreglos y temas de rock fuerte, alternativo en plenos años noventa. Al final, sin dudas se podía advertir la influencia cubana de Síntesis, la forma de hacer los bajos y cosas semejantes. Creo que lo más importante de Havana era que, en resumidas cuentas, sonaba esencialmente como algo de aquí. En esa banda estuve como seis años, hasta que empecé a hacer mis cosas solo.

A esta altura tengo cuatro discos en solitario (con Síntesis tengo cinco). El primero es Mundo real, fue con temas que yo tenía en otros arreglos, en otros estilos y los junté, porque tenía ganas de verlos en un solo disco, en una atmósfera jaezada, con mucho piano y más acordes. El segundo es X Moré, mi homenaje a Benny. Empecé a escuchar muchas cosas de él y me enamoré mucho de las locuras que hacía. Hacía lo que le daba la gana. Pensé que respetando su música, podía yo hacer también lo que me diera la gana. Alguien que en su momento revolucionó la música, y me puse a pensar cómo poder hacer llegar su legado, entrándolo en un módulo de ahora. Entonces mezclé big band con hip hop. Hace pocos días lo estuve escuchando y me ti cuenta que no es sólo hip hop, que hay otras vertientes que también están allí presentes, por ejemplo los aires brasileños.

En el tercer disco, Delirium, me sacaba como una espina. Tenía muchas obras sinfónicas y nunca las había plasmado en una grabación. Fue concebido originalmente para una coreografía de Pepe Hevia en Barcelona, y cuando se puso aquí, uno de los que se batió para que esa banda sonora se lograra fue Chorens. Me lo propuse, le dije que sí. Ya tenía la música hecha. Para el cuarto álbum me dije: bueno y por que no experimento a la vez con los componentes esenciales de todos los discos anteriores. Surge entonces Civilización.

Tuve la suerte en la ENA de interrelacionarme con estudiantes de danza, plástica... Estuve rodeado de otros muchos artistas distintos. Desde la escuela ya empecé a hacer música para coreografías. Ahí, cerca de mi, un pintor hacía la escenografía. Si había propiamente una exposición de algún plástico, yo hacía la música para ese espacio y la gente de danza ponían lo suyo. Se fue mezclando. Nací de esta fusión de las artes y temprano lo empecé a ver como algo natural. Nada estaba desligado. Seguía siendo músico... por eso cuando Marianela Boán, que fue la primera que me pidió una música, o fue Rosario Cárdenas... ya ni me acuerdo... lo que te quiero decir es que ya desde antes me sentía metido en esto, porque me había formado en ese ambiente que te cuento. Como resultado creo que los discos míos lo mismo sirven para que baile Danza Contemporánea, que como banda sonora de cine... No es una obra de inmediatos propósitos comerciales, más bien me interesa en primer orden el diálogo con las demás vertientes artísticas.

Lo primero que hice para cine me lo encomendó Sergio Giral para María Antonia. Cuando empecé a experimentar la fuerza de una imagen, y la resonancia de poner música bajo ella y el nuevo sentido que podía cobrar esa imagen... para mi eso fue lo mayor. Esto es lo que yo voy a ser en mi vida, me dije. Ya después también trabajé con Humberto Solás... y también para muchos cortos de creadores muy jóvenes, con quienes me encantó relacionarme.

En cuanto a mi participación en la banda sonora de Habana Blues... su director Benito Zambrano estuvo aquí en La Habana. Visitó a Pablo Menéndez y Adria Santana, porque son amigos. El le enseñó el guión a ellos. En cuanto lo leyeron le dijeron: Esa es la vida de X Alfonso. Vete a su casa. Eso que tú cuentas ahí es mucho de lo que a él le ha pasado. Vino a verme, empezamos a comunicarnos. Nos llevamos requetebién. Estuvimos de acuerdo en meterle mano al asunto. Luego me fui a Madrid, para empezar a hacer la música y los textos de las canciones.

Se forjó así una relación muy cercana con Benito. Él iba a la casa donde estaba yo y nos pasábamos horas analizando lo que iba saliendo. Cómo decir de una manera que no dejara de ser cubano, pero que fuera dicho de manera más universal, o no dejar de tener en cuenta que la película, siendo española, por su propio contenido también era cubana y la íbamos a ver aquí.

Cuestiones como esas. Al final no hice la música incidental de Habana Blues. Hice las canciones para una banda que no existe, pero es la música exactamente que yo hacía con Havana, porque aunque la película se vea muy actual, más bien está inspirada en los años noventa, que es cuando hay un destape de muchas bandas de rock y empezaron, como se ve en la cinta, a llegar los superproductores... como en realidad pasó con la banda Havana, que se la llevaron a México, que empezaron a pedir un sonido más rosa porque era necesario para entrar en el mercado, y al final, que te digo, ahora mismo no sé qué es del grupo, ni qué está haciendo. La película es como una biografía sintética de lo que le pasó a muchos grupos.

A veces pienso que la vida misma te va organizando por donde tienes que ir. Te lo cuento porque, cuando decidí hacer una carrera en solitario, contaba con la rica experiencia de la primera banda, donde había estado con músicos como Descemer. Había trabajado con Carlos Varela y Santiago Feliú. Me había detenido mucho a estudiar sus textos, me había hecho su amigo... poco a poco fui aprendiendo de toda esta gente y el producto es lo que estoy haciendo. Empezando por Síntesis, y después todo lo demás, lo veo como una gran escuela, que me ha brindado la base para en estos momentos plantear mis propias cosas al público.

Desde que tenía dieciséis años empecé a girar con Síntesis, dentro y fuera de Cuba. De ese tiempo data mi observación del público. La manera en que a veces aceptan un tema desde los primeros acordes, y como en otros casos uno termina y se quedan como pasmados. En ese sentido me impresionó mucho el público europeo, que más allá de los límites del idioma se dedica mucho más a escuchar, aunque no por ello dejaran de motivarse al baile. En lo personal, me ha interesado mucho la posible diferencia de comportamiento entre nuestro público y el de otros países.

Ah, los premios y los reconocimientos. A la verdad no me gusta hablar de eso. Lo que sí trato siempre es de superarme en cada cosa que hago. Es mi mayor objetivo. Quiero que mi próxima canción sea mejor que todas las que compuse antes. Que logre en primer lugar impresionarme a mi mismo, como si no lo hubiera hecho yo. Así es como trabajo y lo hago tan intensamente como puedo.

En cuanto terminé con mi papá la música de Miel para Oshun, de Solás, que había tenido la oportunidad de verla muchas veces aquí en casa y después trabajar en la música, quedé convencido de que eso es lo más me gusta a mi. La imagen es algo que me mata. Es que yo compongo con imágenes. Cuando hago una letra de una canción, veo imágenes para escribirla.

Entonces, a la hora de querer hacer un video clip, necesidad que sentí desde hace mucho tiempo, advertí que había que describir un largo recorrido. Buscar la persona que se dedique a esto.

Llamarla a su casa. Concertar una cita. Molestarle. Plantearle a ver si quiere hacer algo con mi música. Si te decía que sí, te pedía las canciones para ver cuál le gustaba más. Podía escoger la que a ti menos te interesara. Luego se te aparecía con un guión en donde lo primero que aparecía era la muchacha modelo de la Mesón. Total, que al final lo que le interesaba era metérsela. Uno era como el conejillo de indias. Por tal razón nunca pude ponerme de acuerdo con nadie para hacer un clip, tal y como lo imaginaba, a partir de mis músicas y mis textos.

Entonces un buen día agarré una camarita normalita, de esas que con frecuencia llevan los turistas y me dije: Voy a hacer un video. Deja a ver que pasa. Entonces tenía un ordenador muy lento. Que sé yo: para hacer diez segundos de imagen me demoraba cuarenta y cinco minutos. Y si no me gustaba, tenía que emplear otros cuarenta cinco minutos. Me eché como tres meses para realizar . Fue con la canción Salvando el alma. Un video que luego mandé a los premios Lucas, que logró una nominación como video arte, creo. Como no sabía los cánones de la televisión, pues duraba más de seis minutos. Y me dijeron que si no lo cortaba, pues no funcionaba. Al final lo reduje un poco y fue cuando lo nominaron.

Después, como a mi papá le cuadró lo que había hecho, me pidió un clip para Síntesis. Se lo hice, que fue aquel del guaguancó. Hice otro con lo mío, ligado con Benny Moré, que tenía muchas ganas de hacerlo, porque por la situación que tenía, sin recursos, y siendo un tema de los años cincuenta, tiempo que se filmaba a cámara fija, con dos focos y punto. Pues me dije “esta es la mía”. Partí de esa estética para hacer el primer clip del X Moré. Y pá que veas, ya ese tuvo premio y todo. Me confortó comprobar que aunque sea con pocos recursos, si uno se empeña puede lograr las cosas. Tuve la suerte de que varias amistades quedaran muy contentos con mis trabajos en video y me empezaron a hacer donaciones de los diferentes equipos que se necesitan para esos menesteres. A partir de esas condiciones he podido hacer muchos clips más y me empezaron a llamar otros músicos para que les hiciera trabajos a ellos.

Hombre, sí te hablo de mi trabajo en solitario, pero no hay ninguna contradicción si también afirmo que siempre estoy en Síntesis. Porque para el próximo disco de la agrupación seguiré componiendo. Que por las razones del resto de mi trabajo en estos momentos no pueda estar tocando en la banda, es por una razón tan sencilla como que no tengo el don de la ubicuidad, pero por lo demás, encima de componer para Síntesis, ayudo a mi papá en lo que sea y tocando con la gente de la banda cuando hago mis otras cosas.

Sí estuve hace unos meses trabajando en plazas de Europa. Claro que me interesa, como ya te dije hace un rato la reacción de la gente de esos lugares, pero casi siempre saco la temperatura del público por Cuba. Aquí es muy difícil. Si te va bien aquí y la gente reacciona positivamente con tu música, móntate en un avión y vete pá donde quieras, que te van a ovacionar. Porque aquí hay tanta información musical de tantas cosas distintas, que si a la gente le llega es porque te eligen a partir de muy ricas referencias. Ahora les ponen mucho más por lo medios, pero cuando no lo hacían y tenía encuentros satisfactorios al actuar en vivo, me quedaba muy complacido. En otros países la promoción funciona de otra manera, se pueden comprar los discos y los videos, y es más fácil todavía.

Ah, sí, Siempre hay proyectos por concretar. Estoy firmado con la compañía española Nuevos Medios y por APA (Antonio Pérez Solís), que son entidades que han arriesgado por mi una cantidad de cosas increíbles, y con ellos voy a sacar mi próximo disco que quiero que se llame Revolution, en un nuevo empeño de revolucionar la música cubana ante los referentes del resto del mundo. Y aunque no me lo creas, antes que todo pienso hacer una película con algunos amigos que me tienen mucha confianza. Con la problemática actual, por eso quiero que se llame Hoy. Aún no he terminado el guión, pero me voy a lanzar al rodaje antes de terminarlo. En cuanto me llegue la cámara empiezo a filmar. Espero que sea antes de fin de año. No te abundo mucho más, porque este tipo de proyecto enseguida anda en boca de mucha gente. Nos vemos en el estreno

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