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martes, septiembre 07, 2010

LEGADO DE UN HISTORICO VUELO

Por Orfilio Peláez (Granma)
Foto: Ismael Batista

El 18 de septiembre de 1980, el cubano Arnaldo Tamayo Méndez hizo historia al convertirse en el primer latinoamericano en viajar al cosmos.

A las tres y once minutos de ese día, hora de nuestro país, partió desde el cosmódromo de Baikonur a bordo de la nave Soyuz 38, junto al soviético Yuri Romanenko.

Durante nueve jornadas consecutivas, nuestro pueblo siguió paso a paso los detalles del célebre vuelo conjunto, en particular la permanencia de ambos en el complejo orbital Saliut 6-Soyuz 37, acompañados por sus dos tripulantes, Leonid Popov y Valeri Riumin.

La misión de Tamayo y Romanenko finalizó el 26 de septiembre, y tuvo entre sus objetivos la ejecución de un grupo de experimentos propuestos por científicos cubanos, quienes diseñaron y construyeron buena parte de los equipos empleados en ellos.

Treinta años después de tan significativo suceso, el doctor en Ciencias José Altschuler, presidente entonces de la Comisión Nacional del Programa Intercosmos, valora con Granma la utilidad de los resultados logrados.

"En ese momento, Cuba recogía los primeros frutos de la extraordinaria reforma educacional y el tremendo esfuerzo desplegado en la formación de especialistas altamente calificados en diferentes ramas de la ciencia, los cuales a pesar de no tener ninguna experiencia previa en el tema del cosmos, fueron capaces de preparar en breve plazo un conjunto de investigaciones, caracterizadas por su originalidad y elevado rigor científico".

Participaron en su elaboración y puesta a punto, en colaboración con los soviéticos, alrededor de 200 especialistas y técnicos de varias instituciones cubanas, entre ellas el Instituto de Investigación Técnica Fundamental, la Universidad de La Habana, el Instituto de Geofísica y Astronomía, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, el Instituto Técnico Militar, el de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar, y el INDER, indicó.

"Cuando se presentaron las propuestas a los colegas de la URSS, nuestros compatriotas supieron defenderlas con sólidos argumentos. Finalmente la gran mayoría de los experimentos fueron aceptados, unos 20 en total".

En opinión del profesor Altschuler, el vuelo conjunto demostró la capacidad y la creatividad de los especialistas cubanos para llevar adelante investigaciones de primer nivel.

Incluso los científicos soviéticos les dieron tanto valor a varios de ellos, que luego continuaron aplicándolos en otras misiones del Programa Intercosmos, con el propósito de perfeccionarlos y llevarlos a la práctica, tanto en la tierra como en el espacio, indicó.

La relación de experimentos incluye el denominado Azúcar, dirigido a estudiar distintos aspectos de la cristalización de la sacarosa en condiciones de ingravidez, y el Córtex, para registrar la respuesta cerebral humana a estímulos visuales y sonoros en ese ambiente. Ambos fueron los primeros de su tipo realizados en el espacio.

También figura el Hatuey, dedicado a determinar la influencia de la falta de gravedad sobre el carácter y la velocidad de la división de las células de levadura.

Expertos de la Facultad de Física de la Universidad de La Habana aportaron el experimento Caribe, relativo a la fabricación de semiconductores, y el INDER el llamado Soporte, cuyo objetivo era determinar el efecto de la ingravidez sobre los mecanismos posturales de los cosmonautas.

La casi totalidad de los trabajos desarrollados, afirma el doctor Altschuler, dejaron resultados significativos. Unos tuvieron aplicaciones prácticas a corto plazo, como sucedió con el experimento Trópico III, destinado al estudio de los recursos naturales de nuestro país.

Otros contribuyeron a mejorar las condiciones de vida y trabajo del hombre en el espacio, o proporcionaron conocimientos básicos de valor a la hora de diseñar nuevas investigaciones, acotó.

Vale citar el caso del importante experimento Holograma, el cual no pudo ejecutarse por problemas logísticos, pero los soviéticos se interesaron tanto en él que lo efectuaron en marzo de 1981, durante el siguiente vuelo del Programa Intercosmos.

Este tenía el doble propósito de evaluar el grado de inmunidad al ruido eléctrico de imágenes holográficas transmitidas desde el espacio, y determinar la factibilidad de que mediante imágenes holográficas, pudiera observarse en la Tierra desde cualquier ángulo la evolución de un fenómeno físico, ocurrido en una estación orbital, con vistas a la posible aplicación del procedimiento a futuras producciones industriales hechas en el espacio.

Para orgullo de los cubanos, la ciencia nacional se vistió de gala en la preparación y posterior cumplimiento de los objetivos trazados en la memorable misión.

Durante el vuelo espacial conjunto soviético-cubano se realizaron una veintena de experimentos científicos, concebidos por nuestros especialistas y que pueden agruparse en cuatro categorías:

- Médicos-biológicos, como los denominados Córtex, Soporte, Antropometría, Circulación Sanguínea, Balance y Hatuey.
- Psicométricos: Coordinación, Percepción y Cuestionario.
- Físico-Técnicos: Azúcar, Zona y Caribe.
- De exploración de la Tierra: Trópico III y Biosfera C.

A los anteriores pueden añadirse los llamados Holograma, realizados con posterioridad a 1980.


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