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martes, marzo 25, 2008

PALABRAS QUE VAN Y VIENEN

Alerta con empleo de extranjerismos
Por Celima Bernal (Juventud Rebelde)

Todas las familias guardan anécdotas que se repiten a través de los años. En la mía —¿cómo iba a ser de otra manera?—, hay algunas que recuerdo siempre. Entre ellas, esta; la he narrado en varias ocasiones, y ahora voy a contártela: Mi abuelo paterno, José Antonio Bernal y López era oficial del Ejército Libertador. Cabalgó detrás de Maceo durante la invasión, hasta Pinar del Río. Después del triunfo, fue situado en esa provincia. Una mañana, se presentó ante él un soldado, y le anunció —Coronel, en mis ratos de «ocío», voy a estudiar italiano.

—¡Animal! —le contestó indignado—, en los de ocio, aprenda español.

Cada vez que me entero de alguno embulladísimo por comenzar a hablar otros idiomas; cada vez que oigo a alguien empleando palabras extranjeras, pronunciadas, para colmo de males, del modo más extraño que pudieron hallar a mano, me acuerdo del viejo. Claro está, no es el caso: aquel pobre hombre acentuó incorrectamente un vocablo castellano; pero ¡qué bueno sería aprender bien nuestra lengua! Después, ¡ah!, después, matricúlese, si así lo desea, en cursos de los casi 6 000 idiomas que se conocen hoy en el mundo.

Muchos emplean look. Es voz inglesa. Se oye constantemente entre nosotros como imagen o aspecto de las personas e incluso, aunque con menos frecuencia, de las cosas. No es necesario acudir a ese vocablo; podemos decir: imagen, aspecto. Pero lo peor no es el extranjerismo; sino el modo incorrecto de pronunciarlo. En lugar de «luk», dicen «lux». En la entrada léxica de lux, leemos: En física, unidad de iluminación.

Impasse es francés. Significa situación de difícil o imposible resolución, o en la que no se produce ningún avance. En nuestra lengua existen equivalentes: punto muerto, callejón sin salida. Pues la utilizan y muy mal, lo hacen con el sentido de pausa, de detención temporal de un asunto. Se les escucha: «Y ahora, aprovechemos este impasse para...». ¡Qué desacierto!

Hay dos expresiones latinas, con las que la gente se equivoca lamentablemente: Motu proprio, y grosso modo. La primera significa con movimiento propio. Se usa como: por propia iniciativa. Actuó motu proprio en esa gestión. No digamos: motu propio; recordemos que se trata de una locución latina, y en esa lengua, llevaba una r en la sílaba final. Tampoco antepongamos a ella, «de» ni «por». A la locución: grosso modo: a grandes rasgos o aproximadamente, se le agrega incorrectamente una «a» delante. Nada de: «a grosso modo»; sino: Te lo explicaré grosso modo.

LAS RESPUESTAS DE HOY

Un viejo amigo, Marcelino de la Peña y Toranzo, me llamó justamente alarmado. En un programa radial, donde se hablaba de la lucha contra el Aedes aegypti, oyó que se referían a la hembra del mosquito, como «la mosquita». No es correcto. Sería algo así como decirle vaco al toro, o foco al macho de la foca.

Julio Carreras, de San Cristóbal: Tiene razón, Nankín —o Nanking en la lengua tradicional— fue capital de China en varias ocasiones. Desde hace años lo es Pekín, y sus naturales son pekineses, mejor: pequineses. También aparece registrada: Beijing, que remite a Pekín, Pequín, así es que se prefieren estas últimas. Ahora se usa mucho Beijing. En una ocasión, me contaron que los chinos decían: «Los extranjeros pronuncian mal Beijing, por eso se ha extendido: Pekín, que se les oye casi igual a todos». Fíjate, los perros son pekineses o pequineses, no «beijingneses».

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