CHOQUE DE TITANES
Por Harold Cárdenas Lema (La Joven Cuba)
Buena Fe es mi grupo
musical favorito desde que tengo memoria, Cubasí es uno de los portales web que
más resultados tiene en mostrar lo que acontece en la isla y recientemente
ambos se liaron en una fuerte polémica. Cuando los titanes tienen contienda,
son los olímpicos quienes aprovechan para robarse el Olimpo, una lección más
que mitológica.
Hace varias semanas
una periodista le hizo una entrevista a Israel Rojas Fiel, cantante y director
de Buena Fe. El texto tenía como título “Buena
Fe: En Cuba internet puede ser un Caballo de Troya” y se difundió como
pólvora por la red bajo el sambenito de que Israel despotricaba contra la web.
Irónicamente, la agrupación musical que él dirige daba en esos días 3
conciertos en el mayor teatro del país dedicados a Internet y la apertura de su
nueva página web. Irónicamente, días después se develó el escándalo Zunzuneo y
las redes mostraban ser precisamente un campo de batalla real, con Caballo de
Troya incluido.
Varias semanas más
tarde se publican simultáneamente en el nuevo
sitio web de Buena Fe y el blog La Joven
Cuba, una nota
de Israel reclamando el título utilizado así como la selección que se hizo
de sus palabras en la entrevista. En cuestión de horas arde Troya, partidarios
a favor y en contra de la postura del músico comentan en blogs y redes sociales
sobre el tema. Los cuestionamientos van desde la calidad del periodismo hasta
opiniones encontradas sobre Buena Fe.
Algunos cuestionaron
el derecho a publicar la polémica en La Joven Cuba, crítica que podría hacerse
extensiva a otros blogs como la Chiringa de Cuba y el medio digital Soy Cuba,
los cuales reprodujeron también el texto de Israel Rojas. Si un debate así
surge públicamente, ¿resulta lícito silenciarlo o mirar al otro lado?
Todo parece indicar
que en algún momento del camino los cubanos perdimos la cultura del debate que
tuvimos antaño, aquella época lejana en que Carlos Rafael Rodríguez y Ernesto
Che Guevara podían discrepar públicamente en nuestros medios masivos sin que el
debate se convirtiera en conflicto, sin que nadie se cuestionara la polémica,
sin arriesgar el Olimpo sino buscando fortalecerlo.
Este reciente choque
de titanes no tuvo eco alguno en ningún medio masivo, algo perfectamente
comprensible porque el tema podía ser propenso a pecar de sensacionalismo si se
sobredimensionaba demasiado. Pero: ¿existen condiciones para reflejar otras
polémicas de alto vuelo en los grandes medios nacionales?
Todavía está
reciente en nuestra memoria el silencio televisivo y de la prensa escrita
nacional cuando la intelectualidad cubana vivió un proceso de debate y
reflexión posterior a la Guerra de los Correos en el 2007. Quizás solo medios
revolucionarios como los blogs y algunos portales digitales pueden darse el
lujo de reproducir contenidos polémicos, quizás debiéramos cambiar esto
urgentemente junto al dogma que sostiene esta mentalidad.
Volviendo a este
choque en concreto, el procedimiento estándar cuando un medio publica algo
sobre lo que no se está satisfecho, es ponerse inmediatamente en contacto con
ellos y expresar la insatisfacción. Todo parece indicar que Israel Rojas le
pidió a una institución que viera el asunto pero estos hicieron caso omiso,
Cubasí nunca supo del músico y este supuso que ellos con su silencio lo
ignoraban. Al pasar varias semanas escribió su insatisfacción.
Cubasí fue
sorprendida por el escrito, en cuestión de horas publicaron fragmentos
de la entrevista original que casualmente estaba grabada en video. Ocurrió
entonces algo curioso, en los propios comentarios del portal Israel sostuvo una
conversación pública con la dirección del medio, en la que encontraron puntos
comunes y dieron el asunto por zanjado.
Varias lecciones
salen a la luz con este asunto, lo primero podría ser la pobre cultura del
debate que tenemos en nuestro país, la avidez de información existente y cómo
algunas se pueden desvirtuar en las redes. Quizás lo más evidente sea el
contexto tan agresivo que es la Internet, específicamente en Cuba, donde
cualquier asunto toma proporciones impensadas o caminos imprevistos.
En la mitología
griega los titanes, luego de desgastarse peleando entre sí, terminan perdiendo
el Olimpo ante los olímpicos. Quizás si las diferencias internas no hubieran
sido tan grandes hubieran podido defenderlo más hábilmente, hubieran podido
pelear codo a codo contra aquellos otros que son el verdadero enemigo.
Afortunadamente en esta ocasión, los protagonistas pudieron finalmente ponerse
de acuerdo y seguir caminando juntos.
Hagamos lo posible
para que en el futuro nuestras discrepancias se ventilen en un ambiente lo más
cordial y sano posible, que exista un entendimiento como en esta ocasión. No
vaya a ser que nos pase como a los titanes, y aquellos que buscan destruirnos,
nos condenen al Tártaro por toda la eternidad.
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