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viernes, abril 11, 2014

CHOQUE DE TITANES

Por Harold Cárdenas Lema (La Joven Cuba)

Buena Fe es mi grupo musical favorito desde que tengo memoria, Cubasí es uno de los portales web que más resultados tiene en mostrar lo que acontece en la isla y recientemente ambos se liaron en una fuerte polémica. Cuando los titanes tienen contienda, son los olímpicos quienes aprovechan para robarse el Olimpo, una lección más que mitológica.

Hace varias semanas una periodista le hizo una entrevista a Israel Rojas Fiel, cantante y director de Buena Fe. El texto tenía como título “Buena Fe: En Cuba internet puede ser un Caballo de Troya” y se difundió como pólvora por la red bajo el sambenito de que Israel despotricaba contra la web. Irónicamente, la agrupación musical que él dirige daba en esos días 3 conciertos en el mayor teatro del país dedicados a Internet y la apertura de su nueva página web. Irónicamente, días después se develó el escándalo Zunzuneo y las redes mostraban ser precisamente un campo de batalla real, con Caballo de Troya incluido.

Varias semanas más tarde se publican simultáneamente en el nuevo sitio web de Buena Fe y el blog La Joven Cuba, una nota de Israel reclamando el título utilizado así como la selección que se hizo de sus palabras en la entrevista. En cuestión de horas arde Troya, partidarios a favor y en contra de la postura del músico comentan en blogs y redes sociales sobre el tema. Los cuestionamientos van desde la calidad del periodismo hasta opiniones encontradas sobre Buena Fe.

Algunos cuestionaron el derecho a publicar la polémica en La Joven Cuba, crítica que podría hacerse extensiva a otros blogs como la Chiringa de Cuba y el medio digital Soy Cuba, los cuales reprodujeron también el texto de Israel Rojas. Si un debate así surge públicamente, ¿resulta lícito silenciarlo o mirar al otro lado?

Todo parece indicar que en algún momento del camino los cubanos perdimos la cultura del debate que tuvimos antaño, aquella época lejana en que Carlos Rafael Rodríguez y Ernesto Che Guevara podían discrepar públicamente en nuestros medios masivos sin que el debate se convirtiera en conflicto, sin que nadie se cuestionara la polémica, sin arriesgar el Olimpo sino buscando fortalecerlo.

Este reciente choque de titanes no tuvo eco alguno en ningún medio masivo, algo perfectamente comprensible porque el tema podía ser propenso a pecar de sensacionalismo si se sobredimensionaba demasiado. Pero: ¿existen condiciones para reflejar otras polémicas de alto vuelo en los grandes medios nacionales?

Todavía está reciente en nuestra memoria el silencio televisivo y de la prensa escrita nacional cuando la intelectualidad cubana vivió un proceso de debate y reflexión posterior a la Guerra de los Correos en el 2007. Quizás solo medios revolucionarios como los blogs y algunos portales digitales pueden darse el lujo de reproducir contenidos polémicos, quizás debiéramos cambiar esto urgentemente junto al dogma que sostiene esta mentalidad.

Volviendo a este choque en concreto, el procedimiento estándar cuando un medio publica algo sobre lo que no se está satisfecho, es ponerse inmediatamente en contacto con ellos y expresar la insatisfacción. Todo parece indicar que Israel Rojas le pidió a una institución que viera el asunto pero estos hicieron caso omiso, Cubasí nunca supo del músico y este supuso que ellos con su silencio lo ignoraban. Al pasar varias semanas escribió su insatisfacción.

Cubasí fue sorprendida por el escrito, en cuestión de horas publicaron fragmentos de la entrevista original que casualmente estaba grabada en video. Ocurrió entonces algo curioso, en los propios comentarios del portal Israel sostuvo una conversación pública con la dirección del medio, en la que encontraron puntos comunes y dieron el asunto por zanjado.

Varias lecciones salen a la luz con este asunto, lo primero podría ser la pobre cultura del debate que tenemos en nuestro país, la avidez de información existente y cómo algunas se pueden desvirtuar en las redes. Quizás lo más evidente sea el contexto tan agresivo que es la Internet, específicamente en Cuba, donde cualquier asunto toma proporciones impensadas o caminos imprevistos.

En la mitología griega los titanes, luego de desgastarse peleando entre sí, terminan perdiendo el Olimpo ante los olímpicos. Quizás si las diferencias internas no hubieran sido tan grandes hubieran podido defenderlo más hábilmente, hubieran podido pelear codo a codo contra aquellos otros que son el verdadero enemigo. Afortunadamente en esta ocasión, los protagonistas pudieron finalmente ponerse de acuerdo y seguir caminando juntos.

Hagamos lo posible para que en el futuro nuestras discrepancias se ventilen en un ambiente lo más cordial y sano posible, que exista un entendimiento como en esta ocasión. No vaya a ser que nos pase como a los titanes, y aquellos que buscan destruirnos, nos condenen al Tártaro por toda la eternidad.


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