La sonrisa del tambor
Por Ulises Estrada Lescaille (Bohemia)
Llegamos a un pequeño y modesto apartamento en el capitalino Vedado, con las paredes de su sala adornadas con diplomas y trofeos, para realizar una esperada entrevista. Se trataba de uno de los cuatro galardonados con el Premio Nacional de la Música 2006: Federico Arístides Soto Alejo, o mejor, Tata Güines. Fue un amistoso encuentro durante el cual nos relató desde los comienzos hasta sus 70 años de vida artística.
"Es innegable que la influencia familiar fue el factor esencial que despertó mi vocación artística. Mi papá, José Alejo, más conocido como Joseíto, tocaba el tres, Ángel tocaba el bajo y Dionisio también era músico. Todos eran hermanos de mi papá. Otro tío mío, Jorge Eladio, era guitarrista. Mi papá dirigía el sexteto Partagás, que ensayaba en nuestra casa. Yo, con seis años de edad, los escuchaba y con dos laticas comenzaba a tocar bongó. Por otra parte, el barrio donde yo nací, en Güines, era y es muy folclórico; se practica mucho la santería; hay una fuerte influencia yoruba. Había muchos bailadores de rumba y a mí me gustaba andar siempre con los mayores, pues con ellos aprendía."
-¿Cuáles fueron los próximos pasos hacia su carrera artística?
-Pasado un tiempo que no recuerdo, ya había crecido, me quedé con mi papá como el bongosero de su sexteto y así comenzó mi carrera.
"Después pasé a trabajar con mi tío Dionisio en su orquesta Estrellas Nacientes. Y luego, entré a Arcaño y sus Maravillas, porque él mismo me invitó a venir para La Habana con su orquesta y yo le dije que sí. Esto fue en el año 1946.
"Yo no conocía La Habana y tuve que luchar aquí para hacer mi carrera: era el día entero, tocábamos en muchos bailables, ahí puedo decir que fue mi verdadero comienzo."
-Seguir los pasos de sus mayores le llevó a convertirse en un artista. ¿Pero cómo continuó su trabajo después de Arcaño?
-¿Cómo? Bueno, abriéndome el camino con las dificultades que se presentaban en aquella época. Después conocí a grandes músicos a los que les gustaba mi estilo al tocar. Trabajé entonces con el primer grupo de música campesina que se hizo en La Habana con Guillermo Portabales. Más tarde trabajé con la orquesta de Belisario López, y ya en el año 1953 comencé con una orquesta de más fama: Fajardo y sus Estrellas, a trabajar en el Cabaret Montmartre.
"Así empecé a ser conocido. Ya grababa con diferentes orquestas; ya me empezaba a conocer la gente.
"Entonces estaba la furia de los combos que venían de Puerto Rico y comencé a trabajar con Cachao y su Ritmo Caliente, que estaba entre los primeros de la época. Grabé con él la descarga cubana; estaban Guillermo Barreto, Gustavo Tamayo, Niño Rivera y cuando aquello cantó Rolito, cantó Laíto. Ya desde ese momento se hizo más famoso mi nombre por los solos de tumbadora que interpretaba."
-Es considerado por algunos como un embajador del arte musical cubano en el exterior. ¿Qué puede decirme sobre esto?
-Podría decirte que algunos me han bautizado así, pienso que tal vez sea por mi estilo creativo, mi forma de tocar la conga, creando arriba de los cueros, lo que ha llamado mucho la atención no solo en Cuba sino también en el exterior.
"Según la crítica especializada, mi sonido es único, mi estilo es único; no soy yo el que lo dice, ni me gusta decirlo. No es fácil hacerse de un nombre con este instrumento; tenemos que reconocer que fue el maestro Chano Pozo el primero en lograrlo, yo me inspiré en sus enseñanzas, aprendí mucho de él, pero creando lo mío sobre los cueros, mi propio estilo e independencia arriba de los cueros.
"Eso ha quedado así, grabado para la historia de la música cubana. Por eso es que cuando llego a trabajar a un país dicen: ‘Llegó el maestro’... Pero aunque lo dice la crítica en muchos países, te digo sinceramente que no me considero un maestro."
-¿Podría decirnos algunos de los países a los que ha llevado el sabor cubano?
-Por ejemplo, el año pasado fuimos a trabajar a Tijuana, México, ante cinco mil personas que se pusieron de pie cuando salí a escena, sin haber tocado nada todavía. Después coordiné con las autoridades ofrecer un concierto público para que la gente del pueblo pudiera asistir, pues las entradas al teatro habían sido vendidas a precios altos. Aquellos pagaron para oírme y yo tenía que dar todo lo mejor de mi arte. Pero el concierto público fue apoteósico; la presencia de miles de mexicanos que fueron a vernos y escucharnos fue realmente impresionante. Ellos no pagaron para oírme, pero también les entregué lo mejor que podía dar. La Alcaldía me dio un reconocimiento firmado por el Alcalde por el aporte gratuito de mi actuación, juntamente con el grupo de Compay Segundo, para el pueblo que no pudo ir al teatro.
"Cuando estuve como tres o cuatro meses en Colombia, recorrí casi todo el país y en todas partes hubo lleno total para escuchar mis interpretaciones.
"También fui contratado por el hotel Waldorf Astoria y permanecí tres años trabajando en Nueva York. No recuerdo ahora cuántos músicos me fueron a visitar para que les enseñara cómo yo tocaba los tambores. En Italia tuvimos un éxito memorable y Venezuela, México, Brasil, Londres han formado parte de algunas de mis giras artísticas por el exterior.
"África es un caso especial. He visitado algunos países africanos en más de una ocasión, de ahí salieron nuestras raíces y este año volveré con más tiempo."
-¿Ha pensado en el futuro, en su relevo? ¿Está formando a algunos jóvenes?
-Por supuesto, por ejemplo, Miguel Angá, que fue percusionista de Opus Trece y de Iraquere, y falleció hace poco, fue alumno mío. Arturo, Tata Güines Jr., que es mi hijo y está sentado aquí, es alumno mío de percusión. El puertorriqueño Yosvany Hidalgo, muy bueno. El Niño, hermano de Oscar Valdés, de Iraquere, también se formó conmigo, y hay muchos más.
"Lo que más llama mi atención en estos momentos son los niños, los veo como mi retrato cuando yo era niño. Ellos te ven, tienen la inspiración y quieren que uno les aporte lo que sabe. En una sala museo en Güines, en el patio Tata Güines, tengo una docena de niños a los que les estoy dando clases y les aporto los instrumentos, a ellos les dicen los Tata Güinitos; también estoy apadrinando la Escuela José Martí y la banda de los niños de ese municipio.
"Yo no tuve la oportunidad de pasar una escuela de percusión ni tener un maestro, porque en aquella época no existían. Hoy, gracias a Fidel y a la Revolución, los muchachos tienen escuelas a nivel nacional, no solamente en lo que es la percusión sino en todos los instrumentos y manifestaciones del arte, con buenos profesores y todas las condiciones para aprender. Yo mismo voy al Instituto Superior de Arte de vez en cuando a revisar, a evaluar a los estudiantes, es un compromiso que tengo con esa escuela.
"Antes había que batirse muy duro con la vida y aprender en la calle. Hoy no, gracias a Fidel y a la Revolución por la cual luché.
"A mis alumnos, a la nueva generación, a la juventud, les digo que hay que estudiar, que hay que esforzarse y aprender de los mayores. Esa es mi lucha con mi hijo Antonio, que es percusionista, y le digo que tiene que estudiar más y oír más a los mayores. Hay jóvenes que no quieren oír, sino oírse ellos mismos, no quieren aprender con los que saben y entonces fracasan."
Antonio, el hijo, interrumpe la conversación y pide hacer un comentario:
"Yo sí estudio y me esfuerzo -dice- pero mi papá nunca está conforme. Imagínese que yo tengo 42 años y comencé a estudiar la música desde los 11 años. Ellos no entienden a los más jóvenes."
-¿Cómo ve Tata Güines a Tata Güines?
-¡Qué pregunta!; me has hecho reír. Bueno yo veo a Tata Güines con más entusiasmo, con más deseos y decisión de seguir adelante, con más ganas de ver mi obra reflejada por otros.
-¿Qué representa el Premio Nacional de Música 2006 que le fue otorgado?
-La verdad es que para mi fue una sorpresa, no lo esperaba y lo recibí con mucha alegría, muy feliz, porque se reconoció, una vez más, el valor de lo que es el tambor. Digámoslo así. Creo que yo lo he llevado al plano donde tiene que estar, en un primer plano.
-¿Ha recibido otros premios o reconocimientos de algunos países?
-Puedo citarte, por ejemplo, el diploma que me entregó en el año 2000 la Universidad de Caracas; al igual que el de California y el de México.
-¿Cuál es su próximo proyecto?
-Seguir trabajando, seguir tocando. Volveré por los países africanos. Después iré a la República Dominicana, a Italia y Francia; ese es el proyecto de mis giras de verano. Además tengo varios viajes con la agrupación de Maraca.
-¿Cómo ve la salud de la música cubana? ¿Va bien, va mal, hay cosas que superar para mantenerla en los primeros planos nacional e internacionalmente?
-Con sinceridad, estoy muy disgustado. Cada día se le está perdiendo más el respeto a la música cubana. Por eso estamos disgustados muchos que sentimos la música cubana y lo que es Cuba. Hay que tener en cuenta lo que significa nuestra música en el exterior y con el respeto y el cariño que la gente la recibe. Ahí puedes ver un afiche del Buena Vista Social Club, de Compay Segundo, la imagen de Eliades Ochoa, Ibrahim Ferrer, que han llevado por el mundo la música cubana con dignidad y respeto.
"Yo digo que primero hay que tener en cuenta tu música, tu palma y tu bandera, después que venga lo demás, pero hay que tener principios y respeto a todo lo que huela a Cuba.
"La realidad es que se le está dando a lo que es la música cubana muy poca, pero muy poca promoción para las nuevas generaciones. Si hoy tú les dices a muchos jóvenes que te bailen un danzón, no saben bailarlo; pero si les pides que bailen un regetón, sí saben porque eso es lo que se divulga, eso es lo que escuchan a diario, lo que ven a diario en televisión.
"Mira, si tú me muestras una marca de refresco por la mañana, por la tarde y por la noche, ¿que voy a tomar finalmente? Eso es lo que está pasando, por eso estamos irritados los que amamos y defendemos la música cubana. Cuando trabajamos en un escenario en el extranjero, aunque no sepa bailar, el extranjero se mueve con nuestra música, disfruta el sabor y el secreto de la música cubana. ¿Cuántos de ellos vienen aquí a aprender?... ¿cuantos alumnos extranjeros he tenido y tengo?
"Hay que trabajar en eso para que sea como siempre fue. Tan linda que es nuestra música…"
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